𝘁𝗿𝗲𝗰𝗲 - 𝖺𝗅𝗀𝗈 𝖺𝗓𝗎𝗅 𝗒 𝗏𝗂𝖾𝗃𝗈

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—Mañana es el día, así que necesito que puedas andar bien con los tacones —me dice Alice, asentí mientras mantenía el equilibrio al caminar

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—Mañana es el día, así que necesito que puedas andar bien con los tacones —me dice Alice, asentí mientras mantenía el equilibrio al caminar. He usado tacones en mi vida, pero nunca tan altos como estos que Alice escogió.

—Vale, practicare toda la noche —digo, ella asiente y observa el jardín de su casa, todos los Cullen están llevando sillas de madera, troncos y más cosas para terminar de decorar todo como Alice lo quiere, por supuesto es mi boda, pero no voy a contradecir a Alice. Quiero llegar bien al altar.

—Bien, yo me iré entonces —Alice asintió y se llevó mis vans para que me fuera en tacones, la observe un instante, pero nada sirve, ella secuestro mis vans.

—Mañana, a las tres de la tarde te quiero aquí, la boda es a las cinco, así que necesito prepararte completamente —dice Alice mientras se va. Suspiro y me voy caminando a paso humano, si excedo mi velocidad los tacones se romperán y Alice me matará. Me subí al auto que Edward me había comprado, un volvo s60 azabache, sólo cuando entré al vehículo pude quitarme los tacones y conducir hasta mi casa. Al bajar nuevamente me puse los tacones y caminé algo descoordinada, pero nada que se pueda arreglar en una noche de práctica.

—Hola papá —digo al entrar y verlo en el sofá, él me sonríe y subo las escaleras, entro a mi habitación y está vacía, todas mis cosas están en cajas guardadas. Siento que vuelvo al primer día en Forks.

—Hola, futura señora Cullen —dice Edward, sonreí al verlo, cerré la puerta detrás de mí y me acerqué para abrazarlo, sus brazos me cubrieron y sentí su aroma. Últimamente ha estado vistiendo solo una camisa, eso me hace sentirlo más fácilmente.

—Alice me dijo que debo practicar, así que posiblemente ya tenga algo que hacer esta noche —digo, él sonríe.

—No puedes decirle que no a Alice, es como intentar que el sol no salga por la mañana —reí leve, Edward me miró unos instantes mientras acomodaba mi cabello detrás de mis orejas—. Yo, no te he dicho todo sobre mi.

—¿Qué es exactamente "todo"? —pregunté, él me hizo sentarme en la cama y se puso en cuclillas frente a mí, lo observé dudar y al final me miró decidido.

—Entra en mi mente, ve mis recuerdos pasados —dice, fruncí el entrecejo y tomé su rostro entre mis manos, aquel tacto y su abertura a su mente me hicieron pasar varias imágenes en mi mente. Edward recién transformado, eligiendo un tiempo otro camino, saciando su sed fingiendo ser un "justiciero". Matando a varios hombres con malas intenciones, asesinos, violadores, drogadictos que atacaban y mataban sin resentimiento alguno. Pestañeé un par de veces, volví a mi realidad y Edward tenía sus manos sobre las mías en su rostro, vi sus ojos dorados y la preocupación que había en ellos, sonreí levemente y lo besé para calmarlo.

—Tranquilo, lo que hayas hecho en el pasado no afectará nuestro futuro —le digo, él besa mis manos y después a mí. Fruncí el entrecejo al escuchar un crujir, alguien subió por la ventana, me giré y vi a Emmett sonriendo como un niño.

—Entréganoslo, Stella. O entraré por él —Emmett bajó y olí a Jasper también, miré a Edward y este río algo nervioso.

—Es mi despedida de soltero —en segundos mi mente se llenó de recuerdos de cómo se supone que son las despedidas de soltero, todo lo vi en series y películas, en rumos oí más, pero nunca estuve en una y sólo siento que no sé qué harán.

—Oh —terminé diciendo, Edward ríe al verme, se levanta y yo junto a él, me sostiene del rostro y me roba un beso.

—Amor, sólo serán unos cuantos pumas y tal vez unos osos —asentí.

—No te preocupes, va a regresar a tiempo —dice Jasper al aparecer colgando en la ventana, oí crujir la casa y miré a Edward.

—Ya váyanse, o me romperán la casa y Charlie saldrá con la escopeta —Edward ríe y se despide de un beso, salta por la ventana y cuando los veo a los tres, ríen y se empujan como niños pequeños, entonces desaparecen veloces. Suspiro y me levanto derecha, camino con los tacones una y otra vez, cuando Charlie y Bella duermen, lo hago más suave. El sol sale y ya puedo caminar normal con los tacones, Alice me llama al celular y contesto.

—«Ya debes venir» —me dice, colgó y me quité los tacones, los llevé en la mano hasta llegar a mi auto, subí y conduje a la casa de los Cullen. Las horas pasaban y Alice me tenía en su habitación poniéndome maquillaje, unos tacones se oyeron por el pasillo, el aroma de Rosalie inundó la habitación. Rosalie se encargó de hacerme el peinado, el cual se basaba en recogerlo en un tomate y afirmarlo con trenzas, una daba la vuelta sobre mi cabeza, como una tiara, pero más natural. Inhalé profundamente y sentí el aroma de Charlie y Renée, sonreí cuando la vi llegar por el pasillo y acercarse a mi llorando.

—Eres preciosa cariño —dice Renée al verme, sonreí un poco—. Charlie, ven acá.

—¿Seguras? No quiero... —Charlie se acerca a la habitación y lo veo en traje, sonreí al verlo vestido así, se veía bien.

—Papá —digo, él me guiña un ojo.

—Lo sé, me veo genial.

—Queremos que tengas algo Azul —dice Renée

—Y viejo —Charlie abre una caja negra, sé qué es. Vi el broche plateado con las pequeñas joyas azules incrustadas, el zafiro parecía relucir más que todo lo demás. Le entregue el broche a Rosalie y ella lo acomodó en mi cabello, Renée comenzó a llorar nuevamente.

—Tu primera joya familiar —dice—, pasará a tu hija, y después a tu nieta, y así —se limpia las lagrima con un pañuelo que Alice le da. Charlie se retira de la habitación cuando Alice anuncia que es hora de ponerme el vestido.

—Vamos, té ayudaré para que no dañes el maquillaje —dice Alice, asentí y con su ayuda y la de Rosalie me puse aquel vestido blanco. Cuando me vi al espejo vi cómo me quedaba, y la verdad me encantaba, la tela del vestido era suave y brillante, según oí de Alice, es de gazar blanco que simboliza una flor abierta. Las mangas, el cuello y todo el vestido tienen un encaje de flores, y la parte baja del vestido es algo holgada, no muy ostentoso, pero sí que destaque mi cintura. Alice me ayudó a ponerme los tacones y al final sentí que era un cuento todo lo que sucedía, un sueño hermoso del cual no quiero despertar. La puerta se abre y veo a Bella aparecer, viste un vestido morado pastel, con cierta abertura v en su pecho, no tan revelador, pero se ve que le da vergüenza. El vestido le llega hasta la rodilla y es algo apegado a su figura, no tanto, pero la hace lucir hermosa, tiene su cabello suelto y los reflejos rojizos destacan en él. Todos salen de la habitación y me dejan a solas con Bella, ella se acerca a mi para abrazarme.

—Nunca voy a perdonarte el que me hagas usar este vestido —reí, ella se alejó unos pasos y me entregó una caja, la tomé y abrí, dentro había un collar fino, era una cadena que parecía hilo y tenía unida una figura de un lobo aullando, era pequeño, casi de dos centímetros. Sonreí y se lo entregué a Bella, ella me lo puso en el cuello y lo enganchó, ahora sobre mi pecho cubierto por el encaje, descansaba la figura de un lobo, la figura de mi mejor amigo. 

𝐒𝐎𝐋𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐕𝐄𝐑𝐀𝐍𝐎 - Parte dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora