Prólogo

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Observé cómo sus manos tomaron aquel diploma, con una sonrisa y como una lágrima derramó por su hermosa y suave mejilla.

Mí nena al fin se había graduado...por lo tanto, al fin sería mía.

Observé también sus zapatos rojos, sabía que era su color favorito. Se abrazó con su amiga, una rubia que no me simpatizaba para nada por ser una envidiosa y ambiciosa.

Era tan falsa como las palabras de mi hermana.

—Encargate de conseguir un ramo grande de rosas rojas, lo quiero en la puerta de su casa en media hora.

Hablé al sujeto que estaba a mi lado.

—Disculpe señor, ¿quiere que pongamos nota?— preguntó bajo.

Felicidades, disfruta tus rosas y pétalos rojos.

Llevé el cigarro a mi boca y entonces me alejé de ellos. Me encargaría de que ella tuviera una buena y última noche.

Pétalos Rojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora