Me mire al espejo una última vez, veía mi rostro maquillado, mis labios pintados en rojo carmín, mientras un hermoso vestido negro corto hasta mis muslos sin mangas se amoldaba a mi pequeña figura, los tacones de aguja plateadas me daban más altura, me veía diferente, no, claramente era diferente.
_solo falta un retoque._ deje las ondas de mi cabellera caer por mi cara.
Esta vez había decidido llevarlo suelto con un poco de ondas dándome un toque más sensual.
Metí mi móvil, pintalabios, las llaves en una bolsita que combinaban con mis tacones.
Esta noche el frederich se había convertido en un campus normal y corriente, todo los profesores y el rector se hallaban fuera de Hamburgo en una reunión con las máximas autoridades, gracias a ello, Jeremy había decido organizar una fiesta, una en la que seríamos unos simples adolescentes dejando de lado las cargas que llevábamos en nuestros hombros, en esta fiesta también lograría mi propósito, enloquecer a Jeremy, hacer que para el no exista mujer más bella que yo.
_prepárate Jeremy makualer, porque vas a probar un poco de mi venganza.
Salí de mi habitación más segura que cuando entre, así vestida, me sentía poderosa, hermosa, sentía que podía lograr lo que me propusiese. Sentía la mirada de todos con cada paso que daba, pero ninguna de esas miradas era la que buscaba, me dirigí escaleras abajo hacia el gran comedor donde retumbaba una canción.
La canción describía a la perfección, aquel momento en el que como una fiera me acercaba a mi presa, en mi corazón y mi mente ya no había duda de mi venganza contra Jeremy, una que aunque compartía con las demás se había vuelto personal.
Cuando por fin lo encontré entre la multitud, no me escondí, al contrario, lo mire con intensidad, se giró sobre sus talones buscándome al notar mi mirada sobre él, pero no tardó más de 5 segundos en encontrarme, su mirada y la mía se encontraron en una guerra en la que ni el ni yo queríamos perder. De manera sigilosa se acerca a mi, acortando con cada paso la distancia que existía entre el y yo.
_te atrapé._ su perfume me invadió las fosas nasales, permitiéndome seguir disfrutando de aquella frescura me límite a cerrar los ojos acercándome más a él.
_nunca dije que me estuviera escondiendo._levante la mirada, buscando la suya, lo cual era un poco complicado comparando la diferencia de estaturas.
_lo se._ pude visualizar como sus labios se curvaban en una sonrisa maliciosa._desde que apareciste aquí, pude sentir tus ojos buscándome por toda la sala.
Nos miramos durante varios minutos, minutos en los que nuestros ojos parecían estar en una pelea, el fuego en sus ojos eran notorios, era como si estuviesemos ardiendo en llamas.
_acaso te asusta encontrarte con mi mirada._me ví mojandome los labios mientras pronunciaba aquellas palabras que salieron de mi boca sin control.
_no tengo miedo por mi, sino por los que nos rodean._su mano viajo a acariciar mi mejilla de manera muy dulce, desconectando por unos segundos mi cerebro de esta situación.
_porque._solté de golpe.
El me miró mientras esbozaba una sonrisa, era como ver sonreír a la perfección encarnada en persona.
_el porque está más que claro, puedo ver en tus ojos ese fuego que conozco a la perfección._me calle, queriendo saber con exactitud a qué se refería._lo que te voy a decir nunca debes olvidarlo, el choque de nuestras miradas podría ocasionar la destrucción de los que nos rodean.
Aquel comentario provocó en mi cuerpo una sensación extraña , como el bien había dicho, ambos éramos fuego, fuego con sed de consumir todo lo que nos rodeaba.
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La venganza de Brenda Owen
Mystery / Thriller¿Quien dijo que la maldad no podía ser destructiva y al mismo tiempo atractiva?