T2 Capítulo 11: Te odio

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[Perdonen los errores ortográficos y la tardanza]

Estaba saliendo a comprar juntó con Claudia, a la ya conocida verdulería cerca de la casa de McKenna. Ambas estábamos algo desarregladas, ya que era muy temprano.

— Mañana debes ir al colegio, ¿cómo te sientes con eso? — pregunto mi hermana mientras rascaba su ojo son su puño cerrado.

— No sé. Es como, sabes que todos van a estar viéndote como si tuvieras cáncer y te vas a morir mañana. Y el otro lado es como, ya no voy a estar encerrada solo yendo a casa de Kenna o caminando sola.

— Entiendo —bostezo un poco— ¿Por qué debemos comprar a las 08:00 en un domingo? ¡Nadie abre un domingo!

— Si lo hacen, pero temprano. Cosa de hacerte venir temprano o directamente no venir —ella bufo con cansancio mientras yo le sonreía divertida— Además, podemos dormir toda la tarde.

— Tú puedes dormir toda la tarde. Faltaste dos semanas al colegio, y ya tienes todo al día y fecha. Yo fui esas dos semanas y me faltan como tres trabajos que entregar.

— Te pasa por estar todo el día viendo Tik Tok y KDramas —reí al ver su expresión de enojo— Puedes decirle a Stacey que te ayudé, siempre tiene todo hecho al día.

— No me lo dará. Dice que si no lo hago por mí misma no aprendo. ¿Pero que debería aprender sobre una vieja que murió hace como trescientos años? —se quejó.

— No sé. Nunca enseñan nada interesante —eso fue lo último que dije, ya que habíamos llegado a la verdulería— Hola, buen día.

De allí salió un chico con cabello rizado, creo que era el hijo del verdulero. Lo he visto unas veces en la escuela. Él estaba tan dormido como nosotras. Trato de sonreír un poco para atendernos.

— Buenos días, ¿qué buscaban?

— Una oferta de papas, tres tomates redondos, dos zanahorias y una lechuga grande —pidió Claudia.

— Enseguida.

Claudia volteo a verme de reojo, pero yo seguía viendo a aquel chico, no sabía porque, pero lo seguía viendo. Le entregó lo pedido a mi hermana, y esta le dio su dinero. Luego se acercó a mí, con una ligera sonrisa, y me entrego el cambio.

— Aquí su cambió —lo tomé viendo directamente a sus ojos— Tengan buen día.

Sus ojos azules eran muy bonitos, me recordaban a otros, a decir verdad. El también siguió mirando hacía mis ojos, obviamente sin tratar de desviar la mirada.

— Gracias —sonreí.

— ¡MADDISON! —me gritó mi hermana, algo lejos de donde estábamos. Volteé a verla algo molesta, arruinaba el momento— ¡Vámonos ya! ¡Quiero seguir durmiendo!

Rodeé mis ojos— ¡Voy! Hasta luego.

Dio una sonrisa ladina— Seguro.

Me acerqué a mi hermana, aún seguía con su mirada de fastidió, como si fuera a arrancarme la cabeza en ese mismo momento. Comencé a caminar rápidamente, así llegar rápido a casa, como ella quería.

— ¿Qué rayos fue todo eso? —pregunto realmente confundida.

— ¿De qué hablas? —arrugue mis cejas.

— No te hagas, Maddison, vi como veías al vende lechugas.

Reí confundida— No lo vi de ninguna manera.

— Mhm —el sarcasmo fue presente en su voz— ¡Casi babeas sobre el!

— Cállate —reí.

— ¿Vas a negar que te gusta?

¿𝑌𝑜𝑢 𝐿𝑒𝑡 𝑀𝑒 𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑌𝑜𝑢?//𝑺𝒕𝒂𝒄𝒆𝒚 𝑴𝒄𝑮𝒊𝒍𝒍Where stories live. Discover now