El suelo sonaba con cada gota que caía de la ropa de Soojin. Mojada por completo, apoyada sobre la puerta, ningún diluvio se podría comparar con la manera en la que su corazón lloraba en ese momento. Anhelo, desesperación. Angustia, alivio. Tristeza, amor. Todo se reducía a la voz de Minho, a los ojos de Minho, a la lluvia que trajo Minho.
──...¿estás bien? ──escuchó a su hermano preguntar desde la lejanía, acercándose al ver que no respondía ──¿Soojin?
Ella elevó el rostro pero conservaba la mirada perdida, hasta que la primera lágrima salió, y luego ninguna más. Dejó a su hermano atrás y subió a su habitación, observando la tormenta calmarse de a poco. La noche ahora estaba oscura y pensó en el perrito, otra razón para su angustia.
──Chan, se escapó, ──Bajó a media escalera para dirigirle las nuevas ──mañana hay que ir a buscar a Choco.
No esperó a ver su reacción cuando volvió a encerrarse, ahora para ya no salir hasta el siguiente día. Intentó no hacerse expectativas, de verdad que lo intentó. Pero en las horas en las que dió vueltas en la cama sin poder dormir imaginó montones de escenarios donde, en cada uno de ellos, Minho la abrazaba con fuerza y le aseguraba su amor incondicional.
Al despertar al día siguiente le aterró la idea de que, una vez más, fueran expectativas demasiado idealistas, muy bueno para ser cierto. Las cosas que no se imaginan, ¿pueden suceder?
Revisó su teléfono que aunque repleto de notificaciones ninguna denotaba noticias de él. Sin energías, dió el primer paso. No tenía animos de detenerse a pensar en su dignidad, sólo quería respuestas. Así que se vistió y al que suponía que aún era el hogar de Minho se encaminó. El trayecto se sintió más corto que de costumbre.
Antes de tocar el timbre, el portero la dejó pasar. Sonrió, quizás no había pasado tanto tiempo, quizás todo seguía igual. Mientras subía las escaleras, la ansiedad le decía que era mentira. Nada nunca es lo que parece. Llamó a la puerta pero nadie contestó, y en el momento en que estaba por bajar e irse, lo vió llegar. Cabello brillante, hombros caídos, acné y blancura. Desde unos escalones más arriba se permitió observarlo de una manera que no había podido hacer la noche anterior.
──No creí verte tan pronto ──dijo entrecortado cuando la vió al fin. Llevaba bolsas de compras en cada mano. La luz sobre ellos tintineaba y agregaba desconcierto a la usual escena bajo ella.
Al ruido de la ciudad se le agrega el incómodo sonido de las bolsas de plástico cuando Minho las deja a un lado y se acerca a Soojin.
Contra todo pronóstico, la besa.
Y cuando acaba, Soojin cree sentir humedad escurrir de sus ojos. De pronto lo tenía entre sus brazos. De pronto, después de tanto tiempo, después de una noche en vela por no saber... El abrazo se sentía más necesitado de lo que nunca antes entre ambos.
──Te esperé, ──dijo con dificultad, el rostro entre su pecho ── todos los días te esperé.
──Lo siento. Me equivoqué. Tengo que explicártelo todo.
Soojin lo siguió adentro, todo estaba tal como la última vez que entró allí. No recordaba con seguridad cuándo había sido. Se sentó en la cama y Minho también lo hizo entregándole un vaso de agua. El silencio no era malo. Incluso estar así con Minho de alejados e incómodos era bueno, porque al fin era con él.
──¿Cómo estás? ──rompió finalmente Soojin el silencio. No estaba segura de que fuera la pregunta acertada, pero ¿alguna pregunta lo habría sido?
──No lo sé. Estuve tan... ocupado que no sé cómo estuve. ──Su voz sonaba algo ronca mientras acariciaba el acolchado peludo y evitaba la mirada de Soojin. ──Estos meses fueron bastante complicados, ¿sabes? Mi abuela estuvo enferma, y solo mi mamá podía cuidarla, lo que fue bastante difícil porque no solo trabajaba día completo sino que no goza de la mejor salud ella tampoco. Es por eso que fuí, para ayudar a mi madre. Y creí que serían como mucho dos semanas pero se complicó todo más y más y cuando me dí cuenta... ya habían pasado cuatro meses y me había aislado de todo lo que conocía.
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rosa chicle # lmh
Fanfictionpor mucho que fingieran indiferencia, su relación era rosa chicle: tierna, brillante y subestimada. lee minho y bang soojin se conocen desde hace diez años. siendo el mejor amigo de su hermano, chan, siempre terminan juntos, aún sin tener ninguna am...