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POV ALLANA
—¿Ese es el palacio?—Pregunté con total asombro, mirando desde la ventana de nuestra nave a la gran estructura cuando comenzamos nuestro descenso a la ciudad capital de Aldera.
Era tan hermoso; todo en este planeta era hermoso. El palacio se extendía a lo largo y ancho, y el aspecto principal que me llamó la atención fue el vasto terreno de territorio detrás del palacio que consistía en un jardín con un estanque circular en el centro. Alrededor del palacio, montañas y llanuras de hierba se extendían millas más allá de lo que ya podía ver. El cielo azul sobre nosotros estaba envuelto en una red blanca de nubes esponjosas, y en los extremos de Aldera apenas podía ver los cuerpos de agua azules y profundos. Nunca había visto tanta naturaleza y edificios no eléctricos en un solo lugar.
Coruscant fue esencialmente el epítome de la tecnología moderna de nuestra galaxia, así que como solo pasé la mayor parte de mi tiempo allí, apenas conseguí una verdadera experiencia del "mundo real" fuera de ese planeta.
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Escuché a Anakin reírse desde donde se sentó en el asiento del piloto a mi lado—Claro que lo es. Ya es hora de que te pongas en una misión real en lugar de otro intercambio de archivos—Suspiró mientras giraba la rueda del barco para llevarnos a un espacio de aterrizaje abierto en la parte delantera del palacio.
Me reí mientras me mordía la uña del pulgar mientras miraba por la ventana—Ah, pero me divertí mucho intercambiando archivos, Maestro—Me burlé de la queja.Se burló, pero pude sentir la diversión en sus siguientes palabras—Claramente no, ya que te las arreglaste para perderte todo nuestro intercambio la última vez. Lo juro, no puedes ir un día sin avergonzarme—Bajamos el barco hasta el brillante suelo de hormigón y aterrizamos sin problemas cuando llegamos a una parada rodante.
Recuerdo lo enfadado que estaba por eso, y cómo prácticamente me acorralaba en esa oficina solo para que le dijera lo que hice que me hizo perderme toda la reunión.
Esa fue la única vez que tomé la decisión correcta de no fastidiarlo; por muy molesto que sea, de alguna manera siempre obtiene lo que quiere, y tuve la sensación de que mi descaro no me habría sacado de esa situación.
