Capítulo 20

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Capítulo 20

Seis meses después...


Un plan de vuelo siempre era confiable, incluso en un momento de mal tiempo. Y no era extraño para Sebastian que siempre le sucediera algo al aterrizar en Londres. Había llegado incluso a la conclusión de que era mejor tomarse unas largas vacaciones o un año sabático que le alejara de toda posibilidad de volar a aquella ciudad.


Pero ese día parecía el peor de todos.


Había seguido el plan de vuelo, sin embargo, al parecer la tormenta les había alcanzado produciendo aquella turbulencia. Odiaba cuando le tocaba vuelos como ese. Por lo que lo único que pedía era llegar pronto y aterrizar bien en aquel aeropuerto londinenses donde llegaba Delta Airlines. No obstante, el aeropuerto Heathrow se veía aún tan lejano.


— Si seguimos así, de seguro tendremos un aterrizaje no muy agradable...— bromeó, Fabricio quien era su copiloto.

— Esperemos que todo cambie, mientras nos dirigimos al aeropuerto Heathrow.


Sin embargo, su principal temor se había realizado. No había dejado de llover en todo el trayecto, y cuando finalmente les había tocado aterrizar, la visibilidad no les había ayudado mucho. No obstante, si les había permitido tener un aterrizaje, algo forzoso. Siendo la última aeronave que había aterrizado en aquel aeropuerto. El mal tiempo había ocasionado que el aeropuerto cancelara todos los vuelos saliendo y entrando. Desviando el resto de los vuelos a aeropuertos cercanos donde no había mal tiempo.


Los aplausos de los pasajeros no tardaron en aparecer cuando Sebastian salió de la cabina. Quería asegurarse que todo estuviese bien con el resto de la tripulación. Aquello le hizo sentir emocionado. Finalmente, después de todo, se había convertido en aquel capitán que esperaba ser. Había nacido en un mundo aeronáutico y aquel había sido su sueño, después de que su padre le regalo su primer avión.


Hubiese deseado heredar la constancia en otros asuntos que sentía que se le había escapado de las manos. Incluyendo en lo que se refería a asuntos del corazón.


¿Por qué de pronto volvía a recordarla? ¿Por qué Londres tenía un significado con nombre de mujer... El de ella? Y de tanto preguntárselo, llegó a una única conclusión... Un irresistiblemente Sabrina Stewart...


Lejos de allí Sabrina miraba a su ventana. La lluvia no había cesado. Y había olvidado cuándo había sido la última vez que se había detenido a ver que llovía a cántaro en ocasiones en aquella ciudad. Se encontraba tan exhausta de tanto pensar. Tomó un sorbo del chocolate caliente que tenía en aquella taza que tenía en sus manos. Y se admitió por primera vez que quería regresar a Los Ángeles. Sacarse esa espina de incertidumbre si estaba haciendo lo correcto en pensar en él, en Sebastian Evans, aquel americano que le había hecho golpearse a sí misma con la realidad y todo aquello que se había impuesto.


Y verse así le hacía sentirse desvanecida.


"Invece No" de Laura Pausini había empezado a sonar en su reproducción de música. Ni siquiera sabía que aún tenía aquella canción italiana.


— Sigo pensando en ti, aunque es lo que más he querido evitar... ¿Qué has hecho en mí que ya ni me conozco a mí misma?...—respiró hondo—. Posiblemente conozco la respuesta... Quizás me equivoqué al compararte con Charles. Aunque tú mismo admitiste que posiblemente no me había equivocado aquella primera vez que nuestros caminos se unieron.


Cerró los ojos y sintió que el tiempo volaba hacia aquel pasado. Haciéndole revivir parte de aquella última conversación. Aquella última vez que se habían visto, porque para su propia sorpresa, él no había ido a volver a verla.


— Has sido la primera mujer que me ha dado una bofetada al ponerme en mi lugar... Para serte sincero, toda mi vida he estado acostumbrado a que sean las mujeres las que se me ofrezcan en bandeja de plata... Nunca había ido detrás de una. Hasta que te cruzaste en mi camino y me golpeaste con tu actitud.

— No tolero a los hombres así... Aunque eres el primero con quien levantó mi bandera blanca. Fue muy amable lo que hiciste por mí... Tenía que agradecerlo de alguna manera. Además necesitaba respirar un poco fuera de la galería. La presencia de Charles me alteró los nervios...

— No creo que se vuelva a acercar a ti... Eres una mujer de armas tomar.

— Eso espero. O realmente tendré que cumplir con mi promesa.


Abrió los ojos, y siguió viendo aquel día lluvioso en su ventana, mientras seguía recordando aquella conversación que seguía sin borrarse de su mente.


— ¿Puedes darme un segundo antes de irte?

— Sí... Siempre y cuando sea un segundo. Sabes que los ingleses valoramos mucho el tiempo.

— Muy bien... Antes que te vayas y ésta sea la última vez que nos veamos, quiero sincerarme contigo. Y quiero que sepas que durante todo este tiempo, sé perfectamente que jamás estaré en la altura de una mujer como tú... Y es posible que te merezca a un hombre mejor que yo.



Irresistiblemente Tú (2do Libro-Serie "Un Cambio Inesperado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora