XI

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Me sentí mal al mentirle a Rubén. Le dije que la había pasado bien con Samuel, lo cuál en parte es cierto, solo que lo último fue demasiado extraño, y si no hubiese escapado, peligroso.

De ahí no hablamos del tema con el General, sin embargo los días se volvieron aún más pesados. Samuel actuaba como si nada, pero su presencia era muy incómoda. Como he dicho antes, ya no lo miro de la misma forma luego de casi besarnos, y aunque todavía tenga la curiosidad de besar a un chico, De Luque no sería ni el primero ni el último, mucho menos alguien con quien tendría algo.

No había dormido nada bien esa noche, y aprovechando que nadie estaba conmigo en la casa de guardias, crucé mis brazos sobre la mesa y apoyé mi cabeza ahí. Por más que quería descansar, mi mente era un calvario total, demasiados pensamientos, voces, recuerdos; Si tan solo tuviera unos audífonos con la canción "Flashing Lighrs" de Kanye West sonando, tal vez todo estaría bien con mi interior.

Por fin estaba empezando a quedar inconsciente, pero la maldita puerta se abrió de golpe haciendo que me asustara y acomodara mi gorro que estaba casi caído de mi cabeza.

—¿Interrumpo?—

Esa sonrisa se veía tan falsa en él, o tal vez quería arreglar las cosas luego de embarrarlas.

—¿Qué haces aquí, Samuel?— Pregunté refregando mis cansados ojos —Creía que estabas en el crematorio o algo.—

—Fargan está ahí. Yo decidí venir aquí a descansar, pero veo que me haz ganado.— Soltó otra de sus bajas risas y cerró la puerta —Es agradable escuchar tu voz nuevamente, de verdad, pero aprovechando el encuentro, ¿Hay algo que quieras hablar conmigo?—

Fruncí el ceño preguntándome internamente si era yo el que tenía que dar explicaciones, o él a mi. Yo no fui el que intentó ligarselo, al menos que yo recuerde.

—No se de que hablas, pero creo que lo nuestro ha quedado bastante claro.— Me levanté del asiento para hablar mejor con él —Podemos ser amigos, enserio no me gusta estar incomodo cada que paso a tu lado.—

—Estamos a mano, porque mi tampoco me gusta... Por eso podríamos, ya sabes, evitar esas incomodidades y transformarlas en algo más.—

A medida que sus palabras iban saliendo de su boca, caminaba lentamente hacia mi, hasta yo quedar pegado a la pared como anoche. Tragué saliva cuando quedó enfrente de mi, hasta el punto de escuchar su respiración salir de su nariz.

—Alex, yo se que te mueres por dejar salir a tu yo interior...— Pronunció susurrante y acarició mi mano con la suya, logrando ponerme la piel de gallina —Imagina las posibilidades, la adrenalina de tener que ocultarte de todos por unos cuantas caricias masculinas, los jadeos pasar por tu oído, ¿No te apasiona eso? ¿Alguna vez lo experimentaste?—

—Hmm...— Mis mejillas cada vez se enrojecían más.

Tener a Samuel tan cerca, hablando despacio y su mirada atacando la mía, no me resultaba para nada agradable. No sabía cómo salir de ahí, y si lo intentara, estaba seguro de que me detendría fácilmente.

—Oh, lo había olvidado... Debo ser Rubén Doblas para que te apasione.— Su sarcasmo me amargó en cuestión de segundos.

—¡Agh, entiéndelo de una vez, Samuel!— Reclamé molesto y lo alejé unos centímetros empujándolo desde el pecho —¿Qué obsesión tienes con mencionar a Rubén?—

—¿Qué pasa, no te enciende el corazón cuando lo ves?— Preguntó gélido —Alguien como Rubén jamás estaría contigo, se como es él, tan atento y amable contigo... Tal vez por eso quiso besarme ese día a mi antes que a ti.—

Invierno del 45' ; Rubckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora