𝘀𝗲𝗶𝘀 - 𝖼𝖺𝗌𝖺𝗍𝖾 𝖼𝗈𝗇𝗆𝗂𝗀𝗈

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Cierro mis ojos y recuerdo que mis lentillas están en mi bolso, la cual dejé en la camioneta, sonreí y di leves toques a la espalda de Bella

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Cierro mis ojos y recuerdo que mis lentillas están en mi bolso, la cual dejé en la camioneta, sonreí y di leves toques a la espalda de Bella.

—Está bien, las llaves me las quedo un momento, olvidé algo importante en la camioneta —digo aun con los ojos cerrados, abro un poco mis ojos, pero mantengo mi mirada baja, retrocedo y avanzo a la salida, escuché a Bella darle una excusa a Mike y los demás de por qué nos íbamos, ella me sigue hasta llegar a la camioneta. Abro la puerta e ingreso, Bella se sienta del otro lado y cierra la puerta con fuerza.

—No comes, siempre estás fría y eres más pálida que antes —dice Bella—, además de que a veces entraba a tu habitación en la noche y no estabas —me mira, sus ojos están cristalinos y yo estoy sintiéndome frágil nuevamente—. Eres como él. Por eso vistes su ropa ¿volvió?

—Bella, él no tiene nada que ver —le digo, ella se gira para mirarme directamente.

—¿Y quién te enseñó ese mundo? —dice.

—Ja —rio sin gracia—. No seas hipócrita conmigo, ¡tú estás con Jacob!

—¡Pero él no me transformará!

—¡Pero puede perder el control y destrozarte como Sam hizo con Emily! —Bella se queda callada y frunce su entrecejo, ella nunca me habló de Emily, pero yo la vi hace tiempo, sabía quién era.

—Eso no sucederá —dice Bella.

—No lo sabes, y yo tampoco sabía que esto me sucedería —digo—, cuando te seguí a la Push porque ibas a "recuperar" a Jake, yo me caí de la motocicleta, tenía heridas tan profundas que fue milagro el que me moviera. Laurent hizo el resto, me vertió veneno y la manada de Sam lo mataron, hui a casa de los Cullen y creí que moriría. Desperté así —digo al verla, ella ya no frunce el ceño, me mira comprensiva.

—Lo siento —dice, apreté los labios.

—Yo no elegí esto, pero no te miento —la observo—, si me vi varias veces a futuro así, junto a Edward.

—Stella —dice Bella, sé que me dirá que él no volverá, y siento que lo que viví antes fue una ilusión, que él nunca volvió y todo es parte de mi locura, pero entonces inhalo profundamente y siento su aroma, está impreso en mí.

—Está aquí —digo sin pensar, Bella se mantiene en silencio y la observó.

—¿Volvió? —frunce el entrecejo, me sorprende que no tenga arrugas ahí, siempre está con esa expresión.

—No te negaré nada, ni te mentiré, soy un vampiro y Edward es quien amo. Por tanto, Bella, sólo te pido que seas mi hermana, no jurado ni verdugo —digo, ella se piensa unos instantes lo que dije, suspira y asiente.

—Vale, al final no has hecho nada malo, y creo que es mejor que Jacob no se entere.

—Uy, creo que se te adelantó —le dije ella hizo una mueca, entonces pensó.

—Por eso ya no hablan tanto —dice, asentí.

—Además, ¿recuerdas al loco vampiro que intentó matarte el año pasado? —pregunté, ella se gira y me ve casi diciendo: ¿pueden revivir? —. No, no volvió de la muerte, más que nada es su novia Victoria, quien está un poco vengativa.

—¿Un poco cuánto? —preguntó.

—Vale, un poco mucho, es posible que en unos meses halla un problema que no podamos evitar —digo—. Jake sabe de ella, y te ha estado protegiendo todo este tiempo. Hay veces en que no puedo estar todo el tiempo junto a ti, menos si vas a la Push.

—¿Y no pensaron en informarme eso? Es a mí a quien quiere ella, si tan solo supiera.

—No puedes hacer nada, ella es muy ágil y fuerte, además de tener décadas de experiencia. Pero debes estar tranquila, la verdad es que el lugar más seguro en el que puedes estar refugiada es La Push.

—Vale, eso lo sé, Billy me dijo lo mismo —Oh, Billy, lo había olvidado, quizás ya sabe lo que soy y por ello no ha venido a ver a Charlie.

—Creo que te perdiste el almuerzo —digo al oír un timbre, ella gruñe y baja del auto.

—Las llaves —se las entrego—, ve a casa, tus ojos son muy notorios —me dice, asentí y se fue.

—Me siento como la hija que miente a su madre para faltar a clases —digo, abro mi bolso y veo la cajita de lentillas, miro el retrovisor y me las acomodo en los ojos, pestañeo un par de veces para que estén en buena posición. Me bajo de la camioneta y acomodo mi bolso en la espalda, camino hasta el bosque y cuando ingreso corro hasta mi casa. Cuando me adentro no hay nadie, estoy sola, así que aprovecho de ducharme y cambiarme de ropa, aun no olvido que me revolqué en la tierra gracias a Victoria. Salí a mi habitación y me vestí, mi cabello seguía algo húmedo, pero lo bueno de la transformación, es que ahora podía mojarme sin padecer pulmonía. Una ráfaga de su aroma inundó la habitación, me giré y lo vi, Edward ahora vestía un jean negro, una camisa celeste grisácea y se veía más deslumbrante que antes.

—La ventana estaba abierta —dice al sonreír.

—Nunca la cerré —confesé, me acerqué a él y toqué sus manos, fui subiendo mientras acariciaba su antebrazo y subí hasta sus hombros, él se inclinó a mí y me besó.

—Fui a la casa, y cuando vi mi closet, faltaban algunas cosas —dijo, apreté mis labios y desvíe la mirada.

—Oye, a todo esto, me debes mis fotos —digo al tomar el álbum y mostrarle la página donde tenía anotada la frase de Romeo, él jugó un poco con sus manos y desvío la mirada a la cama.

—Cuando me transforme, los olores eran muy fuertes para mí —digo al girarme para verlo, me apoyo en el escritorio—. Tu aroma era lo único que me daba calma, así que te volviste en mi apoyo principal.

—Al menos fui apoyo, pese a mi error de irme —Edward se acerca a mí, acaricia mis brazos con sus manos y deposita un leve beso en mi sien, reposa levemente su cabeza contra la mía—. Stella, hay algo que quiero decirte.

—¿Qué sucede? —pregunté al verlo, él parecía algo nervioso, sonrió y se llevó la mano derecha al bolsillo trasero de su jean, retrocedió unos pasos y se arrodilló sobre una rodilla, la luz que ingresaban por la ventana lo iluminaban al igual que el anillo que me enseñaba en una cajita azul marino.

—He estado ausente cuando más me necesitabas, ahora no puedo permitirme estar más ausente en tu vida, te amo y quiero estar siempre contigo —Edward me sonríe algo nervioso al verme—. Venecia Stella Swan, prometo amarte cada momento, cada parte de mi te pertenecerá, siempre y para siempre ¿te casarías conmigo?

—Sí —digo, me acerco y él se levanta, pone el anillo en mi dedo anular de la mano izquierda. El anillo es plateado, tiene una forma ovalada, está lleno de pequeños diamantes, siento que, si lo pongo a la luz del sol, brillará como mi piel. Edward sonríe y se acerca a mí, me abraza de la cintura y con mi mano lo acercó del cuello, acarició su cabello mientras él me besa—. Espera —digo al distanciarme un poco de su beso, él me observa—, ¿cuándo exactamente nos casaríamos?

—Bueno, la que ve el futuro eres tú —dice riéndose.

—Lo digo enserio —sonrió, Edward se queda pensando unos instantes.

—En Agosto —dice, apreté mis labios—, de este año, Alice lo acaba de ver.

—Estamos en Abril —digo, él asiente—, y como eres a la "antigua", le informaras a Charlie tú mismo.

Ahora él aprieta los labios y yo río. 

𝐒𝐎𝐋𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐕𝐄𝐑𝐀𝐍𝐎 - Parte dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora