~ Capítulo 14: Prueba Incriminatoria ~

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Llegué a mi oficina completamente encolerizada, este día no estaba siendo para nada bueno y ni siquiera iba por la mitad

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Llegué a mi oficina completamente encolerizada, este día no estaba siendo para nada bueno y ni siquiera iba por la mitad. Las horas pasaban lentas y yo traté de desfogar toda mi energía en el trabajo, logré terminar los planos del hospital, nunca antes había terminado uno en un sólo día, pero la concentración que tuve producto de todo lo malo que había pasado, me ayudó muchísimo. Vi la hora y me di cuenta que ya era tiempo de salir, el horario laboral se había acabado y ya podía irme a mi casa, tomé mis cosas y me fui de aquella empresa deseando no volver jamás, pero lastimosamente no tenía otro empleo y necesitaba uno. Agradecía que me encante mucho mi profesión y que sea mi vía de escape para toda mi realidad. Mientras iba caminando hacia la estación de buses, una llamada de Leander me sacó de mis pensamientos, me dijo que él recién se desocupaba en todo el día y que me pasaría viendo para ir a recoger a la psicóloga y luego ir a mi casa, pero yo le dije que sólo se preocupara por la señora porque yo ya estaba en camino.

Quise llegar antes que ellos para poder ver si mi hermano y mi madre estaban en condiciones para recibir esta visita, que era muy importante, así que traté de agilizar mi caminata y tomar los buses necesarios lo más rápido posible. Me bajé en la estación más cercana a mi casa y caminé lo que debía pasando por un parque, allí pude ver que estaba un papá con sus tres hijos: dos niñas y un niño, estaban jugando y se perseguían entre todos. Una sonrisa ladina y triste se esbozó en mi rostro, recordé cuando éramos pequeños y nuestros padres nos llevaban al parque a jugar y correr, en ese tiempo teníamos un perro que lo hacía todo más divertido. ¿En qué momento llegamos a esto? A veces, cuando estaba a punto de dormir, me gustaba pensar que todo era un sueño y que pronto despertaría para continuar con mi vida normal, pero no, cerraba los ojos y cuando los abría seguía en la misma realidad que me atormentaba desde que murió mi hermana.

Llegué a casa y todo era tal y como lo esperaba, mi madre y mi hermano encerrados en sus habitaciones, pero en esta ocasión también estaba mi padre en la habitación con mamá. Ambos estaban viendo la televisión, uno de esos programas en donde cuentan la vida de los famosos, y por primera vez en mucho tiempo vi a mi mamá sonreír, todo debido a que aquellos presentadores estaban contando chistes entre ellos. Les avisé de la visita de la especialista, y ambos se levantaron para arreglarse, no creía que mi madre lo iba a ser porque estaba muy descuidada de su apariencia, pero esta vez sí se quiso vestir mejor y parecerse un poco a como era antes, y eso alegró mucho mi corazón. Salí de allí y me tocaba ir donde mi hermano, le toqué la puerta y como por arte de magia, respondió diciendo que siga. Quise evitar todos los temas de la pelea anterior y al entrar lo vi bien vestido y arreglado, algo que también me alegró mucho.

- No creas que olvidé que hoy viene la psicóloga, podré estar triste, pero sabes que odio que la gente me vea descuidado - Dijo sonriendo - Ven, dame un abrazo.

Corrí a sus brazos extendidos y poder sentir un abrazo de mi hermano después de semanas era lo que necesitaba, también estaba feliz porque significaba que ya no estaba enojado. Tenía plena confianza en que con ayuda de la psicóloga podremos volver a retomar nuestras vidas, aunque tenía claro que nunca volveríamos a ser los de antes, por lo menos podríamos ser personas que sepan vivir con el dolor sin dejarse caer más.

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