Esta hermosa trama nunca cambiará
Este es el plan más precioso del destino
Tú eres el amor que nunca quisiera perder en mi vida
¿Por qué me obligas cruelmente a que suelte tu mano?
Vuelve pronto por favor
Quiero escucharte decir que seguirás aquíEl sol que había sido bastante inclemente durante la mayor parte del día comenzaba a descender con lentitud sobre sus cabezas, Kim pensó que sería una buena idea parar ya que no lo habían hecho en horas y aunque él aún podía continuar debido a su entrenamiento como caballero, por el rabillo del ojo había notado la incomodidad en el cuerpo de Porchay. Sabía que para alguien como el menor este viaje era difícil, al ser un príncipe había pasado la mayor parte de su vida en carruajes o transportes cómodos y el ir y venir en un simple caballo durante días debía resultar completamente agotador.
—Creo que sería bueno si nos detenemos un momento, no te ves bien ángel. —Kim tiró de las riendas de su caballo para que este se acercará al del menor.
—Aún podemos seguir, me siento bien y no veo un motivo real para parar ahora. —Aunque quería verse fuerte el rubor en sus mejillas y el claro agotamiento que mostraba su cuerpo lo delataban fácilmente.
—Estás cansado, no intentes mentirme a mí que te conozco desde que eras un niño. —Porchay hizo un puchero frente a su derrota inminente y solo asintió con desgano, Kim sonrió enternecido. —No pongas esa cara, será solo una breve pausa y luego podremos reanudar.
—Está bien, pero al menos avancemos un poco más, aún no oscurece y además parece que va a llover. —Miró al cielo y sin esperar una respuesta adelantó a Kim quien rápidamente negó con la cabeza para luego seguirlo de cerca.
—Eres demasiado testarudo, pero si ese es tu deseo entonces no puedo hacer nada más. —El caballero pensaba que desde que se conocieron y aunque él era el mayor nunca había podido ir realmente en contra de los deseos del contrario.
—Sabes que no puedo evitarlo, además no podemos simplemente descansar en medio de la nada. —Ambos decidieron avanzar un poco más después de eso, puesto que lo dicho por el más joven era verdad. A los pocos minutos a la distancia pudieron distinguir a unas tres personas junto a un carruaje que al igual que ellos parecían descansar de un largo viaje.
—¿Qué te parece si les preguntamos a dónde se dirigen o si conocen un pueblo que esté cerca de aquí?
—Inquirió Porchay de improviso, Kim asintió y entonces ambos bajaron de sus caballos para dirigirse a pie hacia las personas que parecían no notar su presencia.—Disculpen, ¿podrían decirnos si hay un pueblo cerca de aquí? —Porchay fue el primero en hablar pero fue Kim el poseedor de una reacción inmediata de interponer su cuerpo entre el príncipe y los tres desconocidos. Los instintos del guardia se activaron rápidamente en cuanto los hombres voltearon a verlos y pudo jurar por un segundo que los rostros de esas personas le resultaban completamente familiares.
—Puedo ver la razón por la cual eres el mejor caballero del reino Alnitak, tus reflejos son realmente buenos. —Kim y Porchay retrocedieron un par de pasos juntos al reconocer la gruesa e imponente voz del hombre que lentamente revelaba su figura desde el interior del carruaje. —¿Sorprendidos de verme?
—Su majestad, ¿Qué está haciendo aquí? —Fueron las palabras de Chay luego de unos tantos segundos de estupefacción. Todos podían notar el nerviosismo en la voz del príncipe, sin embargo, decidieron dejarlo pasar, manteniendo el silencio a la espera de la respuesta del rey.
—Es curioso que lo preguntes, ambos deben de sentirse algo conmocionados con mi presencia aquí. Pero por favor mi pequeño príncipe. —El hombre mayor hizo una breve pausa antes de continuar. —Déjame primero expresar mi sorpresa al enterarme gracias a tu querida hermana de esta tonta rabieta tuya, si no deseabas casarte con mi hija lo hubieras dicho, es tan inmaduro escapar de casa.
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Sempiterno
Hayran KurguEl amor puede surgir de maneras inesperadas y muchas veces tu felicidad puede ser motivo de molestia para aquellos que te rodean. Dos jóvenes inexpertos que encontraron el amor en su soledad caen presos de un juego ajeno a ellos, pero que por azare...