Capítulo 6

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Capítulo 6


Sebastian, como era de su costumbre, se despojo de su ropa y se metió en el baño. Necesitaba una ducha fría. Odiaba aquella sensación de impotencia. ¿Quién era él, para verse de tal manera?¡Por Dios! No era un tonto niño, ni mucho menos un adolescente hormonal.



Se metió bajo la ducha, sintiendo aquella sensación de alivio. Comprendiendo lo atractivo que se le había convertido lo negable. La vida le estaba jugando un mal juego. Pero él ya no caería en él. Le bastaba con mover los dedos para encontrar a otra mujer.



Y esa noche lo haría.



Ella. Aquella misteriosa mujer podría esperar para después. O al menos, externamente era lo que quería pretender hacerle ver a la vida. No era un hombre que amase las ataduras. Por eso seguía soltero y sin compromiso algunos. Pensaba que la vida muy corta para perderla con una sola persona.



Salió de la ducha, extrañando realmente una acompañante femenina. No era de los que la buscaba. Ellas siempre iban hacia él. Menos ella.



Bufó en su interior, mientras se colocaba la toalla en la cintura.



—Sea lo que sea... Volverás a ser quien eras antes de conocerla. No eres un hombre de ataduras... Y si está aquí y es inmune a tus encantos al nisiquiera volver a aparecer en frente de ti. Es momento de jugar su mismo juego... Esta noche saldrás a divertirte y punto.— se expresó en un tono de orden hacia sí mismo.



Sabrina se encontraba de nuevo en su habitación. Finalmente después de una gran jornada. No podía quejarse en lo que hacía. Amaba sentirse útil. Y trabajar como voluntaria lo demostraba. Aunque era consciente el desagrado que aquella noticia había tenido entre sus padres. Obviamente las personas que se encontraban en esa élite social hacían obras de caridad. Pero ella había ido más a allá de una mera obra de caridad o ser el rostro en un evento. Ponía de sus manos y ayudaba a los demás. Como la gente normal.



Sonrió un poco más, al recordar el grito de su madre.



He aceptado en contra de mi propia voluntad que hayas ido a la boda de tu primo. Pero creí conveniente que la prensa viera no tan sólo a un familiar de Christopher. Pero, ¿cómo osas manchar nuestro abolengo al verte como una personal normal y corriente?¿No habría sido suficiente ser el rostro en una campaña para aquella fundación? ¡Ni siquiera es aquí, en tu país!

Madre... Soy un humano como ellos. Mi sangre es tan roja como la de cualquier persona que haya tomado la decisión de ayudar de corazón... Y has sabido, desde que era una niña, que jamás he ido en el ritmo de la nobleza.

¡Regresa a Londres inmediatamente!

No lo haré... Ya no soy una niña.

Siempre supe que tu acercamiento, al ir creciendo con Christopher me daría muchos dolores de cabeza. Siempre fue un mal ejemplo para ti.

Irresistiblemente Tú (2do Libro-Serie "Un Cambio Inesperado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora