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Luego de esa extraña situación de ayer, me vi obligado a vigilar yo a los prisioneros durante el horario laboral, por lo que no he visto al General durante unas horas. El reloj marcaban las 17:38 PM, lo que significaba que en media hora podré irme a casa, o bueno, la casa de Rubén.

Salí de la pequeña estancia de guardias con un vaso de jugo de naranja en la mano, al menos para matar el hambre ya que no había almorzado aquel día. Los miraba a todos con la espalda apoyada en la pared, a cada uno trabajar, todavía sentía ganas de sacarles la pala y hacer el trabajo con ellos mientras descansan y comen algo rico, pero no, Rubén ya me advirtió de no hacerlo.

—¿Muy bueno el zumo, eh?—

Giré mi cabeza a un lado para ver la silueta de Samuel acercándose de lo más normal, y se instaló a mi lado para viligar juntos.

—Pues, no está mal.— Respondí indiferente —Aunque me gustaría no estar aquí parado viendo a estas personas así.—

—Ála, que dices, si es parte de nuestro trabajo.— Soltó una risita —Aunque bueno, también me gustaría estar en otro lado, no trabajando y trabajando como todos los días.—

Hice un sonido de desinterés sin mirarlo a los ojos y le di un trago al jugo. No podía volver a mirarlo de la misma forma que antes para ser sincero.

—Oye, sobre lo de ayer...— Rompió el hielo —Tú, ¿No te molestaste?—

Sentí algo bien extraño en mi pecho al escuchar su pregunta. La escena del casi beso volvió a pasar por mi cabeza, y mi mano agarró con más fuerza el vaso. No eran celos, o al menos no lo pensaba así.

—¿Porqué la pregunta?—

—Alexby me dio con una vara en la cabeza, casi que iba al hospital.— Se pasó la mano por la zona luego de quitarse su gorro —Uf, se puso como loco ayer, pero es entendible, no estoy haciendo las cosas como debería ni estoy yendo por el camino correcto, pero no puedo evitarlo.—

—Para mi no haces nada malo, de hecho le entiendo.— Contesté sin medir mis palabras.

Cuando dije eso, me lanzó una mirada confusa, pero luego se transformó en una coqueta, y su cuerpo dio media vuelta a mi dirección, posando como si fuera un maldito popular de la prepa tratando de ligarse a la líder de las porristas o algo así.

—Ohh, ya veo... ¿Le vas a ese camino?—

—U-Uhm...— Me alejé unos pasitos al costado cuando sentí su voz algo cerca —No suelo hablar de estas cosas, Samuel... Esto es extraño, perdón.—

—Vale, no importa...— Aclaró su voz y metió una mano en su bolsillo —Cambiando de tema, ¿Haz hecho un tour por Berlín?—

—Mmm, no he salido a conocer la ciudad, ¿Porqué lo pregunta?—

—He estado pensando estos días, y tal vez deberíamos conocernos afuera del trabajo.— Propuso muy casualmente —Me haría mucha ilusión hacerle un tour a un mexicano, así que, ¿Qué dices, te apetece?—

¿Una salida solo con De Luque? Nunca habíamos hablado afuera de Sachsenhausen, pero era la única persona que parecía estar realmente interesada en conocerme afuera de un uniforme militar.

—Oh, no suena un mal plan...— Pensé acariciando mi barbilla —Está bien, ¿Cuando quieres?—

—Hoy mismo por la noche si gustas. Da igual que sea lunes, hay que pasarlo bien, ¿Verdad?—

—Obvio que si, si no hay nada que hacer...— Le dediqué una pequeña sonrisa y él me la devolvió satisfech

—Perfecto, Alex.— Deleitó —Te iré a buscar a las 8. Te dejo aquí, debo seguir con algunas cosillas.—

Invierno del 45' ; Rubckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora