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❝ Y yo te amo 3 millones... ❞
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Nueva York, Año 2006.
Emma se encontraba al lado de la cama de su padre tratando de despertarlo.
— ¡Papá, levántate! ya es tarde.
— Emma... sólo cinco minutos más — dijo el castaño con los ojos cerrados.
La pequeña Stark tenía mucha energía en las mañanas, se trepó a la cama y empezó a brincar sobre ésta.
— Despiertate, ya está el desayuno — dijo dando pequeños saltos.
— Ok... ok... ya voy — dijo Tony levantándose de la cama muy perezosamente. — Sal para que me cambie — le pidió con una sonrisa.
— Esta bien — la pequeña salió corriendo de la habitación. — Ya lo desperté, tía Pepps — dijo llegando a la cocina.
— Muy bien, cariño — respondió la rubia dejando un plato de panqueques y un vaso con chocolate frente a la menor. — Ten tu desayuno... Disfrútalo — depósito un beso en la frente de la niña.
— Gracias, tía — contestó comenzando a comer. — ¿Que harás hoy, Pepps? — le preguntó con curiosidad.
— Tengo una junta importante en la empresa... tendría que ir tu padre, pero ya sabes como es... — suspiró la rubia, Emma solo le sonrió.
— Eso no se vale, ya empezaste a desayunar sin mi — protestó Tony entrando a la cocina.
— Lo siento, Papi. Tía Pepper dijo que si te despertaba podía desayunar antes — le saco la lengua.
— Mocosa malcriada — dijo su padre riendo, mientras se servía café.
— Malcriada por tí — dijo Emma encogiéndose de hombros.
— Touche.
— Señorita Potts, el señor Hogan acaba de llegar — aviso la IA.
— ¡Tío Happy! — dijo Emma levantándose para saludarlo.
— Hola, mini Stark — dijo el hombre correspondiendo su abrazo. — Jefe — saludó a Tony. — ¿Nos vamos, señorita Potts?
— Claro. Adiós, cariño — Pepper saludó a la menor con un beso en la mejilla y luego tomó su bolso para salir junto con Happy.