Capitulo 12. Sueño

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Sin quitar su mirada del manojo de nervios en el que se convirtió el alfa frente a el, dio un largo trago a su cerveza, terminándola por completo. Observando como con cada segundo que pasaba la persona frente a el se apagaba. Se colocó de pie, y sin mirar el ramo puesto unos pasos mas adelante caminó, acercándose sigiloso, cual lobo a su presa. Harry sintió sus palmas sudar y su corazón excavando en su pecho para salir.

— ¿Quieres cortejarme? —cruzó los brazos sobre su pecho alzando una ceja con una sonrisa ladina en sus labios.

—Así es. —asintió.

— ¿Tú crees que no he notado lo extraño que te comportas últimamente? —ladeo su cabeza, sin borrar su sonrisa— Te mofas de mí, desapareces momentáneamente y no sé por qué cruzas tantas palabras con Niall.

—No entiendo de qué estás hablando.

—De verdad Harry, ¿quieres cortejarme o arrestarme? Porque no estás siendo nada discreto. —resopló, poniendo una mano en su cadera.

—Louis, estás delirando.

— ¡Entonces aclárame las cosas! Deberías empezar a contarme las bromas que hacías con los omegas sobre mi. — Quizás si estaba delirando.

—Contigo nunca es sencillo, ¿verdad? —exhaló desesperado el alfa— ¿Quieres saber por qué estaba tan extraño? ¿De qué se burlaban los omegas y de qué hablaba con Niall? Te lo diré. —dio un paso al frente, ambos separados solo por el ramo que permanecía en el suelo.

—Te escucho. —mantuvo su postura firme, Harry notó que tensó la mandíbula.

—Primero, los omegas se burlaban de mí, no de ti, en segundo lugar, hablaba de Niall porque necesitaba dinero —puso su dedo índice casi en los labios del omega cuando abrió la boca, para callarlo y continuar—. Déjame terminar, querías escuchar —pidió, Louis tragó duro, asintinedo levemente. —. Estuve desapareciendo, como tú dices, porque hacía una casa para nosotros.

— ¿Qué?

—Los omegas se burlaban de mis nervios por planear el cortejo, de los celos que tenía al verte convivir con todo alfa menos conmigo, hablaba con Niall para... —suspiró— Pedir mis sueldos por adelantado, trabajé un poco más para él y con su apoyo, construí una casa cerca de donde pasas tus celos. —miró al suelo mientras explicaba.

— ¿Una casa? —preguntó, en voz baja.

—Si aceptabas mi cortejo, quería hacerlo como se debe, en un espacio para nosotros, donde mi alfa hiciera sentir cómodo a tu omega —alzó sus hombros—. Pasé días haciéndola yo mismo, no quise ayuda, pues hacer un nido es mi responsabilidad como alfa y complacerte es primordial.

— ¿Hiciste todo eso por mí?

—Haría todo por ti. —susurró, mordiendo su labio.

Louis miró el ramo a sus pies, las flores de verdad eran hermosas, aunque su olor se veía opacado por el pino y chocolate amargo que ahora era más fuerte. Su omega se sintió sumamente halagado, querido y atendido por un alfa como nunca antes.

—No sabía si dirías que sí, pero aun así quise hacerlo —dijo, jugando con sus dedos—. Solo tienes que pisar el ramo y no volveré a insistir con lo nuestro, lo entenderé y no habrá más que una relación jefe-empleado. —cabizbajo, cerró los ojos, pues no quería ver cómo las flores eran pisadas junto a su esperanza.

El aroma de galletas recién horneadas y canela fue casi asfixiante -aunque no tenía problemas de morir así-, su lobo se removió, queriendo aullar y expresar lo que estaba sintiendo. Abrió sus ojos, levantando la mirada para encontrarse con un Louis sosteniendo el ramo entre sus brazos, los pétalos rozaban sus labios, acariciando la pequeña sonrisa que formaban.

Domador de AlfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora