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│ ✐; CAPÍTULO VEINTISIETE
│ ┆ ✐; CUANDO DIJO «SÍ»
╰─────────────────Despertó sintiéndose extraña aquella fría mañana decembrina. Había dormido bastante bien en comparación de otras noches, levantándose relativamente tarde enrollada en el cálido edredón azul, donde días antes experimentó sensaciones desconocidas a manos de su novio. Quizás cumplir veintiséis años conseguía ponerla sentimental. Esther tardó quince minutos aseándose y colmando de cremas su brillante rostro, peinando aquellos oscuros cabellos en perfectos rizos. Bajó escaleras marcando las nueve y veintiocho minutos, saludando a los ariscos gatos mimados. No existía forma en que ambos se llevasen decentemente, pues la venezolana prefería a los perros. Sabela permanecía mirando Barbie: Moda mágica en París mientras comía cereal, comentando los diálogos en voz alta.
— Buenos días, guapa. —tomó asiento a su lado mientras bebía café, echándose los cabellos hacia atrás—. ¿Cómo estás?
— Ola de mar. —respondió, llevándose una cucharada de cereal a la boca; estaba usando un suéter blanco que reconoció como suyo, y semejante gesto le causó ternura—. Feliz cumpleaños, Esti.
— Gracias. Es agradable cumplir un año más. —duró cinco minutos mirando la película y terminándose el café; después, se levantó y cogió las llaves que le entregaron el primer día—. Saldré a correr, guapa. He despertado demasiado tarde y voy retrasada. ¡Nos vemos!
Nunca había sentido tanta libertad durante su cumpleaños. Corrió durante media hora escuchando a Luis Miguel entonar las más dulces y románticas canciones. Cumplir veintiséis años fue liberador. Esther hizo caso omiso a los pensamientos mientras corría alrededor de las calles históricas que siempre amó admirar, evitando detenerse incluso cuando llegó a faltarle oxígeno debido a tantas vueltas. Tuvo que parar; descubrió que estaba quedándose sin aire y tenía el grisáceo suéter sudado. Había llegado inconscientemente hasta la cafetería La Gallega, donde conoció a Xoel y dio acceso a cambios drásticos en su vida. «Quedarme en Galicia, ¿en serio? No puedo hacerlo», pensó. Odiaba pensar cuando salía a correr. «¿Por qué los seres humanos somos tan complicados?»; las muchas especulaciones comenzarían a volverla loca tarde o temprano. Comprendió que nada podría salvarla de la odiosa melancolía provocada por su propia complicación. Compró dulces, panecillos y galletas preguntándose qué pasaría si Xoel estuviese ahí, sentado en aquella mesa y tecleando borradores inservibles como la primera vez. Si estuviera ahí, ¿qué podría hacer ella?
Pero era miércoles y Xoel estaba trabajando.
Estaba cansada. Desconocía por qué tenía tantas cargas encima. No había revisado su teléfono incluso cuando recibía muchas notificaciones, interrumpiendo las agradables canciones de Luis Miguel. Eran las diez y veinticinco, pero todavía quería seguir corriendo. Sin embargo, cuando un agradable muchacho le entregó una bolsa repleta de comida que Esther nunca deseó comprar, pues había seleccionado dulces al azar, supuso que tampoco podría echarse a correr un rato más. «Feliz cumpleaños», dijo el empleado. ¿Qué había dicho? ¿Acaso lo traía escrito en el rostro? «Muchas gracias», respondió, recordando que la tarjeta de crédito mostraba aquella información. Oyó el silencioso tono perteneciente al correo electrónico y ese simple sonido fue capaz de ocasionarle verdadera curiosidad. Decidió leerlo.
Dàlia había contestado el correo electrónico.
28 de diciembre de 2022, 04:15
DE: Balaguer@editorialbalaguer.es
PARA: Estherml@editorialbalaguer.es
Querida futura escritora de bestsellers. ¡Feliz cumpleaños!
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Todo por cinco euros
RomanceEsther nunca pensó que encontraría el amor en Pontevedra gracias a una simple pregunta: «¿podrías permitir que te admire por cinco minutos si te pago 5€?», y él, un desconocido de ojos azules, contestó: «negociemos, ¿cuánto me pagarías si me quedo a...