𝗱𝗶𝗲𝘇 - 𝖾𝗅 𝖼𝖺𝗆𝗉𝗈

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—¿Cómo es posible que falten dos días? —dice Bella, sonreí al verla, estábamos en un campo, era muy grande y estaba algo lejos de Forks

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—¿Cómo es posible que falten dos días? —dice Bella, sonreí al verla, estábamos en un campo, era muy grande y estaba algo lejos de Forks. Bella parecía muy feliz, muy "alumbrada", y sé que algo sucederá, porque hoy irá a La Push y dormirá allá, ya que mañana tendremos que preparar todo para la llegada de los neófitos.

—¿Llevas "eso"? —pregunté, ella me quedó mirando unos instantes, se río nerviosa, pestañeo varias veces y no sabía qué decir, reí ante su reacción.

—Está aquí, Stella —dice Bella, veo detrás de ella como Edward, Jasper y Jake están en la orilla del bosque, quizás a unos cincuenta metros o más, pero su oído no es malo, así que no dudo que los tres estén de chismosos, después de todo, yo si los oigo bien.

—Vale —asentí levemente mientras le guiño un ojo, ella se lame los labios y como le da la espalda a Jake, él no podrá ver que ella levanta el pulgar. Reímos.

—Stella, trae a Bella —dice Jasper.

—Vale, hay que ir al centro, sube —digo, ella se sube en mi espalda y sonríe algo nerviosa, se sujeta con fuerzas a mi cuello.

—Me sueltas y le cuento a papá —dice Bella.

—Ponte el cinturón entonces —dije riendo, avancé a paso veloz hasta llegar a la orilla donde estaba Jasper. Cuando me detuve, bajé a Bella y ella se acomodó el cabello revuelto.

—Este campo nos dará una ventaja durante la batalla —dice Jasper—, necesitamos atraer a los neófitos con el aroma de Bella. Pero necesita acabar aquí.

—¿Y qué hago? —pregunta Bella.

—Yo te cargare y te llevaré a un campamento que prepararon —dice Jake a Bella.

—Los neófitos no querrá acercarse a su aroma —dice Edward al ver a Bella.

—Vaya tu —le susurro a Bella, ella me da un codazo y avanza hacia Jake, con cuidado él la toma en brazos como una princesa, entonces se la lleva a paso veloz. Pasan unos minutos y Jasper decide ir en busca del aroma de Bella—, se están demorando —digo algo nerviosa, voy a dar un paso cuando Edward me toma de la mano izquierda, se queda viendo mis dedos.

—La llevas puesta —dice, me acerqué un poco a él, vi su sonrisa, se veía feliz.

—¿No debería? Tengo que acostumbrarme, pronto no podré ni siquiera pensar en quitármela —digo, Edward acerca mi mano a su boca y deposita un suave beso en ella. Por instantes recordé las películas antiguas, donde el joven cortejaba a la señorita.

—Sí aún se pudiera, no dudaría en cortejarte, iríamos a beber té, te robaría unos cuantos besos, después me presentaría ante tu padre para pedirle tu mano —dice Edward, sonreí al oírlo.

—Charlie ya aceptó, aunque fue a regañadientes, lo hizo —dije, Edward se acerca a mí y me besa, entonces escucho las ramas moverse y Jasper aparecer.

—Solo sentí la fetidez de un lobo. Nada más —dice, suspiré y me alejé un poco de Edward—, va a funcionar —me dice Jasper, asentí.





Conduje la camioneta hasta aparcar fuera de mi casa, vi a Charlie saliendo de esta junto a Alice, fruncí el entrecejo. Me bajé y acerqué a ellos.

—Hola —saludé, me devolvieron el saludo. Charlie ingresa a la casa y yo veo a Alice sonreír.

—Ahora tienes una coartada para el día de la batalla —dice ella—. Le dije a tu padre que todos vamos de campamento, no acepto hasta que dije que decidimos invitar a Bella y Jacob.

—Oh, eso es genial —digo.

—Sí, de todos modos, Charlie piensa ir a pescar. Así que, nos vemos esta noche —ella sube a su auto y se va, ingresé a casa y apreté mis labios, el corazón de Charlie latía más rápido que de costumbre, estaba nervioso. Llegué donde él.

—¿Un sándwich? —dice al sacar pan y otros ingredientes.

—No, estoy bien, acabo de comer —él asiente. Sigue nervioso.

—La hermana me cae bien —dice, sonreí al verlo.

—Alice es la mejor, siempre sabe cómo conquistar los corazones —me apoyé en un mueble.

—Cariño, quiero saber la verdad —dice, apreté los labios y asentí—, estas... ¿Estás embarazada? —arqueo las cejas al oírlo—. Porque sé que a veces uno comete errores, pero casarte tan luego, sólo tres meses después de que ellos volvieran.

—Oh, no, papá no es eso, te juro que, nunca —digo al señalarme—, Edward es anticuado, no cree en "antes del matrimonio" —digo al levantar los dedos y destacar las comillas.

—¿Entonces por qué la prisa?

—Quizás sí es muy apresurado, pero no miento cuando digo que quiero una vida con él.

—Stella, tienes mucha vida por delante, te falta desarrollarte más, estudiar, trabajar, quizás enamorarte de más personas y cuando sientas que es el momento, dar el "sí".

—Ya hemos hablado de esto muchas veces —digo al verlo—, sabes que mi respuesta no cambiará. Además, si estoy mal, déjame errar, aprenderé —le digo, el asiente—. Te amo papá.

—Y yo a ti cielo —Charlie me da un leve abrazo, me suelta y ahora abraza su sándwich, sonrío y niego con la cabeza.

—Iré a dormir, mañana debo alistarme para ir al campamento —digo al subir las escaleras, voy a mi habitación y cierro la puerta, me doy una ducha y después me visto. Uso unos jeans negros, una camiseta gris y unas vans. Cuando la noche llegó y Charlie se durmió, salté de la ventana y corrí hasta la casa de los Cullen, al llegar Edward me recibió y se acercó a mí.

—Sé nos adelantaron, así que vamos, demostremos que somos más veloces —dice, reí y corrimos. Iba lo más rápido que podía, evitaba las ramas grandes y algunos animales que se cruzaban, simplemente porque esos no serían suficientes por ahora. Seguimos avanzando hasta llegar a un área llena de luciérnagas, vi más allá a un puma que se acercaba feroz a un ciervo dañado en su pata. Edward fue por el puma mientras yo me acerqué al ciervo, sus ojos negros reflejaban las luces de la noche y mi silueta, cerró sus ojos y entonces consumí su sangre. 

𝐒𝐎𝐋𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐕𝐄𝐑𝐀𝐍𝐎 - Parte dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora