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❝ Con los dementores jugando para ellos, así cualquiera ganá...❞
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— ¡Vamos, Emma! — dijo Hermione sacudiendola para que se despierte.
— Mmm... wanda no molestes, no tengo ganas de entrenar hoy — dijo adormilada.
— No soy wanda, soy Hermione y tenemos que irnos — dijo la castaña.
— ¿A donde? — dijo Emma frotándose los ojos.
— Al mundial Emma, te esperamos abajo — dijo Ginny abriendo la puerta.
Cuando Hermione y Ginny se fueron, Emma se levantó y reviso su valija buscando qué ponerse.
Se puso unos jeans negros y una remera rosa junto con una campera, agarró su cartera pequeña y luego salió del cuarto, en el camino se encontro con Harry, Ron y los gemelos, los cinco bostezando y desperezándose, bajaron la escalera camino de la cocina.
La señora Weasley removía el contenido de una olla puesta sobre el fuego, y el señor Weasley, sentado a la mesa, comprobaba un manojo de grandes entradas de pergamino. Levantó la vista cuando los chicos entraron y extendió los brazos para que pudieran verle mejor la ropa. Llevaba lo que parecía un jersey de golf y unos vaqueros muy viejos que le venían algo grandes y que sujetaba a la cintura con un grueso cinturón de cuero.
—¿Qué les parece? —preguntó. — Se supone que vamos de incógnito… ¿Parezco un muggle, Harry, Emma?
—Sí —respondió Harry, sonriendo
— Está muy bien— dijo Emma tomando asiento en medio de Hermione y Fred descansando su cabeza en el hombro del pelirrojo.
—¿Dónde están Bill y Charlie y Pe… Pe… Percy? — preguntó George, sin lograr reprimir un descomunal bostezo.
— Bueno, van a aparecerse, ¿no? — dijo la señora Weasley, cargando con la olla hasta la mesa y comenzando a servir las gachas de avena en los cuencos con un cazo. — así que pueden dormir un poco más.
— O sea, que siguen en la cama… — dijo Fred de malhumor, acercándose su cuenco de gachas. — ¿Y por qué no podemos aparecernos nosotros también?