08 ﹙ocasionalmente﹚

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Minho elevó la vista del teléfono sonriente, vitoreando para sí mismo

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Minho elevó la vista del teléfono sonriente, vitoreando para sí mismo. El plan de le cruzó por la mente mientras esperaba a que el profesor llegara. De que funcionaría no estaba tan seguro, pero al menos ya lo había empezado. La verdad es que Minho no era de pensar mucho las cosas antes de hacerlas. Nadie prestaba atención a su puño triunfante o a sus pies inquietos, cosa suficiente para él.

Era la una de la tarde de un día caluroso. Soojin no aguantaba nada ya, ni los susurros de sus compañeros, su cabello aplastado o el ruido constante de la lapicera contra la mesa delante suyo. Y no obstante todo se esfumó cuando ese mensaje llegó. Peino su cabello con los dedos y eliminó las inexistentes arrugas de su sweater de lanilla; la emoción se filtraba por dónde no quisiera y su humor fluctuaba por la persona que supuestamente no le importaba.

Pero ya qué.

Respondiendo a su primer pensamiento le escribió a Jinso, creyendo que estaría emocionada por las nuevas y ella, sin duda, era una persona que no lo ocultaría.

Dos horas después Soojin caminó hacia la farmacia dónde le había dicho a Minho que lo esperaría. Y a los demás, por supuesto. Ahora estaba Minho, pensando en excusas para explicarle a la chica que lo esperaba la falta de aquellos tres que supuestamente vendrían cine él, los que desde el primer momento no pensaba invitar. Así, contento, caminaba hacia ella.

Lo miró, la miró, se miraron.

Y Seo Changbin llegó.

Vió como él se acercaba ignorante, y como ella los saludaba ignorante. ──Hola, Min──Soojin dijo acercándose a ambos ──Changbin, ¿cómo estás?──él la saludó animadamente con la espalda recta y una voz firme, típico comportamiento de Seo Changbin.

──¿Y los demás?

Changbin miró al mayor y este le hacía muecas, intentando decirle Después hablamos. Pero Seo, aunque inteligente, nunca hizo conexión con Minho. Él sacó su teléfono, tecleó, y lo guardó, a la vez que el de Seo sonaba.

Miradas y pulgares dirigidos a Lee generaron confusion en Soojin. ¿Por qué Minho se veía tan avergonzado a la vez que el otro se marchaba? Su atención iba de las excusas de Changbin a las orejas rojas de Minho, y luego a lo bizarro del ambiente. Sabía que algo se traía entre manos, pero por el momento se divertiría con sus expresiones.

──Soo ──Él se dió vuelta de repente al hablarle, mirando directo a su alma.

──Min.

──Vayamos por un café.

──Prefiero chocolatada.

──El café te despierta.

──La chocolatada no te hace ir al baño.

──Chocolatada será.

La conversación decantó al clima, el tema más aburrido del mundo, que ni ellos mismos sabían por qué terminaron hablando de ello y, sin embargo, coincidían en que no querían dejar morir la conversación. Terminó siendo Soojin quien entró a la cafetería y minutos más tarde salió con una chocolatada, un americano y dos medialunas, tendiendole al muchacho frente suyo lo que le correspondía, regalandole una ocasional sonrisa. El pensamiento de por qué no sonreía más seguido llegó a Minho una vez más. En contraposición con la anterior caminata, ahora iban tranquilos en un silencio cómodo hasta llegar al verde pasto del parque más cercano.

rosa chicle # lmhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora