Capítulo XXIV

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Tal y como se rumoreaba entre los residentes del palacio, los reyes planearon una celebración por la recuperación de Mikasa. La idea fue propuesta previamente ante la Corte Real, y cuando esta le dio el visto bueno, comenzaron los preparativos que se llevaron a cabo de forma discreta y en colaboración con todos aquellos que quisieron poner su granito de arena, lo cual no era nada más que el reflejo del gran aprecio que le tenían a la princesa y la alegría de tenerla de vuelta.

La intención era darle una sorpresa, haciéndole creer que no sucedía nada sospechoso, y sí se logró cuando se llevó a cabo la primera fase del festejo, la cual involucró a todo el pueblo en un acto cívico que posteriormente se transformó en una verdadera fiesta con música, danza y varias actividades más que llenaron de color y regocijo a toda la ciudad capital.

Mikasa no podía creer todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Tantas personas gritando su nombre y rindiéndole homenaje fue algo que sinceramente no vio venir, pero ello no impidió que percibiera el cariño transmitido en cada palabra y exclamación, lo que hizo que se conmoviera sin poder evitarlo.

—¡Qué alegría verla bien princesa!

—Sabía que los dioses no iban a permitir que algo malo le sucediera.

—Es tan grato tenerla entre nosotros. Nos honra con su ilustre presencia.

Convivir durante todo un día con su gente le sentó bien, y aunque en determinadas ocasiones se mostró confusa con algunos comentarios no malintencionados sobre aspectos que no recordaba, rápidamente los dejó de lado gracias a la interrupción de sus padres y se dejó contagiar por el júbilo que no parecía querer extinguirse.

Al llegar la noche, y luego de que todo acabara, agradeció por tan valioso detalle y se retiró a descansar contenta, no demorando en quedarse profundamente dormida, pero a la mañana siguiente se llevó una gran sorpresa cuando le anunciaron que se llevaría a cabo un baile de antifaces en su honor.

Era muy común esa clase de eventos en ocasiones especiales, y si bien en un inicio lo consideró un tanto innecesario, Sasha la convenció de todo lo contrario, alegando que sería muy divertido e interesante conocer a más personas y ver sus trajes a juego con sus máscaras en diferentes estilos.

No tardó en entusiasmarse con la idea, por lo que, cuando llegó la costurera real con una decena de vestidos, se tomó su tiempo para detallarlos minuciosamente hasta que se decidió por uno color vino con pedrería y escote hombros caídos.

—Maravillosa elección, princesa —dijo Feridé—. No me queda duda de que con este vestido será la más hermosa y elegante.

—Se lo agradezco.

La costurera se despidió y se llevó los demás vestidos con ayuda de los sirvientes. Una vez a solas, la azabache volvió a observar su elección, sintiéndose particularmente emocionada hasta que vio a su dama ingresar a sus aposentos algunos minutos después.

—Perdón si me demoré más de lo previsto, pero es que... —calló cuando se percató del vestido en el maniquí—. Vaya —se acercó para verlo mejor—. ¿Este es el que va a utilizar en el baile?

—Así es. ¿Qué le parece?

—¡Es absolutamente precioso! —exclamó, sin dejar de admirar cada detalle—. Definitivamente Lady Feridé hace magia con sus manos.

—No se equivoca. Es una mujer bastante hábil.

—Por algo es la encargada de vestir a la realeza —sonrió y acarició la tela—. No veo la hora de que se lo ponga. Seguramente va a resplandecer más que mil soles.

—No creo que eso sea posible, pero está bien —soltó una risita mientras veía a la castaña sentarse al lado suyo—. ¿Y usted? ¿Ya sabe qué vestido va a usar?

ENTRE CEREZOS Y ROSAS NEGRAS (RIVAMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora