13-Cena.

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Estaba loca para hacer esta clase de cosas, me miré al espejo luciendo un lindo vestido negro, no sabía que era lo adecuado pero iría así, me acomodé mi cabello alisado y pasé el labial rojo por mis labios. Miré mis curvas y toqué mi trasero suspirando una vez más.

El timbre de la casa sonó, tomé mi bolsito y me acerqué a abrir la puerta. El leve viento me hizo suspirar. Estaba fresco.

—Yo que tu me pongo un blazer amiga.

Miré a la persona que estaba frente a mi y chille para abrazarla con fuerza. Madison estaba en mis brazos, sonreí feliz de tenerla aquí conmigo.

—Te extrañé demasiado Madison.

Dije con cariño... Miré sus ojos y acaricié sus mejillas suaves con pecas... Estaba bonita vestida en un elegante vestido color verde con puntos... Era sexi y coqueto.

—Y yo a ti mujer, mira que bonita que estás. ¿A dónde vas?

—Tengo una cena... De echo tengo que hacerle un favor a mi jefe.

—¿Al que está en el auto? Me dijo que te dijera que te apuraras.

Bufé molesta.

—Es un pesado, vendré temprano si, por favor ve a mi cuarto a descansar.

—Ve tranquila, voy a descansar mucho.

Asenti y dándole un beso salí de la casa, me acerqué al auto negro y toqué para entrar. Estaba con un cigarro, me observó cuando subí y me crucé de piernas.

—Estoy lista. Mientras más rápido es mejor. Tengo visita importante en casa.

—Si, la rubia coqueta. Nos vamos, mi madre espera.

El auto avanzó y miré por la ventana el camino, estaba algo nerviosa, solo esperaba que su madre no me diera visto malo de que no le gustaba como era. Pero era algo loco para pensar así. Ni siquiera tenía algo con Cemil.

—Vas muy callada, ese vestido te queda sexi.

Dijo y lo miré, observaba mis piernas y acariciaba su mentón.

—Deja de mirarme. Eres un perverso.

Se rió, prendió otro cigarro y lo observé largar el humo como esa vez en el cuarto de preparación, vi su mano, sus venas marcadas apoyadas en su pierna derecha... Recordé cuando estuvo en mí casa, sus manos tocando mis muslos y luego entre mis piernas, Relami mis labios y lo encontré observándome.

—¿Recuerdas cuando te toqué?—preguntó y sentí el calor en mis mejillas.—Puedo tocarte de nuevo si quieres...

Bufé.

—No empieces... Tengo que fingir frente a tu madre, ¿Verdad?—pregunté observándolo... Hizo una mueca y luego sonrió.

—Si... Pero tienes que ser firme y sobre todo no dejar que se aprovechen de tu estado.

Dijo con seriedad. Después de todo nunca conocería bien las facetas de Cemil, era tan fácil para él cambiar a cada rato de actitud y eso me agobiaba en cierta parte.

—¿Vas a pagarme por esto?—pregunté.

—¿Quieres que te pague con dinero o con sexo?

Maldita sea.

Apreté mis labios y no contesté, sentí su risa ronca y cabo de minutos llegamos. La casa estaba rodeada de hombres con armas, moviéndose o algunos en la puerta cuidando. Habían autos estacionados y era muy peligroso, para mí que no conocía nada de estos lados.

—Vamos.

Una vez bajamos lo acompañé a las puertas, los hombres que estaban ahí no me miraron en ningún momento y me sentí mejor, aunque no del todo. Dentro de la casa habían más personas, caminé al lado de Cemil con calma y cuidado de no caer, no fue buena idea elegir estos zapatos de aguja.

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