𝗰𝗶𝗻𝗰𝗼 - 𝗇𝗈 𝗆𝖾 𝗂𝗋𝖾

5.2K 542 20
                                    

Edward se mantuvo en silencio, tenía una mirada llena de expresiones, desde asombro, impacto, tristeza y horror hasta calma, paz ¿quizás alegría? ¿cómo se puede tener tantas expresiones en un instante? Debería empezar a hablar yo, pero ¿qué digo?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Edward se mantuvo en silencio, tenía una mirada llena de expresiones, desde asombro, impacto, tristeza y horror hasta calma, paz ¿quizás alegría? ¿cómo se puede tener tantas expresiones en un instante? Debería empezar a hablar yo, pero ¿qué digo?

—¿Estas bien? —me pregunta al fin, contengo el aire en mis pulmones, es algo que he estado haciendo mucho últimamente y ahora solo sale natural—. Stella.

—Seis meses —digo, y es el comienzo de todo, porque el peso en mi pecho se siente horrible. Miro a Edward quien ahora me ve, pero solo necesito esto, necesito explotar—. Te fuiste hace seis meses, me impediste que me despidiera de Alice, de Esme, de todos ¡Te robaste mis fotografías! ¡Ladrón! ¡TÚ! —Avanzo hacia él a paso veloz, cuando lo empujó este choca contra un tronco y se oye un quejido salir de su boca, sujeto su camisa— ¡Me dejaste sola! —mi voz se rompe. Qué raro, de la ira pasé a la tristeza en segundos—, tuve que obligarme a seguir ante los ojos de todos, pero en mi habitación te seguía esperando, noche tras noche, tenía la esperanza de que volvieras. Mis lágrimas se secaron, era como un frasco vacío —quiero llorar, quiero llorar y las lágrimas nunca saldrán, pero, aun así, siento que me desahogo—. Estuve sola cuando caí de la motocicleta, cuando Laurent me atrapó y me iba a matar, cuando estuve transformándome y sentía que la muerte era un consuelo porque el dolor era tal, que no soportaba ni respirar. Estuve sola cuando abrí los ojos y vi que era así —le digo, lo suelto y me alejo unos pasos, bajé la cabeza y fruncí el entrecejo, el peso de mi pecho se sentía más liviano, pero aún estaba ahí—. Quizás mi muerte te hubiera liberado.

—¿Cómo puedes decir eso? —las manos de Edward toman mi rostro, me hacen verlo a los ojos, tiene el ceño fruncido y un mirar triste, lleno de sentimientos, como antes.

—Dijiste que no me amabas —dije en un hilo de voz, Edward negó.

—Mentí —confiesa. El peso de mi pecho se fue.

—Pero-.

—No podría, ni podrá existir un futuro en el que te deje de amar. Stella, eres mi vida, lo eres todo para mi —me dice, cerré mis ojos, mi yo humano está llorando a mares, de felicidad, de tristeza, de amor y dolor, todo lo que guardé estos seis meses sin él, fue liberado, despejando mi mente y mi corazón. Una sonrisa aparece en mi rostro, Edward me besa y siento que algo volvió, estoy completa ahora. Su beso es más profundo, mucho más en comparación a los que me daba antes, ahora algo cambió, ya no me daño ante su tacto. Me abraza de la cintura y yo lo abrazo del cuello, me aprieta, pero no me hace daño, de hecho, me siento bien. Mis dedos se ocultan en su suave cabello, su olor se aferra a mí, es mejor que el olor de su ropa, sus caricias no me rompen, me hacen sentir bien, Edward se aleja un poco y me abraza, oculta su cabeza en mi cuello y yo lo aferro a mí en aquel abrazo, oí otro quejido—. Stella, eres más fuerte ahora —dice a penas, lo solté y me alejé unos centímetros, él sonrió al acariciar mi mejilla y besarme levemente—, no me rompas.

—Oh, ¿ahora eres el cristal? —río, él sonríe y oculto mi rostro en su pecho, cierro mis ojos e inhalo profundamente, su olor es tan calmante. Mi celular vibra y frunzo el entrecejo, lo saco de mi bolsillo y veo que es una llamada de Bella.

—¿Qué sucede? —me pregunta Edward.

—¿Ya no lees mentes? —pregunté al verlo, él me acomoda el cabello y niega con la cabeza.

—Sí, la leí, pero creo que ya sé demasiado en un solo instante, además, oír tu voz sigue siendo mi heroína.

—Oh, bueno, si me lo dices así —lamí mis labios—. Le pedí las llaves a Bella, ya sabes, una coartada para salir del instituto. Ella me dijo que, si no estaba allá en el almuerzo, sabrá que hui.

—¿Huir?

—Bueno, me iba mucho a la Push en tu ausencia —hice una mueca, recordé esos días con Jacob y las motocicletas.

—También sé eso —me dice al acariciar mi mejilla, lo observé unos instantes, tenía una expresión extraña.

—¿Te culpas? —pregunté.

—Sí no me hubiese ido, seguirías siendo humana, pero si me quedaba, estarías expuesta a ataques o accidentes, al final, la solución sería nunca habernos conocido.

—No digas eso —me observa—, desde que te conocí, este era mi final, lo vi en diferentes rutas —digo al sonreír, Edward frunce el entrecejo al no entender mucho—, ve mi mente, el recuerdo que te oculté en el hospital.

Edward se mantiene en silencio unos instantes mientras yo recuerdo aquella visión, al final los dos tomaríamos la misma elección, estar juntos para siempre.

—Sé que te preocupas, temes que te odie, pero me conoces, cómo podría odiarte, eso nunca —digo, Edward toma mis manos y las pone en su rostro, cierra los ojos e inhala mi aroma, tal cual yo lo hice con él antes, sus labios rozan mi piel, lo siento a él, me da paz.

—Lamento haberme ido, creí que estaba bien, pero después de estos seis meses me di cuenta de que una vida sin ti no tiene sentido, no quiero pensar en el pasado, quiero por primera vez en mi existencia, vivir. Vivir junto a ti, Stella —Edward me observa, sus ojos dorados son como un sol, el brillo que tiene me conmueve y asiento ante sus palabras—. Stella, yo-

Mi celular vuelve a vibrar, y sé que es Bella, cierro los ojos y siento que el momento se interrumpe de la peor manera, Edward ríe levemente.

—Está bien, hablaremos después —dice, lo miré enseguida, algo inquieta.

—¿Dónde estarás? —le pregunté. Él sintió mi angustia y me besó.

—En casa, te esperaré, tranquila. Ya nunca más me iré.

Asentí y me fui del lugar hasta la camioneta, mientras conducía vi la hora y suspiré, me demoré dos horas en todo lo sucedido. Me detuve en el estacionamiento del instituto y me bajé, caminé hasta el comedor donde vi a distancia a Bella, estaba compartiendo mesa con Mike, Jess, Angela y Eric. Me acerqué a ellos y le entregué la llave a Bella, ella me observó algo paniqueada, no supe identificar su mirada, entonces se abalanza sobre mí y me abraza, su cabello tapa mi rostro y no entiendo lo que sucede.

—Stella... Tus ojos. 

𝐒𝐎𝐋𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐕𝐄𝐑𝐀𝐍𝐎 - Parte dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora