𝟗°: amigos de larga data.

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Después de todo lo sucedido en aquella fiesta, pasamos al siguiente día. El domingo, y ahí se encontraba Eric, acostado en una cama ajena, medio dormido y sin saber ni el día de la semana. Todo eso hasta que abrió los ojos completamente. El, claramente confundido, ya que no reconocía el lugar y tampoco recordaba nada de la noche anterior por lo que menos iba a poder entender la situación, realmente no sabía que hacer en ese momento, y solo para ese momento tenía dos opciones: levantarse de aquella cama desconocida e ir a ver afuera del cuarto para ver sí ya se ubicaba un poco, o quedarse quieto dónde estaba.

Muchos pensamientos y decisiones invadieron su cabeza, hasta que decidió quedarse dónde estaba.

«¿Dónde estoy?» pensaba cada vez más nervioso.

Cuando de pronto Eric nota de reojo una silueta de identidad no distinguible en la puerta de la habitación, está, lo estaba mirando fijamente, y no sabía muy bien desde qué momento estaba parada esa silueta ahí. Hasta que esta empezó a caminar hacía el lentamente. Eric, cómo reacción defensiva activo su poder de fuego, y, a pesar de ello, esa persona siguió caminando hasta quedar casi al frente de la cama y de Eric. Y ahora la silueta se había convertido en una persona, Eric ya podía ver sus rasgos. Y era un chico alto, con el pelo totalmente recogido y de ojos de diferentes colores, que era lo que más le llamaba la atención. Eric, ni la persona no dijeron nada por un buen rato.

-¿Estás bien? -preguntó esa persona rompiendo el silencio.

La voz de aquella persona invadió la cabeza de Eric, aquella voz se le hacía muy conocida, pero no recordaba de quién era, y lo único que recordaba de esa voz era que la noche anterior la escucho constantemente. Y para sacarse la duda de encima no tuvo otra opción que preguntar la identidad de esa persona.

-Estoy bien, pero, ¿quién eres?

En ese momento hubo un gran silencio, muy incómodo, y Eric no sabía si había hecho bien en preguntar o si fue el peor error de su vida.

-Eh... -exclamó nervioso- Soy un compañero tuyo de clases- dijo el chico pacíficamente-, uno que se llama Alex...

Los ojos de Eric se abrieron más que nunca en su vida. Su compañero de clases, estaba al frente suyo y el no lo había reconocido. Se le hizo un poco raro verlo así, el ver su cara completamente (sin el pelo es su cara) por obvias razones no lo iba a reconocer al instante y solo se quedó confundido por unos segundos pensando si creerle o no.

-¿En serio?- pregunto Eric confundido.

-Si... -dijo seco Alex.

Un silencio volvió a invadir el lugar, lo único que pasaba era las miradas de aquellos dos "amigos". Y al rato Alex empezó a caminar hacía la puerta, y cuando llegó a esta, giro a mirar a Eric.

-Te espero en la cocina -dijo seriamente Alex para después retirarse del cuarto.

Eric no dijo nada, y poco a poco empezó a levantarse. Y en uno de esos pensamientos de Eric, llegó a pensar algo impensable «¿Habrá pasado algo entre nosotros anoche?», de pronto a el se le había pasado por la mente ese pensamiento, también se puso rojo, a pesar de que lo único que no traía puesto de vestimenta eran sus zapatillas y su colin del pelo. Tenía miedo que la noche anterior hubiese pasado algo serio entre el y su aparente enamorado.

Después de unos minutos Eric lentamente se empezó a asomar por la cocina. Intentaba disimular su vergüenza, los nervios y la gran cantidad de mariposas que sentía en su estómago. Sentía su cara arder, y lo único que quería era que la tierra lo tragase para siempre y no dejará rastro de ello.

Ya después de un rato, Alex logro notar la presencia de Eric.

-¿Amaneciste bien? -dijo Alex mirándolo a los ojos seriamente.

-Eeh... -trago saliva Eric- ¿Si..?

-No se, tu dime, ¿dormiste o no bien?-Alex levanto una de sus cejas interrogando sarcásticamente a Eric.

Esa pregunta se le había hecho un poco incomoda y extraña a Eric.

-¿Qué?

-No, nada...¿Dormiste bien? Solo quería saber eso- aclaró Alex.

-!Ah! Si... -afirmó Eric- supongo -susurró.

-Está bien... - dijo en voz baja Alex.

Pasaban los minutos y Eric seguía un poco nervioso, no podía evitarlo, aquel pensamiento seguía rondando en su mente, el silencio no ayudaba, y juraba que sentía que Alex lo hacía a propósito. Simplemente quería sacarse la duda, ¡pero no podía!... Era imposible, sería muy incómodo para ambos chicos, y también perdería la poca dignidad que le quedaba. Y también era probable que Alex le dejaría de hablar y dejarían de tener su vínculo amistoso, ya que Eric es el que mayormente empieza las conversaciones.

Ya había llegado la hora de irse para Eric, un gran alivio contenía la paz de su cuerpo. Y ahora solo le quedaba ir a su casa donde seguramente lo esperaba su mamá enojada. Pero eso no le molestaba, el sabía que cuando le contará lo sucedido y con quién se junto se le iba a pasar el enojo, ya que llevaba años esperando que Eric tenga un vínculo de noviazgo con algún chico.

Raro después Eric decidió retirarse, ya que estaba muy incómodo con el ambiente y porque no quería que se haga más tarde.

-Alex, me retiraré para no hacerte más problemas, ¿sabes? -dijo Eric seguro.

Alex notó ese tono seguro en el, y no tenía en que se fuera.

-Está bien. -dijo Alex mientras se levantaba de la mesa para acompañarlo hasta la puerta.

Alex lo acompañó hasta la puerta para despedirse de Eric.

-Chau, Eric. Ten cuidado -dijo Alex mientras miraba a los ojos a Eric-. Nos vemos el lunes. -agregó para después desordenar el pelo de Eric con su mano.

Eric sonrió amablemente.

-Gracias. Igualmente, Alex. -agradeció Eric con un tomó dulce en si voz.

Eric salió del departamento y apenas escucho que Alex cerró la puerta se emocionó por el contacto físico y la cercanía que tuvieron en ese momento, pero aquel pensamiento no lo abandonó hasta llegar a su casa.


Próximamente: capitulo 10.

Un amor heroicamente malo// [Bl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora