𝗼𝗰𝗵𝗼 - 𝗀𝗋𝖺𝖽𝗎𝖺𝖼𝗂𝗈𝗇

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—De pequeños, nos preguntaron qué queríamos ser cuando creciéramos

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—De pequeños, nos preguntaron qué queríamos ser cuando creciéramos. Nuestras respuestas eran astronauta, presidente o, en mi caso, princesa. —Jess está en el escenario leyendo su discurso. El color dorado de la toga de los graduados hace brillar los rostros de los estudiantes, además, también es dorado el birrete y la borla, sin embargo, la estola de honor es de un azul brillante (por su material sedoso), eso contrarresta tanto dorado, porque hasta las flores que decoran la sala en la cual estamos, son amarillas—. Cuando cumplimos diez, volvieron a preguntarnos. Nosotros respondimos, roqueros, vaqueros. O, en mi caso, ganadora de una medalla de oro. Pero ahora que somos adultos, quieren una respuesta seria. ¿Qué tal esto? ¿Quién demonios sabe? —varios aplaudían y reían ante su discurso, era emocionante y a la vez divertido, en verdad es épico.

—No es el momento de tomar decisiones difíciles, es el momento de cometer errores. Tomar el tren equivocado y perdernos. De enamorarnos. Mucho —Edward quién estaba a mi lado me sonríe, entrelazamos nuestros dedos—. De estudiar filosofía, porque jamás nos ganaremos la vida con eso. De cambiar de opinión una y otra vez, porque nada es permanente. Así que cometan cuántos más errores puedan. Así, algún día, cuando les pregunten qué quieren ser, no tendremos que adivinar. Lo sabremos —toda la sala se llenó de aplausos, vi algunas chicas llorar, a Eric llorar y Angela a su lado consolarlo, sonreí ante sus emociones, porque, aunque no pueda llorar, sé que estaba con ellos.

—Pasarán por aquí a recibir sus títulos —dijo un hombre, lo reconozco como el profesor de filosofía, el único que siempre estuvo atento a nosotros. Fueron nombrando a los estudiantes, cada vez que se les entregaba un título envuelto con una cinta dorada, todos aplaudían—. Venecia Swan —dijo el profesor, avancé hasta subir al escenario y recibir mi título, junto al profesor se encontraba el director quien me daba la mano, la recibí y cuando aplaudieron vi a Charlie de pie aplaudiendo y casi llorando, le sonreí al verlo y bajé del escenario, Bella subió y Charlie seguía de pie, ahora más emocionado, reí leve. Agradecí nuevamente por esta realidad, donde estoy con ellos y soy feliz. Después del evento, todos salimos con nuestros padres Charlie se acercó a mi para abrazarme y felicitarme, igualmente con Bella, ambas nos juntamos y nos sacó una foto.

—Estoy muy orgulloso de ustedes —dice Charlie al estar frente a nosotras, sonreí al notar como estaba lleno de valor como para hablar así de lo que siente—, ya no puedo esperar para ver lo que lograrán en el futuro.

—Papá —dice Bella al sonreírle levemente, sé que tiene vergüenza, no de Charlie, de expresarse.

—Son mi mayor orgullo —dice Charlie al sonreír.

—Papá, eso no es cierto —me acerco a él para abrazarlo, él acerca a Bella y nos abrazamos los tres.

—Sí lo es, y lo sabrán cuando tengan sus hijos —nos distanciamos y me obligué a sonreír, empezaron a caminar al auto y me sentí algo triste, porque nunca tendré hijos supongo, pero algo entendí ahora, Bella sí podrá tenerlos, y tal cual como la profecía había dicho, ella vivirá por ambas.





La decoración de los Cullen siempre me encantó, pero ahora Alice se lució en la fiesta que armó, había varias luces navideñas de color rosado, una gran mesa estaba en medio de la sala principal y arriba había diferentes tipos de bocadillos, exquisitos para el paladar humano, asquerosos para mí. Había muchas personas, más de las que creí, algunos no eran de nuestra clase, pero igual se adentraron a la casa. Es increíble como Alice juega con el autocontrol de los Cullen. Me puse un vestido negro que me llegaba hasta la rodilla, tenía tirantes y una falda decorada con una tela de color rojo, hermoso la verdad. Llevaba unos tacones y mi cabello suelto, todo lo que llevo encima es producto de Alice, quien ama vestirme. Subí las escaleras hasta el segundo piso, que es donde estaban todos bailando, Jess y Angela me vieron y se acercaron a mi felices (sobre todo Jess), quien tenía ilusión de conocer la casa de los Cullen.

—¿Qué pensaste de mí discurso? —me pregunta Jess—, ¿demasiado trivial? ¿Demasiado autoayuda? ¿Lo detestaste?

—Jess tranquila, fue épico y cambiaste vidas, tal cual lo habías dicho antes —digo, ella sonríe.

—¿Sí? —me pregunta, asentí y vi alivio en ella.

—¡Oh, Dios! —dice Angela—. Amo esta canción, vamos a bailar —Angela y Jess fueron a bailar mientras yo me alejaba, la música era muy fuerte para mí, pero intentaba desviar mi atención en buscar a Edward, Alice o incluso Jasper, quien se volvió un buen amigo. Ambos odiamos las multitudes. Me giro cuando siento un aroma conocido, veo a Jacob junto a Bella asomarse por las escaleras.

—¿Están perdidos? —pregunté al acercarme, Bella no me oyó bien, pero Jake sí.

—Acompaño a mi novia —dice Jake, asentí y reprimí una sonrisa.

—Mira —dice Bella al levantar su mano izquierda, veo un brazalete plateado, de una cadena fina, tiene una figura añadida y es un lobo aullando—, Jacob lo hizo.

—Es hermoso —digo, ella sonríe y ve a Jake, este se mete la mano al bolsillo y saca otro igual, con la misma figura de lobo.

—Es para ti —dice Jake, estiré la mano y lo tomé, lo acerqué a ver y se veían unas huellas dactilares, se ve que lo hizo a mano literalmente—. Felicidades por graduarte.

—Gracias —Bella me ayuda a ponerme el brazalete en la mano derecha, veo mi muñeca y el lobo aullando se veía hermoso. Oí unos pasos conocidos, levanté la mirada y vi a Alice bajar las escaleras con una sonrisa, pero en instantes su sonrisa se borró y se quedó quieta. Una visión.

—Alice —dije al acercarme a ella— ¿Qué sucede?

—La decisión ha sido tomada —dice al verme, me sentí como en un videojuego, donde anuncian tu sentencia.

—¿Qué ocurre? —preguntó Jake al estar a mi lado.

—No se quedarán en Seattle —le digo a Alice, ella niega con la cabeza.

—No, ellos vienen hacía acá.

—¿Ellos quienes? —pregunta Jake, Alice comienza a caminar y como si fuese la mamá gallina y nosotros sus polluelos, la seguimos. Salimos de la casa y nos quedamos en el jardín, en un área iluminada para ver nuestros rostros al menos. Jasper apareció junto a Carlisle y Edward, quien se me acerca y me abraza de la cintura con un brazo. Alice cuenta su visión, y se le ve a Carlisle nervioso.

—Estarán aquí en cuatro días —dice Alice.

—Esto será un baño de sangre —comenta Carlisle al apoyarse en una mesa de madera que había detrás de él.

—¿A quién viste dirigiendo? —pregunta Edward. Hizo la pregunta que todos queríamos saber, si Victoria estaba al fin atacando.

—No reconocí a nadie —dice Alice—, quizás a uno —Edward entrecierra los ojos al verla.

—Reconozco su cara. Es local. Riley Biers —dice Edward.

—¿El chico perdido de Seattle? —pregunta Bella, la observo unos instantes.

—¿Lo conoces? —pregunté.

—Sí, papá ha recibido muchas visitas de sus padres, buscan al chico desde hace un año. Está en casi todas las noticias —dice Bella, me encogí de hombros.

—No veo tanta televisión.

—Lo que sé, es que Riley no empezó esto —dice Edward.

—Quién haya sido, se mantiene en las sombras, oculto —el ojo de Alice puede ver muchas cosas, pero si es verdad que tiene contras, es posible ocultarse si uno así lo quiere, yo lo hice, pero según sé, fue gracias a mi don.

—Juegan con tus puntos ciegos —dice Carlisle.

—De cualquier forma, un ejército viene y no somos los suficientes para defender la ciudad —dice Jasper. Y tiene razón, somos solo ocho vampiros contra un ejército de los más fuertes.

—Esperen ¿Qué ejército? —pregunta Jake, por instantes olvide su presencia.

—Neófitos. De los nuestros —dice Carlisle.

—¿Y qué buscan? —pregunta Bella, Alice se queda unos instantes en duda, pero responde.

—Estaban pasándose el aroma de Bella —fruncí el entrecejo al oír a Alice.

—¿Por qué? —pregunté—, nunca en la vida hemos visto a Riley, no hay razón alguna de que venga por Bella —miré a Bella— ¿Lo conoces?

—No, ya te dije, sólo lo oí de papá —dice, Jake le sujeta la mano a Bella.

—Significa un combate muy feroz. Se perderán vidas —dice Carlisle. Jake se queda unos instantes en silencio, ve a Bella y después a Carlisle de nuevo.

—De acuerdo, cuenten con nosotros. 

𝐒𝐎𝐋𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐕𝐄𝐑𝐀𝐍𝐎 - Parte dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora