capitulo:2

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_no puedo entender porque es tan atractivo._susurra Sarah delante mío.

Suelto un suspiro en respuesta, pues ¿qué más podía hacer? Yo también lo veo, ni que estuviese ciega, pero no soy capaz de comprender las razones de su belleza. A veces pienso que en verdad fue creado por los mismísimos dioses o pero aun por él mismísimo demonio, ¿Cómo lo hace para dominar el mundo y a todos nosotros? Sin embargo, a pesar de mi confusión, no puedo evitar sentir ese cosquilleo que llevo sintiendo durante 3 largos años cada que lo veo. Toda mi atención estaba concentrada en él, aunque finja seguir leyendo el libro que minutos antes devoraba con suma devoción, pero que le puedo hacer, ese es el efecto de Jheremy Mackualer, poner tu mundo de cabeza convirtiendose en el eje de tu mundo, lo sigo con la mirada incluso cuando se acerca a la chica que se encontraba de pie en un estante cerca de mi, para luego coquetearla como viene haciendo desde que llegué a este lugar. Sin embargo, mientras los observaba, sentí la necesidad de alejarme de la situación, como si mi mente me dijera que eso era algo que nunca debería ver, que eso solo lograría hacerme daño, pero aún con todo eso, mi cuerpo no podía moverse, me sentía anclada en mi lugar, tal vez fuese una señal de Dios o que se yo.

Agudizo mis oídos tratando de mitigar los ruidos y prestar atención a su conversación, su voz era dura y grave, su mirada penetrante y cautivadora, su carisma imponente y su encanto irresistible. ¿Cómo podría ella resistirse? ¿Cómo podría decir que no a un hombre tan perfecto, tan inalcanzable? ¿Qué más podría hacer sino aceptar su oferta de pasar la noche en su habitación, una noche que podría ser tan ardiente como una fogata?.

_Me, uh, gustar, uh... uh... te quiero... uh._balbucea sonrojada.

Inclino los ojos ante tal actitud patética. Él sencillamente la regala una sonrisa irónica.

_Sabes, no necesitas decir nada. Solo de verte a ti puedo saber lo que deseas. Y tú me quieres, ¿verdad?

Ella solamente asiente con la cabeza, es incapaz de poner en palabras la respuesta, pero ni yo podría.

_Por supuesto, qu... qu... quiero...

Se que debería dejar de escuchar, de hecho nunca debí fijarme en él, pero no podía, nadie podía no fijarse en él y esa chica era la prueba de eso.

_Entonces, ¿qué esperas? No hace falta decir nada más. Lo supe desde que me miraste. Quieres que pasemos la noche en mi habitación, ¿verdad?.

Pero ella no respondía, seguía en su lugar como si no hubiese comprendido lo que estaba sucediendo. Tenía una actitud sumisa y resignada, todo aquello la hacía ver todavía más patética. Lo único que sabía hacer era esperar, al igual que todas las demás chicas a las que Jheremy Mackualer las había propuesto algo similar.

Excepto a tí, claro está.

_he...he.....yo....amor..._vuelvo mi atención al libro.

Hacía tanto que quería marcharme de este lugar, tanto que desearía no haber visto en absoluto lo que estaba sucediendo. Nunca me hubiera imaginado la sensación de incomodidad que me provocaría ver algo así, ¿cómo un simple mortal podía hacer que una chica se comportase de una manera tan ridícula? Pero, es precisamente eso lo que él buscaba, dominar a las personas y hacerlas sentir inferiores a él.

_yo también me amo._su voz tenía un toque de burla que era evidente.

Él sabía lo que provocaba en el sexo opuesto, inclusive en el mismo sexo producía esa sensación de inferioridad. Estaba claro que ella no era la primera ni la última chica con la que Jheremy Mackualer pasaría la noche, pero eso no era problema del resto, sino de ella y del juego al que había jugado desde el principio.Yo no podría, más bien, no debería tener ningún tipo de interés en esa conversación, pero no paraba de escuchar el susurro de sus voces, las cuales me llamaban a gritos. Mi parte más masoquista me incitaba ha seguir escuchando.

La venganza de Brenda OwenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora