Miró por la ventana fugazmente, su semblante decayendo un poco. A medida que las ruedas avanzaban el mundo iba tomando tonalidades grises junto a las gotas que de a ratos caían. Con su mente volando lejos volvió su vista a su regazo y en el momento que el vehículo frenó su teléfono vibró. Soojin le había mandado una foto de su ropa junto con un texto de buenos días y muchos emoticones, y aún entre tanta gente a su alrededor, Minho sentía que eran sólo ellos dos, disfrutando su día a día de la manera más rosa chicle posible.
Contrario a la lluvia de mayo afuera, Soojin era un día de San Valentín.
Horas después Minho esperaba frente a la puerta de la biblioteca donde se había convertido en su punto de encuentro. Las gotas iban y venían y lentamente empezaba a oscurecer, entonces a lo lejos Soojin daba saltitos hacia él.
──Tienes el cabello mojado ──comentó risueña al llegar a su lado ──¿Hace cuánto estás aquí?
Minho no respondió limitándose a tomar la bebida que le ofrecía con una sonrisa. Soojin ansiaba gritar que le parecía demasiado tierno. El chico a veces era un gatito abrazable, con esos pensamientos se quedó más tiempo que el normal mirándolo. Minho ya empezaba a cambiar su expresión a una confundida, así que forzando a su mente a ignorar los impulsos de tomar su rostro entre las manos Soojin empezó a caminar. Rápidamente Minho la alcanzó, tomando su mano y frenandola.
──La estación está hacia el otro lado. ──La pelirrosa río y aún sujetando su mano se volvió a la dirección opuesta.
En el viaje en tren el cielo se convertía en rosa para dejar ir al sol pero ninguno se daba cuenta, demasiado concentrados en la música en sus oídos estaban para notarlo. Sus tenues risas se hacían presentes cuando expresiones exageradas eran hechas para seguir las, a veces sin sentido, letras de esas canciones.
──Minho, no es por presión ni nada, pero ya es hora de que consigas un auto, este camino ya es demasiado para que unos viejos como nosotros lo hagamos en transporte público.
Con falsa seriedad Soojin explicaba porque debía ser Minho y no ella quien consiguiera un automóvil, pero a los minutos la atención de el muchacho migró. Sus oídos dejaron de escuchar su voz mientras se concentraban en la música, "Last Kiss" volvía a sonar, metidos en su burbuja, y él se dedicaba a observar sus manos mover y su boca hablar, el brillo en sus ojitos al mirarlo sonreír y los ocasionales sonrojos que pasaban por su cara.
Minho comprendió que ayer no es hoy, y que ahora él era el único objeto de adoración de aquella a su lado. No importaba quién estuvo antes o quién estará después, en ese momento eran sólo ellos dos. Minho sintió que debía disfrutar el momento mientras existiera.
Se bajaron del tren caminando por la estación desolada y oscura. Soojin seguía hablando, cuando estaban solos ella daba rienda suelta, y eso a él le encantaba. Le encantaba como soltaba cualquier cosa que pensara, cómo dejaba frases sin terminar para empezar otras, le encantaba ver sus manitos hacer gestos y a su nariz arrugarse ante ciertas muecas. Y podría escribir párrafos con todo lo que adora de ella, pero ahora ya habían salido a la calle, con el sol oculto y asfalto mojado. Con paso ágil y brazos entrelazados llegaron al Centro Comercial.
──Supongo que la grandiosa cena que me prometiste será en McDonald's ──dijo distraído.
Tomándolo con fuerza entraron a los jueguitos. Se repartieron las fichas y cada uno se fue por su lado, encontrándose entre juego y juego y burlándose del otro cuando perdían. La noche avanzaba pero estaba allí para ellos. Y mientras lo veía a distancia reír y bufar Soojin sintió que allí estaba su San Valentín.
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rosa chicle # lmh
Fanfictionpor mucho que fingieran indiferencia, su relación era rosa chicle: tierna, brillante y subestimada. lee minho y bang soojin se conocen desde hace diez años. siendo el mejor amigo de su hermano, chan, siempre terminan juntos, aún sin tener ninguna am...