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❝ Una lástima que no haya prácticado las maldiciones ilegales con usted... ❞
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Emma llegó unos minutos tarde a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, la castaña habia tenido un debate interno entre sí ir o quedarse comiendo dulces por ahí. No le apetecía asistir sabiendo para quien trabajaba la bruja esa.
Entró en el momento en el que Dolores Umbridge empezaba a hablar. La nueva profesora llevaba la suave y esponjosa chaqueta de punto de color rosa que había lucido la noche anterior, y el lazo de terciopelo negro en la cabeza.
— Llega tarde, Señorita... — Umbridge hablo en un falso tono meloso.
Emma alzó una ceja, ¿Cómo si los del Ministerio no la conocieran?
— Stark. Mi nombre es Emma Stark Black — respondió con una falsa sonrisa, mientras tomaba asiento al lado derecho de Harry. Después del curso pasado todo el mundo mágico se había enterado que era una Black porque seguir renegando su apellido.
La profesora pareció dejar de respirar un segundo al escuchar ese apellido, pues ante ella y cualquier persona ajena a la Orden, Sirius seguía siendo un asesino y prófugo de la justicia.
— Pues espero, señorita Stark, que este tipo de comportamiento no se vuelva a repetir en mi clase. Ni en ningúna otra.