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📚Class 20: Final📚

El fuerte ardor en mi mejilla me hace reaccionar, levanto la mirada hasta encontrarme con la de mi madre, la cual solo me observa con total decepción.

— Mamá... Por favor... — Suplico en un último intento.

— No, Aerum, no quiero escuchar absolutamente nada. Empaca todo porque mañana mismo nos mudaremos de aquí. — Habla con firmeza y se da la vuelta, pero atrapó su muñeca y la detengo.

— ¿Acaso nunca te has enamorado? — Murmuró sollozante — Me alejaré de él, lo prometo... Solo, por favor... Aboga para que le devuelvan su trabajo, mamá — Agrego en un hilo de voz, al que no cambiaría de opinión.

Mi mamá me da una última mirada y sus ojos se llenan lagrimas, hace que suelte su mano y se va sin más. Caigo al suelo, sintiendo inútil e incompetente por no poder hacer nada en todo este caos.

— Nam, escapemos juntos... — Sugiero en un momento de impulso.

— No, no podemos, Aerum... — Contesta resignado — No seguiremos haciendo las cosas mal, tú te vas a graduar como quedamos y yo... — Se queda callado y desvía su mirada.

— ¿Tú qué? ¿No lucharemos juntos? ¿Nos rendiremos tan fácilmente? — Cuestionó con los ojos llenos de lágrimas, mientras sujeto su camisa con mi mano empuñada por la rabia.

— Aerum... No podemos seguir soñando. Está es la realidad — Explica, sosteniendo mi mano suavemente.

— Odio la realidad entonces — Escupo con frustración.

— Areum, debemos saber cuándo parar y cuando no. En estos momentos debemos hacerlo — Habla y sus ojos se llenan de lágrimas — Porque cuando se ama realmente.... A veces debemos sacrificar nuestra propia felicidad por la de esa persona — Agrega y me abraza con todas sus fuerzas — Juro esperar por ti, pero mientras debemos separarnos. — Su voz se quebranta por las últimas palabras.

Abro mis ojos, encontrado a mi alrededor varias maletas y enfrente el camión de mudanza, esperando por nosotros.

Así es como mi mamá por consejo de la dirección había decidido alejarme de Namjoon, lo más lejos posible. Pero por otra parte había podido regresar a su trabajo y eso me era suficiente para irme tranquila.

— Hija, es hora de irnos. — Avisa mi papá y sin siquiera voltear atrás, me encamino hacía su auto, sintiendo como mis lágrimas amenazan en salir de nuevo.

— ¡Areum, espera! — Grita, deteniendo mi paso.

Giro y me encuentro con él, algo agitado por haber corrido. Dudo un momento en acercarme, pero olvidó todo por un momento y sigo a mis impulsos.

— Yo... Tuve una lucha conmigo mismo, pero aquí estoy... Para despedirme de ti... — Habla y sujeta mi mano, apretándola con fuerza.

— Esto no es el fin, yo regresaré de nuevo a ti, Nam. — Respondo con firmeza, mirándolo directamente a sus ojos los cuales se encuentran aguados.

— Lo sé, lo sé... — Sonríe con esperanzas y en un movimiento rápido me jala de la mano, haciendo que choque con su pecho y me abraza.

...

— Gracias, Jungkook... Ya estoy llegando al departamento, por cierto ¿Cuando fue que me dijiste que llegarías a Busan? — Pregunto, mientras marco el número del ascensor.

— Te dije que tres días antes de sacar mi nueva canción — Responde al otro lado de la línea — Por cierto... Quería comentarte que hace poco conocí una chica tan o más extraña que tú — Comenta sonando horrorizado, pero río por ello.

— ¿Ah, si? — Cuestionó burlona.

— ¡Siii! — Afirma — No sé qué me está haciendo... Pero me está volviendo loco — Agrega lo último cansado.

— Me alegro por ti — Río nuevamente, disfrutando de lo que me contaba — Oye, Jungkook... Debo dejarte, me sigues contando luego — Explico y sin más cuelgo la llamada.

Salgo del ascensor e intentó tomar todas mis maletas rápidamente, pero al hacerlo solo me terminó golpeando con alguien.

— Oh, lo siento mucho... — Pido disculpas y levanto el rostro, encontrándome con aquella persona por la cual mi corazón se aceleraba como un loco.

— Ha sido un largo tiempo — Murmuró asombrada.

— Lo sé... Cinco años, ¿Cierto? — Ríe y rasca su cabello, desviando la mirada.

— Así es — Afirmó, sin poder dejar de mirarlo.

Dentro de mi mente solo quería saltar y abrazarlo, pero era imposible... Desde aquella vez, nuestras promesas habían quedado en el olvido.

— Déjame ayudarte con todo eso, ¿Cuéntame vas a empezar a vivir aquí? — Pregunta, mientras toma todas mis maletas en un movimiento rápido y sin dificultad alguna.

— Si, en el 702 — Respondo con simpleza.

— ¿De verdad? — Se gira a mirarme impactado.

— Sí, ¿Por qué? — Inquiero confundida... ¿Acaso el vivía en estos departamentos también?

— Yo vivo en el 703 — Ríe suavemente y sigue caminando.

— ¿No crees que es obra del destino? — Cuestionó, deteniéndome a su lado para abrir la puerta.

— Si lo creo. — Afirma y de inmediato giro a verlo — No te imaginas cuánto te extrañe, Areum. — Continua y soltando todo, atrapa mi rostro entre sus manos dándome un beso profundo.

Así fue como nos reencontramos, luego de tantos años, para poder enseñarnos uno a otro sobre el amor.

Fin.