CAPITULO 36

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No podía respirar. No me preocupaba por mí, pero si Kyuhyun se metía en problemas entonces eso me haría más daño que nada. Tragué saliva y me obligué a calmarme. Sentía mis rodillas tambalearse mientras me levantaba sin mirar a nadie. La gente estaba murmurando, preguntándose qué había hecho mal y por qué me llamaba el director a su oficina. 

No podía decir nada. Coloqué los libros de texto en mi bolso tratando de hacerlo despacio, así podría calmarme. Cuando no pude retrasarlo más, caminé a través de la clase. Al pasar cerca de Irene, puso su pie en el pasillo, haciéndome caer. Por suerte pude agarrarme a la mesa que tenía enfrente antes de que me diera en la cara, pero la gente se rió, llamándome torpe. Sentí como me subía el calor por la cara, pero no de vergüenza, sino de ira. Quería aplastarle la cara, romperle la cabeza y cortarla en pedacitos para dárselos de comer a los caballos. No iba a darle la satisfacción de que me viera molesto o preocupado. En cambio, me levanté desde la mesa en la que estaba apoyado y le sonreí dulcemente.

-Tienes que tener cuidado en dónde pones los pies, Irene, podría haber sido peor. Estoy bien, gracias por preguntar -le dije manteniendo la voz amigable y clara.

Ella me sonrió y señalando la puerta dijo: -Será mejor ir a ver qué quiere el director, princesito del hielo.

Asentí y estiré mi camisa, caminando hacia la salida de la clase con la cabeza bien alta. Necesitaba relajarme y estar tranquilo. No iba a dejar que Kyuhyun se metiera en problemas por mi culpa, eso era lo que no tenía que perder de vista.

Cuando llegué a recepción fui hacia la oficina. En cuanto abrí la puerta vi a Kyuhyun sentado allí, una pierna sobre la otra, con la cara seria. No me sonrió pero tampoco frunció el ceño. Miré más allá de él y vi al director sentado detrás de su escritorio con una expresión grave en el rostro. Sentí que mi corazón se aceleraba al ver su mirada acusadora, sus pequeños y brillantes ojos marrones me miraban aburridos como si pudieran averiguar la verdad sin hablar.

Por favor, no me dejes estropearlo.

Ryeowook, toma asiento —ordenó el director, señalando el asiento vacío al lado de Kyuhyun.

Esbocé una sonrisa falsa y asentí, sentándome. —¿Estoy metido en algún problema? ¿Fallé alguna tarea o algo en cálculo? —pregunté, mirando a Kyuhyun de reojo. ¡Oh, Dios, contrólate, Ryeowook! 

—Sólo quiero hacerte algunas preguntas —dijo el director, sonriendo de modo tranquilizador, pero la sonrisa no le llegó a los ojos. Tragué saliva y traté de conservar mi expresión neutra mientras asentía, pretendiendo que no tenía idea del por qué me había llevado ahí en primer lugar—. Está bien, alguien vino hoy temprano y me reportó algo bastante inquietante y es mi deber investigar la denuncia.

Fruncí el ceño mientras mi mano se cerraba en un puño apretado sobre mi pierna. De verdad iba a golpear a Irene en la cara la próxima vez que la viera.

—¿Denuncia? No comprendo —repliqué, fingiendo inocencia.

Kyuhyun y yo habíamos previsto esto una y otra vez; sabíamos que esto podría pasar una vez que Irene empezara a comprender el hecho de que no estábamos jugando su juego. En el fondo todavía esperaba que hubiera una buena persona dentro de ella en algún lado; supongo que estaba equivocado al esperarlo después de todo. Habíamos ensayado lo que debía decir si esto sucedía. Debía acatarme al plan de que estaba saliendo con el hermano de Kyuhyun y nada más. Todo saldría bien... si sólo pudiera evitar que mis manos continuaran sudando.

—Sí, una acusación bastante seria con respecto al señor Cho y tú. —El director frunció los labios y se recostó en su silla, mirándome intensamente.

BOY, I ADORE YOU - KYUWOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora