Hye Min estaba dispuesta a cobrar venganza y una de sus mejores ideas era desaparecer del mundo bajo otro nombre, quizás así Park Jung Min no le encontraría. Seohyun sentía todo el dolor que su amiga tenía y antes de entrar le abrazó muy fuerte.
Seohyun: ¡es hora de entrar! – dijo exclamando muy segura.
Hye Min la miró y con un fuerte suspiro asintió, pero antes de cruzar la puerta a la que le llevaría a su nuevo hogar, se giró nuevamente hacia atrás y pensó.
HM: podrán haberme destruido, pero del todo no lo hicieron. Regresaré y los haré pagar por todo el daño que me hicieron y más con los seres que más amo. – pensó y nuevamente su mirada se tornó fría y llena de rabia.
Suspirando profundamente y tomando bien a su pequeña princesita, entró a la nueva mansión, donde no solamente sería parte de servicio, sino que sin saberlo poco a poco se convertiría en la nueva dueña de todo ese lugar al revelarse un secreto que estaba a punto de cobrar vida.
Mientras tanto en Japón. Lee Joon y Park Jung Min comenzaban a empacar todo para volver a su tan ansiada ciudad de Seúl.
PJM: ¡Hye Min! ¡Pronto volveré a buscarte mi amor! – dijo en medio de un suspiro, mientras miraba una foto que tanto guardaba en su billetera.
Lee Joon lo observaba a lo lejos y de alguna forma lo emocionaba verlo tan feliz, sin embargo las cosas estaban por cambiar. Por dar un rumbo completamente diferente, al enterarse de la desaparición de su gran amor junto a su pequeño retoño.
Lee Joon: ¡Jung Min! Iré por algo que olvidé en el sofá – dijo algo nervioso.
Aunque él no pensaba buscar aquel objeto, necesitaba alejarse de su primo por un momento para hacer una llamada inesperada a una personita importante y por la cual su primo estaba perdiendo la cabeza, sin embargo todo fue en vano porque nadie contestó su llamada.
Lee Joon: ¿Dónde estás mi princesita? – se preguntó triste y preocupado a la vez.
Habían sido varios días los que intentaba él comunicarse con la mujer que en secreto aun amaba, sin embargo nadie le contestaba y eso era bastante preocupante, más aun sabiendo quienes estaban detrás de ella para destruirla.
Mientras tanto en Seúl, todo parecía haber cambiado. La brisa ya no resoplaba como antes, no llevaba esa magia del amor, que alguna vez envolvió a un gran amor. Las nubes se habían transformado en copitos de algodón grises. Para Hye Min, comenzar de nuevo era un reto total pero era lo mejor que podía hacer por ella y por su hija, quien ahora estaba en sus brazos durmiendo tranquilita.
Al entrar a la nueva casa, lo que sería su nuevo hogar. Una dulce sensación le invadió todo su cuerpo, cómo si una fuerza le atrajera hacia dentro, como si de repente estuviera en un lugar que le pertenecía y así era. Ese lugar era de ella, aunque no lo supiera, pero el tiempo le haría a conocer la realidad que le estaba envolviendo.
Ambas jovencitas entraron a la nueva casa, donde la dueña de la casa con una de sus hijas, esperaban muy serias a la nueva joven que iba a trabajar para ellas.
La Señora Kim, era una persona de edad avanzada. Desde que había muerto su esposo, se había dedicado a cuidar de sus hijos, sin embargo uno de ellos terminó enamorándose de una linda jovencita que no iba con el protocolo de la familia y eso permitió que su madre llegara a oponerse a aquel amor que iba creciendo más y más.
Al oponerse la señora Kim al matrimonio de su hijo con aquella joven humilde y de un estatus social bajo, hizo lo imposible por separarlos, creó malos entendidos entre ellos, pero el amor en su gran fortaleza de aquellos jóvenes logró vencer toda clase de obstáculos y eso permitió que un día aquel joven terminara por dejar su casa.
FLASHBACK
Con el transcurso de los años, la señora Kim, ya no tenía la misma fuerza de antes como para separar a sus hijos de la persona a quien habían elegido como su pareja. La salud de aquella mujer estaba muy deteriorada hasta el punto de llegarse a convencer de que “sus enfermedades” eran un castigo por lo demasiado severa que fue con sus hijos, y guardaba especial arrepentimiento por como lo había tratado al único hijo varón que tuvo.
Aunque su dolor y su arrepentimiento eran totalmente sinceros, le fue tan complicado dar con Seung Ho, su hijo. Investigó lo que había sido de su vida durante esos años y al enterarse de que era abuela de tres niños preciosos, su protección y cariño de abuela floreció de inmediato y trató de buscarlos para darles todo ese amor que en el pasado no pudo darles.
Con la ayuda de su fiel mayordomo y ella mismo, se ingenió para reunir a todos sus hijos y pedirles perdón. Organizó para esa noche una fantástica cena, en la que se incluían hermosas decoraciones y una gastronomía especialmente deliciosa, los mejores vinos, pero lo más importante, el gran valor para saber pedirles perdón.
Aquella mañana…
Mientras el joven Seung Ho trabajaba en los rosales que cuidaba con tanto esmero junto a sus dos hijos mayores, de pronto una voz lo dejó estupefacto. Girándose lentamente hacia un costado y observar a quien tenía frente a él, no pudo evitar que sus ojitos se cristalizaran.
Mayordomo: ¡Joven Seung Ho! – gritó emocionado
El joven corrió hacia él y dándole un abrazo muy fuerte, no pudo evitar llorar. Se sentaron juntos en una pequeña banqueta que se encontraba junto a ellos para iniciar con una larga conversación.
El mayordomo le comentó todo lo que había sucedido en todos esos años y como estaba la salud de su madre y eso lo entristeció.
Seung Ho: ¡lo siento! – el joven bajó la mirada y tratando de no llorar, sus ojitos lo delataron.
Mayordomo: por eso he venido joven, su madre lo necesita, quiere pedirle perdón, ella se siente muy mal por todo lo que le hizo y aunque su salud es muy delicada, siente que le hace falta su perdón. Además se enteró que usted tiene tres hijos y quiere conocerlos, son sus nietos – explicó el señor.
El joven lo miró con inseguridad y pensó que tal vez era mejor que fuera, quizás eso le faltaba para ser completamente feliz, recibir ese perdón, pero lo que no lo tenía convencido era de llevar a sus hijos.
Seung Ho: creo que es mejor que vaya con mi esposa, pero a mis hijos no pienso arriesgarlos, no quiero que los humille. Primero iré yo y después los llevaré a mis hijos ¿Te parece? – dijo muy serio
El mayordomo asintió con amabilidad y es que se había dado cuenta que era bastante lo que había logrado. Se despidieron con un abrazo y entregándole una tarjeta blanca de papel, se alejaron.
Mientras tanto en la casa de la señora Kim, todo se estaba convirtiendo en un verdadero caos, pero no de un desastre, sino de una alegría inmensa que se podía presenciar. El mayordomo llegó con las buenas noticias y su la abuela no pudo estás más que feliz, aunque no vería a sus nietos, pero tener a su hijo cerca y a su nuera, con eso su cargo de conciencia pesaba menos.
No faltaba mucho para que esa noche diera inició a un gran reencuentro. Seung Hoy su esposa se habían vestido de una manera formal, según sus posibilidades, pero él estaba muy nervioso, sin embargo algo en su interior no lo dejaba tranquilo, como si una sombra lo arropaba. Mientras miraba a su hijo mayor hacer la cena para sus hermanas, él tomó un papel y sentándose lejos de ellos, comenzó a escribir una carta. Al terminar de escribir, metió el papel en un sobre y cerrándolo, lo dejó dentro de una cajita de madera que tenía su esposa en la mesita de cama.
Kyu: ¡Papá! por favor, vayan con cuidado – comentó preocupado
Seungho: ¡Kyu, ven! – Lo tomó del brazo y llevándole a su habitación le dijo – aquí en esta caja, hay algo muy importante para ti y tus hermanas. Si algún día, tu madre y yo llegamos a faltarles, no olviden de leer un sobre que hay dentro ¿Sí? – dijo nervioso y abrazándolo fuerte a su hijo le dijo – cuida de tus hermanas, quedas con esa responsabilidad, Hye Min, va a ayudarte pero tu hermanita menor es muy pequeña y necesita más atención
Kyu asintió ante sus palabras y nuevamente abrazó a su padre, como si aquel abrazo fuera el último que recibiría de él. Eun Ji, la esposa de Seung Ho, dejó dormida a su niña más pequeña y al salir de la habitación se encontró con aquella escena y se unió a ellos y sin decir nada sus lágrimas comenzaron a salir.
HM: ¡Mamá, Papá! por favor cuídense, y saluden a la abuela de nuestra parte – comentó su hija tras de ellos.
Eun Ji: ¡Está bien hija! Cuídense por favor, no olviden que siempre estaremos con ustedes
El ambiente de pronto se sintió tenso y triste. Ambos esposos se dirigieron a la puerta, con aquella sensación de despedida, mientras que sus hijos miraban tristes desde el lumbral de la puerta, levantando su mano.
¿Quién iba a pensar que esa noche sería la última vez que se volverían a ver?
Al llegar a la mansión de la madre de Seung Ho, todos los empleados los recibieron con mucha amabilidad. Y su madre, quien ansiosa esperaba en la puerta, al verlos llegar, no pudo evitar contener sus lágrimas.
La noche iniciaba de forma espectacular, Seung Ho y su esposa parecía sentirse muy bien. El limar las asperezas con la señora Kim, había desatado un mejor ambiente.
La velada se iba terminando con el transcurso de las horas, todos se iban despidiendo pero antes que Seung Ho y su esposa se marcharan, la señora Kim dijo unas palabras:
Sra. Kim: ¡Gracias Hijos! Por perdonarme, pero quiero que pronto me traigan a mis nietos que quiero conocerlos – comentó
Su hijo besó las manos de su madre y con una sonrisita asintió a su petición. Se despidieron y se disponían a regresar en el auto de la casa a su humilde hogar, donde dos jóvenes y una niña, esperaban ansiosos a sus padres.
El mayordomo se dispuso a llevar a la joven pareja hacia su hogar, sin embargo un auto en el cual un conductor conducía bajo efectos del alcohol, chocó contra ellos, provocando un gran accidente, donde lamentablemente todos perdieron la vida.
Tan fuerte había sido el golpe, que el mayordomo que conducía el auto terminó en alguna parte del pavimento de una de las avenidas principales de Corea, mientras que la joven pareja se había quedado atrapada entre los escombros del auto.
La una de las ambulancias llegó al instante y se llevó al mayordomo que aún tenía señales de vida, pero al ingresar a la clínica más cercana perdió la vida, sin embargo la suerte no corrió para aquella pareja, ellos si ya no tenían signos vitales y hasta sacarlos de los escombros tardaron mucho que al llegar a la ambulancia, los llevaron directamente a la morgue para que algunos de los familiares los fuera a reconocer.
A la mañana siguiente…
Kyu se levantaba como siempre muy temprano, pero esperando ansioso a sus padres para que le contasen como había resultado la noche y con lo único que se encontró fue con una llamada donde les comunicaba lo que había sucedido.
Kyu corrió hacia la morgue del hospital donde se encontraba sus padres, sin siquiera decirle a su hermana, qe aún cuidaba de la más pequeña.
Enfermera: ¿Usted es el joven Kyu? – preguntó muy triste la señorita
Kyu: ¡Si! Necesito pasar a ver si son mis padres – comentó
Enfermera: encontramos esta información en el traje del señor y por eso supimos a quién llamar – respondió entregándole una especie de libreta
Ella lo llevó hacia un cuarto de luces azules, se sentía un ambiente demasiado frío y una tristeza que envolvía al instante, sin embargo para él era como si le arrancaran el corazón de golpe. Tenía la esperanza de que no fuera real, de que todo fuera una pesadilla, pero no lo fue, al ver como salía de dos cajones de metal, como una lata y sobre ellas, dos cuerpos con una ropa muy conocida.
Kyu miró expectante los rostros de aquellas personas y al verles por completo rompió en llanto inmediatamente.
Kyu: ¡SON MIS PADRES! – logró decir entre sollozos
Era tan profundo el dolor, que varias enfermeras tuvieron que contenerlo y sacarlo del lugar para que pudiera hacer los trámites y hacerles el funeral respectivo. El funeral se realizaría en una de las salas del mismo hospital y por ayuda social que la misma institución les brindaba.
Estaba solo y llamando a aquella vecina que vivía junto a ellos, dejó a sus padres con ella, para ir a casa y decirle a sus hermanas, quienes estaban en cuarto jugando sin imaginar lo que había sucedido.
Kyu: ¡Hye Min! ¡Jandi! – susurró conteniendo ese nudo en la garganta que se le había formado.
Hye min se levantó y al mirar a su hermano supo que algo grave estaba ocurriendo, no se atrevió a preguntar pero sus ojitos al instante se cristalizaron al igual que su hermano, quien no pudo contener el llanto y el dolor que lo embargaban.
Kyu: ¡Papá y Mamá están muertos!
HM: ¡Qué! ¡No puede ser, no! ¿Dime que es una mentira, que no es verdad? – gritó llena de dolor
El no pudo contestarle solo se lanzó a llorar a los brazos e su hermana junto con la pequeña Jandí que al instante comenzó a llorar y comprender que no volvería a ver a sus padres.
Ya la vida no volvía a ser la de antes, aquel suceso, les había marcado para siempre su existencia. El funeral se dio por finalizado y fueron enterrados en el cementerio general. Tanto era el dolor que marcaba su vida, que Kyu se olvidó por completo de las palabras de su padre sobre aquel papel que dijo que era importante. Solamente quisieron seguir adelante por más difícil sea el momento, porque en el presente tenían responsabilidades y una de ellas era Jandi, por quien tenían que velar, cuidar y proteger.
FIN FLASHBACK
Hye Min entró a su nuevo hogar con su pequeña y preciosa hija, sin imaginar que pronto su destino y su vida estarían por cambiar.
La joven caminó con miedo por un gran pasillo y detrás de ella iba su gran amiga Seuhyun, la cual llevaba su equipaje, pero antes de pasar a la sala, SeoHyun corrió a los brazos de su abuela y la saludó con cariño, al igual que lo hizo con su tía.
SH: ¡Hola Abuela! – Gritó emocionada - ¡Hola Tía!
Ambas mujeres se levantaron y con cariño le abrazaron muy fuerte para darle la bienvenida, pero al ver la presencia de alguien más, todas se quedaron calladas.
X: ¡Muchachita! Bienvenida a tu nueva casa, ven hija, quiero que me tengas confianza, no me tengas miedo – expresó muy amablemente la anciana – mi nombre es Kim Min Young y ella es mi hija Eun Nim y esta niña, tu amiga es mi nieta Seohyun – dijo con la voz tan dulce como la miel. La tomó con delicadeza de la mano y le dio un cálido abrazo
Hye Min estaba tan abrumada pero con temeridad y timidez, tomó la mano de aquella anciana y sintió como una conexión inexplicable recorría su cuerpo al sentir aquel abrazo, era como si desde hace tiempo se hubieran conocido.
Eun Nim: vamos muchachita, no debes tener miedo, aquí te vamos a tratar muy bien– le dijo y de nuevo otro abrazo le dio - ¿Cómo te llamas?
Para ambas mujeres era la misma sensación, pero era lógico, la misma sangre corría por sus venas pero ni siquiera lo sabían.
HM: ¡Muchas Gracias! Mi nombre es Dara y mi hija se llama Haneul – dijo nerviosa, pero sabía que lo mejor era que nadie se entere donde se encontraba.
Tanto la dueña de la casa como su hija y su amiga, le estimaban mucho así que por ese lado, se sentía muy tranquila y con respaldo de que nadie iba a hacerle más daño. Necesitaba estar más fuerte que nunca para cobrar venganza por todas las cosas que le hicieron pasar la familia Park.
Mientras ella se instalaba en su nueva casa y se ponía al tanto de las tareas que le toca realizar, al otro lado del mundo alguien esperaba ansioso un vuelo hacia Corea.
Jung Min no había parado de observar por la ventana y dejar de imaginarse una vida a lado de la mujer que tanto amaba y que alguna vez despreció.
Sus suspiros se podían escuchar a lo largo del aeropuerto, pero ¿Qué podía hacer? ¿Cómo lograba saber algo de ella, si su hermana no le decía nada? había llamado muchas veces a la casa donde vivía pero nadie le contestaba y para él, eso demasiado desesperante.
Lee Joon: ¡Ay Jung Min! me duele verte así, pero es hora de que despiertes de una vez y te levantes porque nos toca abordar – le reprendió su primo para llamarle la atención.
PJM: necesito que me hagas un favor – dijo seriamente
Su primo lo miró con inquietud y no le contestó, sin embargo necesitaba escucharle para saber ahora que locura se le estaba ocurriendo.
PJM: llévate mis cosas a casa y no le digas a nadie a donde fui. Necesito buscar a Hye Min, la necesito, la quiero conmigo – expresó con lágrimas en los ojitos.
Lee Joon: ¿Qué pasará si no la encuentras?
PJM: la seguiría buscando, pero debo encontrarla, decirle que la amo, que me perdone, que he vuelto por ella – entre suspiros contestó
Joon le miró con tristeza y cerrando sus ojos se recostó en su asiento y esperó a que terminara ese vuelo tan largo, porque también quería saber de “ella”.
Con el transcurso de las horas, Jung Min dejó con su primo las cosas y tomando el primer taxi, se dirigió a buscar a la mujer que amaba hasta los huesos y a la que hizo tanto daño gratuitamente.
PJM: ¡Gracias! Es aquí – le dijo al conductor.
Se bajó del auto y fue directamente hacia la puerta de casa, sin embargo al irse acercando poco a poco, se fijó en cómo estaban los rosales, que ella y su hermano cuidaban tanto. Todo estaba marchito, los pétalos secos en la tierra.
PJM: ¡Hye Min! – tocó a puerta pero nadie le abría, nadie salía y eso para él se le estaba volviendo extraño, ya que se suponía que sus hermanos vivían ahí. - ¡Kyu! ¡Jandi! ¡Hye Min! – gritaba y tocaba desesperado.
Tanto era el ruido que causaba, que de pronto una vecina salió y al verlo parado frente a la puerta se acercó.
Vecina: ¡Disculpe Joven! Pero ninguno de los hermanos vive ahí. – respondió triste la señora
PJM: ¿Puede decirme por favor a dónde fueron? – preguntó desesperado
Vecina: desde que murieron los hermanos de la niña Hye Min, ella se fue de este lugar, nadie sabe a dónde – respondió.
Aquellas palabras para Jung Min fueron como un disparo mortal y una sorpresa enorme, ¿Cómo así que Kyu y Jandi fallecieron? Era la pregunta que pasaba por su cabeza.
PJM: ¿murieron? ¿Pero cómo?
Vecina: fue un accidente, los atropellaron una noche – explicó la amable señora pero su rostro solamente reflejaba tristeza.
PJM: ¿Y Hye Min no le dijo a dónde iría? Necesito por favor saberlo
Vecina: ¡Lo lamento! ¡No lo sé!
Jung Min estaba tan dolido por lo que estaba escuchando que por un momento pensó en alejarse e irse, sin embargo un presentimiento le hizo quedarse y abrir la puerta. Necesitaba entrar, quizás podía encontrar alguna pista de la mujer que tanto amaba.
Al principio la señora no lo quiso dejar entrar, pero él entró sin ningún permiso y al observar alrededor todo lo que se encontraba, le dio un profundo dolor al pecho, pero más aún, ver aquel osito de peluche que una vez le regaló.
Caminó lentamente recorriendo cada lugar y rincón de la casa, hasta que por último entró a la habitación de Hye Min. Aún se podía percibir aquel perfume que le caracterizaba y eso en el fondo de su corazón lo hizo estremecer y producir algunas lágrimas.
PJM: ¿Dónde estás mi amor? ¿Dónde estás Hye Min? – susurró
Estaba punto de abandonar la habitación, cuando de pronto su mirada se detuvo el algo que había quedado bajo la cama.
PJM: ¿de quién son estos zapatitos? – Preguntó desesperado - ¿Hye Min tiene un hijo?
La señora lo miró nerviosa y aunque lo negó, Jung Min no se convenció de esa respuesta y salió de la casa con el corazón destrozado y millones de preguntas en su cabeza.
¿Que hará Jung Min después de haber encontrado los zapatitos de bebé?*Ofrezco mil disculpa por actualizar luego de mucho tiempo. Pero aquí estoy de vuelta. Voy a escribir más seguido y espero que les guste este nuevo capítulo. Gracias por la paciencia que me han tenido y por seguir apoyando esta historia*
Les quiero mucho. Su escritora
Minnie Cris
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Corazón Salvaje (Park Jung Min)
RomansaPERSONAJES Jung Min - Heredero de las más grandes empresas de música en Corea del Sur. Shin Hye - Hermana de Jung Min Lee Joon - primo de Jung min y Shin Hye Kim Hye Min - (Dara)- es la futura heredera de varias empresas de belleza en Corea. Kim K...