Capítulo XII: militares

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Capítulo XII: "militares"

Acostumbrarse a que ya no estuviese Richi con ellos fue mucho más difícil de lo que creyó.

Los primero días de invierno fueron muy lluviosos y parecía ser que el cielo acompañaba su sentir, ya que casi en dos semanas no se vio el sol.

Aquello no hacía más que deprimir a Shiby, quien se sentía ligeramente enferma ante la falta de sol. Por lo que después de unos cuantos días más, cuando la tarde de aquel día el cielo comenzó a despejar y dar señales de un débil sol, Shiby salió de la casa a colocarse bajo los rayos y comenzar a mover su cuerpo, estirándose todo lo que daba.

Se llevó consigo unos cuchillos y se dedicó a lanzarlos hacia un árbol mientras sentía los rayos débiles del sol penetrar su rostro y sus manos descubiertas, luego cuando comenzó a sentir más calor, se quitó su chaqueta con capucha y la lanzó en el frío césped.

Unos minutos después, Wanka y Nata llegaron a su lado. La primera traía consigo su arco con un par de flechas que Ankatu había estado haciendo unos días antes, mientras que Nata también llevaba cuchillas encima, estas eran un poco más grandes que las que cargaba Shiby, las cuales traía consigo desde el Plano Rosa.

Estuvieron jugando a quién le pegaba a un centro que dibujaron en uno de los árboles, para cuando Nata, frustrada de no atinarle al centro nunca se dejó caer molesta al pasto.

—Deberíamos hacer otra cosa —propuso la chica de ojos pequeños mirando a Wanka y Shiby aleatoriamente.

—¿Algo como qué? —preguntó Wanka alejándose para ir en busca de una flecha que había caído un poco más alejada del árbol.

—¿Y si peleamos? —elevó una ceja, intrigada, mirando a Wanka fijamente.

La más baja de ambas se volteó a devolverle la mirada, extrañada.

—¿Cómo "peleamos"? —dudosa consultó.

—Pues eso —se levantó del césped y se limpió los pantalones gruesos con sus manos—, tengamos una pelea para ver quién es más fuerte.

—Paso —dijo Wanka sacudiendo su cabeza y volviendo a tensar una flecha en el arco—. Yo no sirvo para esos juegos porque termino tomándome todo en serio y sé que habría problemas después —concluyó y lanzó la flecha, esta vez cayó muy cerca del círculo dibujado con cuchillo.

Shiby miró a Wanka por unos momentos y luego a Nata, quien la estaba mirando esta vez a ella con una sonrisa sugerente.

La pelirroja asintió.

—Está bien, veamos quién tiene más fuerza.

Recolectó todos sus cuchillos y los dejó tirados a un lado en el césped. Wanka, curiosa caminó con ellas y se dejó caer en el pasto con su arco colgando de su cuello, lista para ver el espectáculo.

—Sin tomárselo en serio, ¿eh? —murmuró Nata mirando fijamente a la pelirroja— y sin jalarnos el cabello.

—Claro —se encogió de hombros.

Shiby sabía que tenía fuerza, no sabía si más que Nata y es que la chica, a pesar de medir casi un centímetros menos que ella, era de contextura más gruesa, por lo que imaginaba que de igual manera tenía que tener sus manos pesadas.

—Bien, ya —Nata empuñó sus manos frente de ella y entonces se acercó, lanzó un golpe directamente a su cara.

Shiby tenía buenos reflejos, por lo que con su mano con la mano contraria a la de Nata desvió el golpe. Como había imaginado, la chica tenía fuerza. La pelirroja rápidamente se tiró hacía atrás, sin poder golpearle la cara, no porque no hubiese alcanzado, sino por miedo a pegarle con mucha fuerza.

Elemento: FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora