Caperucita roja y otros cuentos

El demonio y yo

Un día, en unas tierras lejanas, empezaron a surgir demonios los cuales se alimentaban de los fuertes sentimientos de los humanos. Los humanos infectados por dichos demonios los gestaban dentro, alimentándolos, maldiciéndolos. Mi trabajo es exorcizarlos y eliminar a los humanos maldecidos, pues eran la fuente de nuevos demonios. Fue entonces, en una de esas misiones, cuando la conocí. Era la única joven superviviente, la cual no tenía conciencia de que eran los sentimientos, no sabía que era el miedo o la alegría. Su falta de emociones impedía que el demonio en su interior se pudiera alimentar. Incapaz de matarla, me la llevé conmigo para mantenerla vigilada. Ella no era consciente de su entorno, tropezaba, se hacia daño, los pájaros la atacaban... no estaba seguro si todo aquello era debido a su falta de sentimientos en general, lo que si sabía es que debía mantener mis ojos en ella. Aunque poco a poco fui descubriendo cosas que parecían gustarle, sabores, colores, pequeños detalles que me hacían sentir bien.

Un día, en una de las misiones de exorcismo, un demonio me pilló desprevenido, pero ella me cubrió del ataque. Nos refugiamos en una cueva cercana. Sabía que ella había despertado, cuando sentía emociones fuertes, como verme en peligro, transformaba las cosas en piedra. Cuando la apunté con mi cuchillo, se sorprendió y reveló su forma de demonio. Me empujó, alejándome de ella. Un demonio y un humano no pueden convivir como un solo ente. Confundido, me levanté. Ella me comentó que desde pequeña supo controlar muy bien sus emociones.

- Puede que no sea una persona maldita, sino que quizás siempre fui un demonio que tomó forma humana.

Pronunció aquellas palabras con una voz profunda y firme, pero yo sentí que su tono era triste y doloroso. Se quedó inmóvil, esperando que empezara con el exorcismo. Me acerqué y le di un suave beso.

- Siempre me has estado protegiendo, incluso de tu forma demoniaca, una persona así no puede ser un demonio.

Puede que nuestro camino a partir de ahora sea difícil, pero mientras estemos juntos podremos superarlo.