CAPITULO 41

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Me eché a reír, un poco sorprendido.

—¿En serio? Creí que íbamos a cenar esta noche —inquirí, un poco perdido en cuanto a lo que estaba pasando por su cabeza.

Él se echó a reír. —Así es. —Fruncí el ceño y miró la hora en su tablero del reloj. 17:42.

—Bueno, ¿a dónde vamos ahora, entonces? Quiero decir, ¿a qué hora vamos a comer esta noche y esas cosas?, porque quiero cambiarme primero. No puedo ir a la cena de este modo —repliqué, agitando mi mano.

Él se echó a reír.—Cariño, no te estreses. Hay mucho tiempo para todo. No estoy seguro de por qué tendrías que cambiarte, sin embargo, esos son mis jeans favoritos—comentó. Se inclinó y dejo una hilera de besitos al lado de mi cuello, mientras su mano trazaba mi pierna desde mi rodilla hasta la parte superior de mi muslo, haciendo que mi cuerpo temblase y mis ojos se cerraran involuntariamente.

En silencio, deseaba que el tiempo pasara más rápido.

Ni siquiera quería ir a cenar, lo único que quería era lo que sucedería después, cuando volveríamos a su casa. Quería la intimidad y la cercanía; quería renovar el vínculo que había desaparecido durante los últimos seis meses.

—Sí, te gusta todo de mis jeans ajustados—murmuré sin aliento mientras él mordisqueaba mi clavícula.

Se echó a reír, y su aliento soplando a través de mi piel dándome la sensación de un hormigueo.

—Muy cierto —confirmo él. Besó mi cuello una vez más antes de jalar y estirar la bufanda entre sus manos, sonriéndome tranquilizador—. Da la vuelta a tu cabeza y vamos a seguir adelante. No te preocupes, precioso, tendremos tiempo de sobra para comer y esas cosas esta noche. —Suspiré y me mordí el labio antes de voltearme en mi asiento, haciéndole colocar la venda improvisada sobre mis ojos.

La ató con fuerza en la parte trasera de mi cabeza. Yo sonreí y toqué la tela suave con la punta de mis dedos, empujándolo fuera de mi nariz para poder respirar adecuadamente. Kyuhyun agarró mis hombros y me volvió de nuevo hacia él, ajustando la bufanda hasta que estuvo contento con ello.

—Perfecto—afirmó, antes de capturar mis labios en un beso suave.

Me sonrió y se echó hacia atrás, jugando con mis dedos, volando mi cabeza tratando de pensar en alguna parte a la que él quisiera llevarme como sorpresa. Tenía que ser en algún lugar remoto, ya que, literalmente, no tomó riesgos en absoluto con la gente viéndonos salir. Así que yo sabía que no era el centro comercial, o un juego de pelota o cualquier cosa poblada por el estilo.

El único lugar que se me ocurrió era el campo que en una ocasión me llevó demasiado para una cita, una de las mejores noches de mi vida que tuvimos bailando en la oscuridad con sólo las luces de los coches brillando. De hecho, esperaba que fuera allí, esperaba que yaciéramos en el capó de su coche y escuchando algunas canciones de amor cursi mientras él me abrazaba con fuerza.

Cuando el coche se detuvo estaba tan temeroso que me sentía un poco enfermo. Habíamos estado conduciendo por unos cuarenta minutos desde que insistió en que me vendase los ojos. ¿Dónde diablos me está llevando? esto no puede ser nuestro campo, ¿verdad? Estaba a sólo diez minutos, a lo sumo. A menos que haya conducido alrededor un par de veces, para que no tuviera idea de donde me encontraba, tal vez estaba tratando de engañarme o algo.

Me mordí el labio cuando escuché la puerta abrirse y a él titubeante con algo en la parte posterior de la auto, tal vez sacando algo del maletero o poniendo algo ahí dentro. Cuando la puerta se abrió un minuto después me sobresalté y se rio en voz baja.

—Aquí, toma mi mano, precioso. —Su mano se cerró alrededor de la mía. Fruncí el ceño detrás de la venda. ¿No iba a dejar que viera aún? ¿Dónde demonios estamos?

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2023 ⏰

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