El sol comienza a salir de nuevo, no sé cuántas veces ya lo ha hecho, pero siento que fue al menos unas siete u ocho veces, porque siento la sed atormentar mi garganta. Veo los ojos de Edward que son negros como los míos, ambos tenemos hambre.
—Edward —digo, él sigue besando mi cuello y me sigue acariciando, suelto un suspiro—. Tengo hambre —digo una vez que se detiene, me observa y siento que recién nota mis ojos negros, frunce levemente el entrecejo y descansa su cabeza en mi pecho.
—Lo olvidé —dice, reí al oírlo. No nos cansamos nunca, siento que el tiempo no corre para nosotros, porque parece que tengo fuerzas para más y Edward también.
—Hay que ir a cazar —digo, él levanta la cabeza y ve por la ventana, el exterior es rosado ante la salida del sol.
—Vamos —dice. Él se levanta para vestirse y yo observó la habitación, aprieto los labios para evitar reírme, todo a mi alrededor está destrozado, la cama parece haber pasado por un terremoto, las almohadas parecen ser destripadas por un animal salvaje y las tapas son lo único que sobrevivió, porque fueron dejadas a un lado. Cuando me levanté y busqué mi maleta estaba todo en el suelo, recogí un short que solo está cuatro dedos bajo mi trasero y una camiseta manga larga. Al estar unos pasos lejos vi todo el desastre de la habitación.
—Stella —me llama Edward, voy donde él y viste una camisa azul manga corta, tiene un pantalón beige y está descalza, como yo. Edward se acerca a mí y me besa, me sujeta contra a él y me fuerzo a alejarme o quizás nunca lo haga.
—Tenemos que comer —digo al apoyar mi rostro en su cuello, él suspira. Ambos salimos de la casa y nos adentramos al bosque, era enorme. La vegetación deslumbraba al recibir los rayos del sol, algunas gotas aún caían de las hojas debido al rocío de la noche, y mientras corría olí el aroma suave de la sangre. Me acerqué silenciosamente a un árbol, al observar detrás de este estaba un jaguar. Aguanté la respiración y de un salto me lancé encima, se resistía a mí, pero en instantes ataqué su cuello y bebí su sangre. Me sentí saciada.
Llegamos a la casa y fui a la habitación para recoger mi ropa que estaba en el suelo, recogí también el vestido hecho pedazos.
—¿Cuánto pasó? —pregunté al ver a Edward acercarse a mí, el suspiró.
—Una semana —dijo, lo miré asombrada.
—¿Qué? —ríe levemente.
—Creo que no es tanto, teniendo en cuenta que Rosalie y Emmett duraron así casi una década —reí, porque eso no me sorprendería.
—Sí, pero no quiero pasar diez años aquí, aunque es un sueño —dije, él beso mi cuello y me abrazo de la cintura.
—Bien entonces que sean estas tres semanas que nos quedan —dice al lanzarme a la cama, oí otro crujir de esta y cuando Edward se quitó la camisa y subió sobre mí, la cama se rompió.
—La cama —dije entre sus besos.
—Después pedimos el cambio —dice Edward, me perdí en sus labios y caricias, entonces nuevamente el tiempo desapareció. Otros días después tuvimos que ir a cazar y otros
pasamos en la cama, al final estaba tan destrozada que Edward tuvo que llamar a quienes cuidaban la casa. Cuando vi llegar a los dos humanos, me puse mis lentillas de color marrón, salí a verlos y venían adentrándose a la casa junto a Edward, era un hombre y una mujer—. Stella, ellos cuidan la casa: Gustavo y Kaure.—Hola —dije al acercarme a Edward.
—Ela é minha esposa, Stella —dice Edward a Gustavo y Kaure.
—Com permissão —dice Gustavo al hacer una leve reverencia, sonreí al verlo, pero cuando miré a la mujer, fruncí el entrecejo, ella me miraba de manera extraña, entre asustada y sospechando algo. Ambos se fueron a ver la habitación y con Edward fuimos al sofá donde nos sentamos.
—¿Qué le sucede a ella? —pregunté al estar a su lado, Edward sonríe casi divertido.
—No sabe si eres humana o uno de nosotros —dice, miré sobre mi hombro escuchando sus pasos.
—¿Lo sabe? —Edward ladeo la cabeza.
—Cincuenta, cincuenta —Edward pierde un momento su mirar y sigue hablando—. Es una Ticuna. Tienen leyendas de demonios chupasangre que persiguen mujeres hermosas —Edward se acerca más a mí en su última palabra y me besa, escucho unos pasos acercarse y detenerse, muevo mi rostro hasta ver a la mujer que me ve atormentada mientras tiene en brazos las sábanas de la cama. Gustavo por su parte lleva la cabecera destrozada de la cama. La mujer se fue y ambos sacaron todo, volvieron al tiempo después a traer otra cama y armarla. Estuvimos un total de un mes completo en la isla Esme, ya que tres semanas bastaron para salir del cuero y conocer la isla. Cuando volvimos a Forks fuimos a casa de los Cullen, donde todos nos recibieron, y Alice parecía emocionada, más de lo normal.
—Ven, sígueme, pero no quiero que veas —Alice tapa mi rostro y me guía por un camino de tierra, escucho los grillos, las lechuzas y otros animales quienes están en el bosque—. Ahí.
—¿Ya puedo quitarme la venda? —pregunté.
—Claro —me quité la venda y frente a mi había una casa hermosa, estaba decorada de manera única, tal cual Esme sabía hacer— ¿Te gusta?
—Claro, es hermosa —digo, Edward toma mi mano y me guía dentro de la casa, mientras que Alice se va feliz al saber que me gusta la casa.
—Es especialidad de Esme y el ropero especialidad de Alice —comenta Edward, sonreí al ver la casa, era hermosa y bien recordada, tenía hermosos muebles, y entonces fui a la habitación, donde había una cama, sonreí al girarme y ver a Edward.
—Adivino, no es para dormir —él ríe y asiente antes de besarme, acaricio su cabello y todo su tacto me hace sentir bien, todo en él me hace sentir viva.
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𝐒𝐎𝐋𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐕𝐄𝐑𝐀𝐍𝐎 - Parte dos
Fanfiction𝐒𝐎𝐋𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐕𝐄𝐑𝐀𝐍𝐎━━ ❝sɪᴇᴍᴘʀᴇ ʏ ᴘᴀʀᴀ sɪᴇᴍᴘʀᴇ❞ &;;'Stella abre sus ojos, hay un cambio notorio en ella, sus problemas de adolescencia no son nada en comparación a lo que viene. Sola y sin ayuda tendrá que aprender a comportarse y n...