Capítulo 14

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Capítulo 14

— ¿Qué haces aquí?— le preguntó Sabrina al verlo, pensando que él intentaba acercarse a ella—Pensé que había sido clara contigo... ¿Acaso no lo ves?... Somos de mundos distintos. Me tengo que ir...

— Siento bajarte de tu propia nube, pero no estoy aquí por ti. Aunque ciertamente estoy sorprendido como tú, al encontrarte en el mismo lugar.

— Entiendo...— dijo al darse la vuelta y recibir un poco de su propia medicina.


Pero el marcharse no sería tan fácilmente.


— ¿Por qué te caigo tan mal?— le preguntó repentinamente Sebastian al ir detrás de ella.

—¿Disculpa?

— Sé que no he sido la persona más agradable desde que te conocí... Y que entiendo que los hombres suelen caer en tus manos como bandeja de platas, sin tú quererlo. Pero... ¿Cómo puedes sacar conclusiones sin ni siquiera conocerme?

— ¿Por qué? Tú mismo te has dado la respuesta..._ dijo al detenerse. Mirándole con frialdad.


La tensión llenó el silencio. Crepitaba como el fuego, danzando entre ambos, caliente y brillante. Sebastian nunca la había mirado de la forma en que la miraba en ese instante. Y ella tampoco a él. ¿Qué podía significar aquella tensión?


Sabrina se estremeció. Un poco, mientras miraba a su alrededor. Rogando con ello que ningún paparazzi le hubiese seguido y les estuviese tomando fotos en ese instante.


Aquello sería la gota que derramaría el vaso esa noche. Ya había osado al participar como modelo en aquel evento, sin importarle el comentario de sus padres. En especial el de su madre.


Pero, ninguno se había expresado como era debido ante el otro. Simplemente habían querido ver, lo que quería ver. Por lo que, ¿cómo decirle a un corazón, que de cierta forma ha sido herido, que razone ante una circunstancia como la que tenía en frente?


En ese instante, Sebastian quería estar frente a frente a Sabrina y exigirle el que no le hubiese dicho la verdad cuando pudo decírsela. Antes de que él se enamorase de ella. Y no poder olvidarla, aunque lo hubiese intentado de tantas maneras. Ella se había quedado en él, adherida y no podía negarse aquello.


¿Qué pretendía hacer? ¿Había perdido por completo la cordura? ¿Acaso había olvidado quién era ella y que aquello podía acabar con su propia carrera aeronáutica?


Una bomba de tiempo corría sobre sus venas. Pero nadie podía hacerle razonar. Él quería su respuesta.


— La verdad soy algo torpe y no la entiendo... ¿Quién mejor que tú, para explicármelo?

— Nadie le ha dicho que puede ser irritable...

— Posiblemente...

— Conozco a los hombres como usted, tan perfectamente, como conozco mis propias manos. No soy una mujer que se asombre por meras palabras o por un uniforme... O por una cara bonita. No me deslumbro por palabras llenas de mentiras. Por lo que hágase un favor. Haga que no me ha conocido.

— Acepto su consejo... Pero durante todo este tiempo me ha resultado un imposible. ¿Y sabe que es lo más odioso?... Saber que la vida se burla de mí de una u otra manera, como lo está haciendo en este momento. Si fuese por mí, ya la hubiese arrancado de mi cabeza. Pero incluso, un lugar como éste, cuando solo he pretendido venir al baño, me arrastra a encontrarla de nuevo.


Ella no respondió. ¿Le decía que la odiaba por qué ella no le había prestado atención?


Pronto le dio la espalda y se dirigió al baño como había pretendido desde un principio.


— ¿No saludaras a un viejo amigo?— le expresó alguien que se acercaba a ella, mientras se asombraba lo pequeño que era el mundo.

— Charles... Si lo has olvidado, te recuerdo que estamos en un lugar público... Y...

— Sí, lo sé... Me pediste que jamás volviera a dirigirte la palabra o acercarme a ti. ¿O me echaras a los guardaespaldas de tu familia?

— Debo regresar...

— Por supuesto...— una sonrisa irónica se dibujó en su rostro.

Irresistiblemente Tú (2do Libro-Serie "Un Cambio Inesperado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora