6- Fuera de control.

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La mujer era buena moviendo sus caderas, se sujetó del tubo y de pronto se arrodilló, relami mis labios deseosa por ser yo la que estuviera ahí arriba. Me gustaba bailar,  ser observaba y deseada por un hombre guapo y mandón.

Jadee llena de sorpresa cuando abrió sus piernas dejando ver su entrepierna cubierta por una braga negra... Miré al chico que preparaba las bebidas, me observaba divertido.

—Eso es...

—Es muy sucio, se llama Amber, es la amante del jefe. Se la folla cada vez que se ven. Así que, si vas a su oficina es posible que escuches los molestos gemidos de esa mujer.

Rasque mi cabeza viendo a la mujer acariciar el pecho de Cemil y darle la espalda para frotarse contra él... Era muy atrevida y sensual. Volví mi atención a mi compañero, este me dejaba un licor en la mesa.

—Bebe, es un tequila de fresas...

—Hace mucho no bebo.

—Se sentirá como la primera vez entonces.

Tomé el vasito y tomé todo de un trago, hice una mueca y reí con él, Hugo era divertido, me caía mejor que otros compañeros de trabajo, pero eso era por hoy. Tampoco quería brindar de más confianza y luego ser apuñalada por la espalda por un simple capricho.

A veces hacer amigos era complicado, costaba ser sincera y todo era un escándalo cuando tomabas riendas de seguir por más que la amistad se volviera intensa o tóxica.

Mi amiga en estos momentos estaba en Brasil,  ella era muy especial en mi vida y me costó dejarla ir cuando planeó trabajar para el restaurante de su tío. Madison era mi alma gemela, daría muchas cosas por volverla a ver.

—¿Te gustó el tequila?— asenti volviendo mi vista a la pista, ninguno de los dos estaba.— Ellos ya se fueron, no me sorprendería que Cemil tuviera hijos por cualquier lado.

—Al parecer si le gusta meterse en cualquier hoyo.

Se rió fuerte. Lo seguí, me dejó una bandeja y un anotador...

—Tienes que ir a la mesa cuatro, el señor William ya está aquí.

Voltee a ver la mesa cuatro y un hombre estaba ahí, era guapo y elegante, pero no me confiaba, hombres como él y Cemil ocultaban muchas cosas bajo unos caros trajes, me asustó el arma que cargó mi jefe, eso me daba mucho a pensar y no quería involucrarme en muertes, los policías me tomarían como cómplice y no, me negaba a eso.

—¿Algún consejo?— lo miré otra vez... Sus ojo grises me observaron y asintió inclinándose a mi.

—Tenle paciencia, y no lo apures en ordenar. Es un hombre odioso.

Asenti y me alejé, lidie muchas veces con el carácter de Erika, que me topara con un hombre igual no hacía mucha la diferencia.

—Buenas noches, soy Sara, ¿me permite tomar su orden?— era una tonta, es obvio que es un bar, donde piden bebidas y cigarros. Hasta ahora nadie pidió estúpidas pizzas y sándwiches.

—¿Qué tienes para ofrecer?

Sus ojos me observaron, un escalofríos me recorrió al ver el esmeralda en su mirada, me miró de pies a cabeza y asintió.

—Bueno, tenemos solo dos comidas rápidas que es la pizza y unas hamburguesas muy ricas, señor. También hay muchos licores que puede escoger a gusto.

—Entonces quiero una pizza, un Jack Daniels y unos rollos.

Su voz sonó ronca, firme y malhumorada. Anoté todo y me retiré, fue rápido, ni siquiera demoró en pedir lo que quería y fue el primero en pedir una pizza.

Pétalos Rojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora