Víctimas Del Odio ✔️

~ Capítulo 19: La Salida Del Laberinto ~

Antes de irnos del juzgado, me despedí de los compañeros de Morgan y las personas que habían sido llamadas a declarar, al final cada testimonio sirvió para demostrar las intenciones que tenía mi hermana y que Liam no era culpable intencionalmente de su muerte. Cuando encontré a Sophie, pude notar en ella una mirada triste, a pesar que las cosas salieron en parte bien.

- Yo sólo espero que algún día me puedas perdonar por haberme quedado callada, si hubiera sabido cómo terminaría todo, juro que hubiese hablado desde un principio lo que vi esa vez - Dijo ella apenada al acercarme.

- No es tu culpa, no es de nadie, sé que muchas cosas se pudieron haber evitado, pero ya no hay marcha atrás. Lo importante es aprender de todo esto para ser mejores personas y actuar mejor - Dije.

- Si tan sólo hubiera hablado... - Le interrumpí.

- El hubiera ya no existe, y recriminarnos no va a devolver el tiempo atrás ni va a hacer que Morgan regrese a la vida ni que Liam salga de prisión, sólo va a estancar tu futuro. De todo corazón, te pido que olvides lo que pasó, perdonándote, y llevando siempre la lección - Añadí.

- Te prometo que así será, gracias por no culparme - Dijo.

- Gracias a ti por haber venido a apoyar a mi hermano - Dije dándole un último abrazo.

Después de la corte, nos dirigimos a la delegación para acompañar a Liam hacia el reclusorio que le había sido asignado. Fue difícil tener que dejarlo allí y verlo tras unas rejas por una sola equivocación, pero ya no se podía hacer nada. Todos lloramos, lloramos como cuando nos enteramos de la muerte de Morgan, pero esta vez teníamos la esperanza de que el tiempo pasaría rápido para tenerlo nuevamente en casa. Prometimos que lo vendríamos a visitar seguido cada que pudiéramos, en especial mamá ya que pasaba más tiempo libre. Liam sólo asentía y tenía una completa calma, eso me llenó de consuelo, él sabía el motivo de su estadía allí, así como sabía que cuando saliera sería un hombre totalmente diferente.

Le agradeció a Leander todo su apoyo también, y antes de que los agentes nos pidieran retirarnos, él nos dijo que continuemos con nuestras vidas como si él siguiera en Estados Unidos, que no limitemos nuestra vida, ni los viajes, por verlo a él, y aunque eso sería imposible, se lo prometimos para que se quedara tranquilo. La última imagen que vi de mi hermano, fue su rostro sonriente adornado por una ligera lágrima que caía de sus ojos verdes, y esperaba que hasta que lo volviera a ver, pueda seguir con esa sonrisa.

Apenas vimos la luz del sol al salir de ese lugar gris, papá y mamá se derrumbaron con todo lo que habían tratado de contener dentro del reclusorio para que mi hermano no se quedara preocupado. Lloraron ese día, lloraron al día siguiente, lloraron toda la semana, pero poco a poco todo se volvió costumbre y entonces las heridas comenzaban a sanar.