Christina tendrá que sobrevivir a diversas pruebas del odio descifrando enigmas y sintiendo en su propia piel lo que duele haberse convertido en una de sus principales víctimas.
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Christina Ham...
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- ¿Por qué te quedas callado? Quiero que me digas el motivo por el cual no me dijiste la verdad desde un principio - Dije y él volvió su mirada a mí.
- Yo te amé desde la primera vez que te vi, llámame loco o psicópata porque me enamoré de una niña, pero así fue. Sabía que ese amor era imposible y por eso fue bueno para mí ir a Italia, para poder olvidarte o por lo menos esperar a que ambos creciéramos; sin embargo, la primera opción fue imposible, porque pasaban los días, los años, y mi corazón te seguía recordando con la misma intensidad con la que te amó desde siempre. Quise intentar dejar este sentimiento, pero con el tiempo sólo se hizo más fuerte, así fue que decidí volver a Londres a buscarte, recorrí el lugar donde te conocí miles de veces, pero ya no estabas, todo había cambiado tanto que ya me parecía imposible volverte a ver. No obstante, el destino sabe cuándo es el momento indicado y nos puso de nuevo en el mismo camino, cuando te vi otra vez y con tan sólo tenerte cerca, me di cuenta que nunca podría dejar de amarte. En la cena de esa noche, las ganas de decirte todo lo que sentía eran tan fuertes, pero a la vez quería confirmar si tus sentimientos eran los mismos, me di cuenta que no cuando dijiste que te ibas a casar, y después pasó todo el problema con Evans y el caso de tu hermana que yo sólo quise no presionarte diciéndote algo tan delicado en un momento difícil para ti; así mismo, quise darme tiempo para conquistar tu corazón. Perdóname si con eso te ofendí, nunca fue mi intención - Explicó con tristeza y sinceridad en sus palabras.
- Perdóname tú a mí por creer que me habías mentido, yo interpreté las cosas de otra manera, con todo lo que ha pasado últimamente ya no sé qué pensar. Pero yo no te puedo mentir, y menos a ti que siempre estuviste conmigo, por amor, mis sentimientos hacia ti no iban más allá de una amistad - Dije con melancolía porque sabía que esto le dolería.
- Lo sé, cuando hablé con Morgan ella no me mencionó nada sobre tu matrimonio, yo pensé que estabas soltera y una esperanza nació en mí para ganar tu corazón, después se desvaneció, pero luego se volvió a encender y desde allí imagino cada noche cómo sería si tú sintieras lo mismo que yo siento por ti - Dijo con sus ojos cristalizándose.
- Al principio, no sentía nada por ti, sólo eras el desconocido que me había ayudado aquella vez y al que le tenía un profundo agradecimiento, pero con todo este tiempo que hemos compartido, con la plática y la convivencia, no puedo decir que mi corazón sigue indiferente ante ti - Hablé en un hilo de voz que encendió un brillo en su mirada.
- Yo sabía que sólo un milagro haría que esa niña de la que me enamoré también lo hubiera hecho, y también sabía que si tú no sentías lo mismo no podía pedirte amor de un día al otro. Todo este tiempo que llevo conociéndote ha hecho que este sentimiento se fortalezca más y más sin parar, pero aunque mi corazón se destruya, lo que pasará sólo va a depender de ti - Respondió.
- A mí me encantaría poderme enamorar de ti, alguien tan noble, leal, cariñoso, podría decir que eres el mejor hombre que he conocido, y debo confesar que siempre pensé que la mujer que tuvieras a tu lado y de la que decías estar enamorado era muy afortunada, sin imaginar que esa afortunada era yo, pero hay tantas cosas que nos separan y evitan que yo te pueda amar como debería amarte, como te lo mereces; principalmente, mi hermana - Concluí.
