La historia cuenta sobre como Areum, tiene un amor platónico con su vecino desde que son pequeños y él cuál por azares de la vida termina siendo su profesor.
¿Acaso ese inocente amor podrá sobrepasar las líneas que ella misma a trazado en su mente...
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— ¿Debería hacer la cena? — Cuestionó nerviosa, al ver su intensa mirada, sintiendo mis mejillas arder de inmediato.
Huyó a la cocina con aquel pretexto, sintiéndome aliviada al hacerlo.
— Profesor, ¿Por qué nunca ha salido con nadie? — Pregunto, de espaldas a él — Quiero decir, nunca le he conocido alguna pareja. — Agrego rápidamente, tratando de no sonar tan interesada.
— No tenía tiempo para enamorarme y tampoco aparecía la persona indicada — Responde, mientras me observa cocinar.
— ¿Y como es la persona indicada para ti? — Me atrevo de preguntar nuevamente, sintiendo los nervios correr por mi cuerpo.
Escucho como arrastra la silla y se levanta, quedó entumecida mientras escucho sus pasas aproximarse a mí.
— Déjame ayudarte a cortar eso — Habla rodeando con sus brazos mi cuerpo y mi corazón se detiene.
— ¿No responderás a mí pregunta? — Inquiero, tratando de sonar lo más normal posible, al él ignorar mi pregunta.
— Una persona que me haga sentir vivo, alguien que me saque de mi rutina, que me haga sonreír sin parar... Alguien quizás un poco torpe y despistada. — Responde colocando su mentón sobre mi cabeza.
¿Acaso era yo? ¿Habla de mí? ¿Podía tener una pizca de posibilidad de llamar su atención?
— ¿Y tú? — Su pregunta me hace salir de mis pensamientos.
— Simplemente tú — Confieso de forma directamente e implusiva.
Veo como se detiene y deja de hacer lo que hacía... Seguramente debía prepararme para su rechazo.
