Capítulo X: una triste despedida

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Capítulo X: "una triste despedida"

—¡Un bebé! —Yanara sollozó—, mataron a una mujer y a su bebé...

—Muy probablemente venían arrancando del lof sitiado —Shiby ya podía reconocer la voz de cada uno de sus camaradas, sin embargo, aquel tono le fue imposible de adivinar, ¿sería Ankatu?, ¿Colicán?, ¿Jisäj?

—Debemos tomar alguna medida —comentó Wanka, aunque parecía absorta en sus propios pensamientos.

—¿Cómo cuál? —preguntó Richi.

Shiby, quien estaba encerrada en el canil con ambas lobas, no quería hacerse participe de la conversación. No es que la hayan encerrado o aislado, más bien ella decidió quedarse ahí con ambas para no ser parte de lo que parecía ser un juicio a ambas animales que habían llegado con ella.

—No lo sé, espero que des alguna idea —le increpó Wanka.

—No tengo ninguna —susurró Richi—, pero lo que sí sé es que si decidimos desterrar a las lobas, Shiby se irá con ellas...

—Pero no podemos hacer como si esto no ha pasado —Jisäj comentó esta vez. A pesar de la distancia entre el canil y donde estaban teniendo la conversación era bastante, Shiby podía oír claramente todo lo que decían.

Deseaba no poder escucharlos, pero a la misma vez, no podía parar de prestar atención a la discusión que se estaba armando en el otro extremo de la casa.

Shishi, como sabiendo que había hecho algo mal, pegó su gran cabeza en las piernas de Shiby, quien aún temblorosa, le acarició con cierta distancia. Y es que no podía borrar de su cabeza el rostro deformado de la mujer.

—Está claro que son animales salvajes —Waijikö habló, parecía estar absorto de toda la pelea justo en frente de él—, pero no podemos negar que teniendo a las lobas de nuestro lado nos dan cierta seguridad... Es decir, claro, hoy mataron a inocentes pero obviamente lo hicieron creyendo que podría tratarse de problemas.

—No jodas, Waijikö —masculló Colicán entre dientes, esta vez pudo reconocerle el timbre gangoso de su voz—. No puedes tratar la muerte de una mujer y una bebé así como así —parecía ser que la conversación se estaba calentando—, debemos hacer algo al respecto, hoy sucedió con dos desconocidas, pero quizás el día de mañana alguna loba tome como ofensa alguna acción de nosotros y nos ataque, es algo que podría pasar...

—Sí, bueno —Ivy soltó—, de hecho la última vez que fueron a La Guaya, Shishi se escapó del canil y casi ataca a Ayen porque quería volver a meterla...

—Hola, Shiby... —justamente la recién nombrada apareció delante de ella, mirándola con sus grandes ojos oscuros por fuera del canil—, ¿cómo estás? —susurró la niña.

La pelirroja sintió su corazón estrujarse en su pecho.

—He estado mejor —respondió.

Ayen hizo el gesto de entrar al canil, sin embargo, antes de poder abrir, Shishi comenzó a gruñirle. Shiby sabía que la loba lo hacía de manera territorial y estaba muy segura que era por celos, ya que en ese momento estaban a solas las tres, como hace tiempo no lo estaban.

La niña abrió sus ojos sorprendida y se alejó ligeramente de la madera, sin abrir la puerta.

—Yo no creo que ellas hayan querido hacerlo —aseguró la niña sin volver a acercarse, luego agregó—. Apuesto que es porque los ánimos últimamente han estado tensos por la situación en los lof... Pero cuando esto pase, Shishi no volverá a atacar a nadie de esa manera.

Elemento: FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora