~ Capítulo 28: Entre Lo Correcto Y Lo Que Quiero ~

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Los primeros rayos del sol pasaban por la ventana demostrando que la noche había terminado y un nuevo día empezaba

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Los primeros rayos del sol pasaban por la ventana demostrando que la noche había terminado y un nuevo día empezaba. No tenía ni las más mínimas ganas de levantarme de la cama, pero hice un esfuerzo porque nunca me había gustado quedarme durmiendo todo el día, y no iba a permitir que hasta mis fuerzas y mi energía me robara James. Me arreglé como siempre y me acerqué a la ventana para mirar si había regresado, pero no, su auto no estaba en el parqueadero, eso era algo bueno. Decidí pedir que me sirvieran el desayuno en el jardín, quería salir un poco de la misma rutina. Mientras traían la comida, noté que una de las sirvientas me miraba disimulando, pero podía suponer el motivo.

- ¿Acaso mi labial no combina con mis ojos? - Pregunté mirándola a ella cuando acabó de servir el jugo.

- ¡Eh! No señorita, para nada, usted está hermosa como todos los días - Respondió asustada.

- Entonces... quizá debí elegir más frutas en lugar de cereales, ¿O no? - Repetí sonriendo.

- Si gusta se las puedo traer - Dijo.

- Tú tampoco entiendes por qué yo sigo aquí, ¿Verdad? - Dije.

- ¡Ehh! No señora, yo no tengo nada para decir - Contestó más asustada.

- Tranquila, yo no soy como él. Puedes tomar asiento - Dije y ella obedeció - No serías la primera persona que me lo dice.

- Realmente, a mí me asombra su valentía para seguir con el patrón a pesar de lo que le hace - Habló sincera.

- No es valentía, es obligación - Añadí.

- Señorita, es que usted se ve como si no le hubiera pasado nada, cuando anoche... todos escuchamos cómo el señor la maltrataba - Dijo.

- Lo sé, las heridas se pueden tapar con maquillaje, no se ven pero se sienten, y yo las siento todos los días - Respondí.

- Señorita, si usted quiere yo misma la acompaño a la policía para que lo denuncie, no siga soportándolo - Dijo y yo sonreí.

- Gracias, pero no puedo, hay motivos muy fuertes que me mantienen atada a él - Dije.

- Lo siento, cuando el señor la golpea, todos queremos salir a defenderla, pero él nos hizo firmar un contrato de confidencialidad por millones de dólares, y por eso nadie hace nada - Explicó.

- Me lo imaginaba, pero gracias por confirmármelo - Dije.

- Yo antes creía que en estas mansiones de millonarios se vivía muy feliz, como en un cuento de hadas - Añadió.

- Quizá en algunas casas sí, pero he aprendido que en este mundo del dinero, es en donde más crueldad hay - Respondí.

Decidí pedir que también le trajeran el desayuno a la muchacha, llamada Kristine, me había caído muy bien y mientras platicábamos, sentía que hablaba con una amiga, algo que desde hace tiempo no había tenido. Ella fue la primera persona que aceptó hablar conmigo, porque los demás eran muy cortantes y sólo me decían lo necesario, aunque igual no era como que hayan muchísimos sirvientes en esta casa, eran contados con los dedos de las manos, pero todos eran muy reservados, lo que la muchacha supo explicar con que James les había prohibido charlar conmigo.

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