Capítulo III: Tobi
Que Cuicu le haya dicho que conocería a alguien le había provocado diversos sentimientos que se agolparon a la vez en su pecho.
¿Será que conocería a alguien además de la bruja?, ¿será que por fin podría cruzar palabra con alguien además de Cuicu?
El estómago de Shiby estaba hecho un lío y es que no era menor el hecho de que por primera vez luego de muchos, muchos años, vería a alguien además de la Cuicu y sus dos lobas.
Habían entrado a la cabaña junto con la bruja porque su propio entrenamiento había finalizado, por lo que ahora le tocaba a la mujer mayor demostrar sus verdaderos poderes y el avance de estos durante los años de entrenamientos en los que desaparecía y dejaba a la pequeña niña sola en la cabaña.
En medio del único cuarto que tenía la choza, se encontraban ambas mujeres sentadas, una frente a la otra, tal cual habían estado sentadas afuera, sin embargo, esta vez no las separaba una fogata.
La cuicu mantenía sus ojos cerrados, sus brazos caían como inertes por ambos costados de su cuerpo y descansaban en sus muslos. Shiby creyó, luego de varios minutos en silencio, que la bruja podría haberse dormido y estuvo a punto de decir algo al respecto de no ser por el chistido que le lanzó la castaña de enmarañados cabellos antes siquiera de haber abierto la boca.
Shiby suspiró, ya aburrida de estar sentada frente a la bruja sin hacer absolutamente nada además de mirarla.
Sus ojos grises, brillantes y redondos se pasearon por la única habitación de su hogar, donde solían dormir con la bruja en unas mullidas camas de latón que Cuicu había robado de quizás donde y había hecho aparecer dentro de la choza a la que llamaban hogar.
Frunció sus labios y volvió a pegar su mirada en el rostro concentrado de la mujer frente de ella. Gracias a las facciones y a que Shiby la conocía muy bien, que podía dar cuenta de las ligeras emociones que estaban cruzando por el rostro de la bruja, sintió su concentración y también pudo darse cuenta de la energía que estaba emanando del cuerpo de la castaña.
La pre-adolescente bostezó y fue en ese momento en el que sus ojos se cerraron, que sintió la mano de la Cuicu estamparse en su frente con dureza, sus dedos se aferraron como imanes alrededor de su cabeza y entonces ella se sintió desfallecer, sus ojos se cerraron instantáneamente.
El frío penetró cada uno de sus poros, abrió sus ojos sobresaltada y es que además de no recordar lo que estaba haciendo antes de despertar ahí, le extrañó de sobre manera la sensación helada recorriendo su piel. Como si nunca antes hubiese sentido aquello.
Se levantó del suelo en donde estaba tirada y pestañeó rápidamente para que sus ojos pudiesen adaptarse a la oscuridad en la que estaba inmersa.
¿Qué estaba pasando? La cabeza le daba ligeramente vueltas, casi como si se hubiese caído de la cúspide de un árbol y se hubiese golpeado, haciéndole olvidar lo que estaba haciendo segundos antes de haberse dormido.
Con cierta torpeza se sacudió el falso polvo de sus calzas grises. El frío suelo heló sus pies y ella tuvo la sensación de que aquel material que sus extremidades estaban tocando nunca antes lo había sentido.
Todo estaba confuso en su mente y ella podía sentir como sus propios pensamientos se estaban alejando, confundiéndola aún más.
Sus ojos rápidamente se acumularon de agua tras sus párpados. Se hincó y llevó sus manos a su cabeza, creyendo que quizás con esta acción podría mantener sus recuerdos antes que estos desaparecieran por completo de su cabeza.
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Elemento: Fuego
Science Fiction-El fuego es caos. El fuego es destrucción... Nada bueno viene del fuego. -Te equivocas -ella rezongó-, la vida proviene desde el fuego. Todo renace después de las cenizas.