Christina tendrá que sobrevivir a diversas pruebas del odio descifrando enigmas y sintiendo en su propia piel lo que duele haberse convertido en una de sus principales víctimas.
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Christina Ham...
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Mis ojos se abrieron repentinamente apenas vi la profundidad de ese azul cielo, haciendo que ni siquiera pudiera tratar de viajar mi mirada más porque aquella imagen desapareció y la misma habitación de siempre se tomó mi campo visual. Me senté un poco perturbada en la cama y froté mi cabeza para despertarme bien. Como un instinto, toqué mi collar que me dio Leander, y allí estaba, lo que me relajó un poco, pero aquellos ojos seguían en mi mente, y aunque entendía que todo había sido un sueño, continuaba la pregunta de a quién pertenecían, por qué soñé algo así, qué tenía que ver con mi vida. Quise darle sentido a esa fantasía, pero no encontraba más que incógnitas que no ayudaban: ¿Quién era ese que dijo que desde siempre me esperaba? De todos modos, no fue más que un sueño así que le resté importancia sabiendo que a veces el cerebro crea cosas que nada tienen que ver con la realidad.
La luz del sol allá afuera me hizo caer en cuenta de que otro día comenzaba, por lo que fui a ducharme y luego a vestirme y arreglarme. Hoy no tenía planificado hacer nada importante, no saldría de casa ni nadie vendría, aunque con Leander en la ciudad, no podía confiarme en que ya no lo volvería a ver. Bajé a desayunar y luego salí al jardín, estaba muy aburrida y no encontraba nada realmente interesante para hacer, estar encerrada en estas cuatro paredes todos los días era algo asfixiante. Pero siempre mi idea para matar el aburrimiento era leer o diseñar, así que elegí diseñar. Regresé a la habitación y tomé mi celular para abrir una aplicación de diseño que había instalado, era una que me acompañaba desde épocas universitarias, y aunque no me había gustado usarla en el celular, ahora no tenía más opción.
Pasé algunas horas jugando con ella, lo mejor de todo era que era gratuita y que te daba varias alternativas en colores, estilos, acabados. Tú podías crear una casa sólo seleccionando lo que ya proporcionaban, como diferentes formas de techados, ventanas, balcones; en fin, podías jugar y dejar volar tu imaginación. Yo había hecho una mansión estilo mediterráneo y un edificio con departamentos de alquiler, estaban muy bonitos y cuánto me gustaría algún día llevarlos a cabo. Algunos recuerdos de mis primeros años en la carrera me invadieron al terminar, cuando el profesor nos hizo descargar esa aplicación para ir introduciéndonos en el mundo de la arquitectura y que tengamos una visión digital de las maquetas que debíamos presentarle porque éramos bastante amateurs, cuando salía casi todos los fines de semana a bailar con mis amigas, cuando mi familia todavía estaba unida, en fin muchas cosas.
Sólo dejé escapar una sonrisa y me quedé pensando en nada mientras miraba a la ventana, esos momentos de desconexión donde no entiendes qué pasa, pero que al mismo tiempo se convierten en un remolino de ideas en tu mente después. Sacudí mi cabeza y decidí recostarme un rato en la cama sin tener absolutamente nada que hacer, esto de estar sin oficio me estaba poniendo muy ansiosa, no sabía por cuánto más lo podría soportar. Creo que logré dormirme unos minutos que parecieron horas, hasta que un portazo me hizo saltar de la cama, mas ya podía imaginar de quién se trataba porque era la única persona que entraba así a mi habitación, James.
