Cap 4 - La mujer en la lluvia

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Me encontraba en mi uniforme caminando en una calle muy familiar, tan familiar que no tardé en reconocerla; la ruta alternativa a mi casa, hoy había sido otro monótono día de clases. El aburrimiento reinaba en mí, puesto que ni siquiera en mis propios pensamientos encontraba la diversión o distracción alguna.

No sé porqué, pero siento algo extraño, como una mala premonición que me avisa que algo no está bien, ¿pero qué? No creo que haya delincuentes acá a estas horas, nunca he visto uno.

Alcé la mirada solo para preguntarme si el cielo estaba así antes, ¿siempre estuvo gris? ¿Fui yo el que nunca se percató de la posible tormenta que se avecina? Da igual, pareciera que más bien, lloverá muy pronto.

Unos segundos después, llueve de manera fuerte y repentina, a la vez que algunos relámpagos su aparición en el cielo oscuro, haciendo que tenga que correr para buscar refugio de la lluvia en los alrededores.

Una vez logro estar protegido del agua, noto que la lluvia se intensifica y a su vez, una hermosa mujer de vestido azul marino aparece sosteniendo un paraguas de color azul profundo. Su esbelta silueta deslumbraría a cualquiera, y su gran belleza logra hipnotizarme; por alguna razón, esta mujer parece no estar consciente de lo que ocurre, puesto que se ve asombrosamente calmada, camina de manera muy relajada y parece ser que las gotas de lluvia la esquivan.

La hermosa mujer de cabello castaño claro, tiene una piel tan blanca como la nieve, su caminar es refinado, esos tacones rojos le quedan de maravilla; parece una dama de la alta sociedad; ¿qué hace en un barrio como este? Creo que ya la conozco desde antes, mas no logro recordar con claridad nada.

Soy incapaz de pensar, recordar o moverme, ¿qué es lo que me está pasando? ¿Por qué sigo tan enfocado en su caminar?

De un momento a otro, estaba de rodillas, todo se sentía mucho más pesado, era como si la gravedad hubiera aumentado en gran medida; no podía levantar la cara.

Las cosas no mejoraron con los segundos que transcurrían; pude sentir cómo mi cuerpo era atraído bruscamente hacia piso; para no caer, tuve que apoyarme en mis brazos; incluso respirar se me hacía difícil.

Repentinamente, perdí la vista y a la vez mi equilibrio, me sentía mareado, con vértigo; estaba mal. Sin poder hacer nada, terminé cayendo en el piso. El agua que caía sobre mí era tan fría, que de seguro si seguía así me daría hipotermia, mas no podía hacer nada.

—¿Qué te pasa niño? —habló la una hermosa voz suave y femenina.

—¿Te sientes mal? Lo siento mucho, creo que no podré ayudarte. —Su manera de hablar sonaba triste, pero era notoriamente falsa.

—¿Q-quién eres? —pregunté.

—¿Yo? Quizás no lo recuerdes, pero sabes dónde estamos —respondió de manera juguetona, sonaba feliz ¿Ella es la responsable de esto?

—¿Qué es lo que me ocurre?

—Digamos que nada, solo tienes que despertar —dijo para después acariciar mi cabello suavemente.

«¿Despertar? ¿Qué quiere decir?…»

—Adiós, pequeño. —Se despidió para detenerse y seguidamente, yo escucharía cómo sus pisadas se iban alejando a un ritmo un poco lento hasta desaparecer.

—¿Acaso…? —diría para luego tomar fuerzas, volver a apoyarme en mis brazos y liberar toda la energía acumulada para realizar un salto hacia arriba con gran potencia.

—¡Ya entiendo! —El ser capaz de realizar exitosamente un movimiento así, confirmó mi hipótesis, estoy atrapado en un sueño.

—Si pude hacer eso, significa que… —decidí abrir los ojos, para mi fortuna, volvió mi vista.

Quedé suspendido en el aire, observando el lugar mientras intentaba pensar, no recordaba nada, ¿tenía sentido siquiera permanecer aquí?

Este lugar se me hace bastante familiar, ¿he estado acá antes? ¡Ah! ¡Simplemente no puedo recordar ni quién soy! ¿Por qué? ¡¿Qué demonios me ocurre?!

Tranquilízate, que estresarte no solucionará nada; si quiero conseguir una solución, tengo que ser racional.

Apenas puedo pensar, ¿será que esa mujer me hizo algo para inhibir gran parte de mis capacidades mentales? De seguro sí, quiere que despierte, ¿Cuál es la razón?

Tras tratar de pensar varios minutos, llegué a una conclusión.

—Sólo hay una manera de averiguarlo.

Hice lo que podía hacer para concentrarme y salir del sueño al ordenarle a mi mente que me sacara de ese lugar.

Me desperté en el suelo con un leve dolor de espalda, me encontraba en la misma posición en la que me había caído en el sueño; me acababa de dar cuenta que parecía estar realmente en un trance, tal y como el primer día.

Justo como dijo la mujer, fui capaz de reconocer ese lugar al instante; otra vez esa calle, ¿pero qué hacía ahí? El lunes 6 se cumplieron las cinco semanas desde que todo comenzó y también se cumplió un mes desde que comencé a escribir el diario, al menos tres semanas de tranquilidad, realmente no recordaba nada, ¿por qué después de tanto tiempo volvió a ocurrir un suceso extraño? No tengo idea, pero antes de hacer cualquier cosa, mejor me voy a mi casa, el piso no es nada cómodo.

—Por fin llegué; ya estoy en mi cama, en mi suave y acogedora cama —diría para soltar un suspiro.

—¿Qué día es? —extendería mi brazo para agarrar mi teléfono.

—¿Once? ¿Sábado 11? Que fastidio, no me deja en paz ni los sábados.

—…

—¿Cómo llegué allá?

—¿Acaso estaba caminando por la calle y simplemente me quedé dormido ayer? Eso explica el porqué me duele la espalda.

—¿Cómo me quedé dormido en primer lugar? ¿Es que mi cuerpo me traicionó y caí dormido por el cansancio?

—Pero, ¿por qué no recordaba nada de lo que ocurrió en febrero? Es extraño, es como si solo hubiera sido mi imaginación.

Me quedé pensando un rato y recordé el sueño, además de un detalle que antes no había notado, el hecho de que después que la mujer se fue y dí ese salto, ya no me estaba mojando, a pesar de que en ningún momento paró de llover…

También noté que cuando la desconocida me comenzo a hablar, dejé de sentir las gotas de agua cayendo sobre el piso y sobre mí.

Aprovecharé que mañana es domingo para retomar mis investigaciones y análisis. Pero ahora solo tengo ganas de una cosa: dormir.

Luego de decir esto, apagaría la luz y sólo sería necesario que tocará nuevamente la cama para caer en un profundo sueño.

Una Tormenta Duradera (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora