Los hombres sabios dicen
Sólo los tontos se apresuran
Pero no puedo evitar enamorarme de tí
Cariño, así sucede
Algunas cosas están destinadas a ser
Toma mi mano
Toma mi vida entera también
Porque no puedo evitar enamorarme de tiLondres, 1893
Despertar por las mañanas puede ser bastante agotador para Kimhan, si le preguntan él dirá que a pesar de llevar cuatro años viviendo en Londres todavía le cuesta trabajo adaptarse a su horario matutino de clases. Constantemente es regañado por sus profesores por el hecho de llegar tarde al aula y en consecuencia sufre la burla de sus amigos, no es como que realmente le importe lo que ellos digan, pero de vez en cuando le gusta darles una sorpresa y llegar un poco más temprano que el resto para demostrar que también puede ser responsable si se lo propone, es quizás por eso que decidió que hoy se pondría en marcha un tanto antes que sus compañeros.
Levantarse de la cama y hacer sus necesidades básicas antes de salir es lo primordial, se dice a sí mismo que desayunar un poco de pan y café es más que suficiente y luego se dirige a la salida de los dormitorios. La universidad consta de al menos cinco edificios separados, cada uno con una finalidad diferente, las habitaciones de los estudiantes de último año se encuentran en el ala este mientras que la biblioteca y los salones de primero y segundo hacia la dirección contraria, puede que por ese motivo nunca antes había visto a aquel chico de brillante sonrisa y cabello ondulado antes, también está la posibilidad de que fuera porque le gusta quedarse dormido.
Kimhan siempre se ha considerado curioso, es por excelencia una persona que ansía conocerlo todo y a todos, razón por la cual quiere creer que comienza a caminar en dirección a la biblioteca, lugar a donde en apariencia se dirige el chico misterioso. Ni siquiera es consciente de que sus piernas empiezan a moverse hasta que está realmente a solo unos metros de distancia del más joven, no planea hablarle, quizás solo lo observe un poco por mera curiosidad y luego se dirija a su clase, tal vez averigüe su nombre, pero nada más.
Si antes había dicho que era un curioso, hoy puede decir que es un mentiroso, llegó extremadamente tarde a clase ese día y continuó de ese modo durante aproximadamente una semana. A pesar de que con éxito conseguía despertar antes que el resto e ir a la biblioteca sin falta, se engaña a sí mismo diciendo que es porque le agradó el ambiente tranquilo, propicio para el estudio y acogedor que regalan los libros, en el fondo lo sabe, que si está allí sentado en una esquina intentando hacer el menor ruido posible mientras procura no dormirse es por él, Porchay. Descubrió su nombre el cuarto día cuando el chico dejó caer un libro y la bibliotecaria lo llamó de ese modo, incluso puede que luego de salir de clases esa tarde haya hecho un par de averiguaciones extra y ahora supiera que es tres años menor que él y apenas acababa de llegar a Londres.
—Me pregunto cuánto más esperarás para hablarle. —La voz baja y el aliento cálido en su oído lograron asustarlo por lo que se giró tan rápido que tiró el libro que tontamente fingía leer.
—Tranquilo amigo, solo soy yo.—Maldito seas Big, ¿cuándo llegaste?
—Siseó ignorando por completo que con el leve estruendo involuntario había captado la atención de los ojos que tanto tiempo pasaba admirando en la última semana.—Bueno, déjame ser sincero contigo.
—El pelinegro se puso cómodo en la silla frente a él antes de continuar.
—Los chicos y yo hemos notado que estás más raro de lo normal, así que lo hablamos y decidimos que uno de nosotros debería de averiguar lo que te estaba pasando.—Y déjame adivinar... resolvieron que serías tú con una partida de cartas ¿verdad? —Kimhan entrecerró los ojos sabiendo ya la respuesta.
—Estás en lo correcto, esos malditos volvieron a hacer trampa, te lo juro que algún día descubriré como lo hacen.
—Mientras Big divagaba e inventaba excusas para no admitir que era un mal perdedor en el juego de cartas, Kim aprovechó para mirar en dirección a Porchay, lastimosamente mientras ellos dos hablaban el menor había desaparecido de forma silenciosa lo que lo desanimó un poco. —No pongas esa cara amigo, de seguro lo verás aquí de nuevo mañana.
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Sempiterno
FanfictionEl amor puede surgir de maneras inesperadas y muchas veces tu felicidad puede ser motivo de molestia para aquellos que te rodean. Dos jóvenes inexpertos que encontraron el amor en su soledad caen presos de un juego ajeno a ellos, pero que por azare...