𝟏𝟐°: promeda invisible

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Domingo 11:30 de la noche… No había mucha gente rondando por las calles. Solo de vez en cuando se veían adolescentes y/o gente joven, ya sea en grupos o individuales, llendo a antros, restaurantes o juntas.

Pero nos encontramos a un hombre de mediana edad vestido totalmente de negro y encapuchado llendo a una dirección en específico. La U.P.H.(Universidad Provincial de Héroes). Este iba caminando a un paso relativamente lento. No sé le notaba apurado en ningún sentido. Mucha gente al verlo, ya sea que justo esten caminado frente a frente, lado a lado, o este esté caminando atrás tuyo. La gente cambiaba de camino. Tenían miedo de que esté le robara objetos que tenían a mano por su aspecto. Cuando este llegó finalmente a la universidad se paró frente al portón de la misma, se le quedó viendo por un buen rato viéndola. Hasta que en un momento su boca que de hace rato no se movía se empezó a formar lentamente una tétrica sonrisa. Con su poder de parar en tiempo, lo paró. Entro como si fuera su casa, y ya dentro empezó a saquear y romper la mayoría de objetos que encontraba allí. Terminando aquel proceso una hora y media después se fue, afuera de la universidad y cuando quedo fuera la vista de las cámaras, desactivo el paro del tiempo.

Ya era lunes temprano por la mañana y Alex estaba saliendo de darse un “corto” baño. Y estaba saliendo quejándose. Ya que se había bañado porque había amanecido con un fuerte dolor de cabeza y lo hizo para ver si se le calmaba. Pero no. Antes de bañarse había prendido su televisor para que haga un poco de sonido, y sonaba la reportera. “¡Noticia de última hora! Se tiene nueva información sobre las píldoras que les deja como consecuencia a el poder de el paro de tiempo. Se llaman P.I-” Alex justo apagó la televisión.

—¡Cállate un rato, vieja película!— exclamo agresivamente dirigiéndose hacía la reportera. Está tenía fama de decir en la mayoría de casos, cosas falsas.

De ahí fue a cambiarse para la universidad. Cuando termino arregló sus cosas y se fue a una farmacia a comprar algo para el dolor de cabeza. Llego y una farmacéutica lo atendió.

—Buen día, ¿qué necesita? —dijo la farmacéutica.

—Quiero unas píldoras o pastillas para la cabeza, por favor. —pidió amablemente Alex.

  La chica se fue un momento del escritorio de dónde estaba para buscar esa píldoras o pastillas. Después se volvió y se las dio a Alex.

—Son $4. —le explicó le chica.

Alex saco su billetera y le dio la plata justa.

—Tome, señorita— le dio la plata y después se retiró. Alex saliendo de aquel lugar vio el nombre de las píldoras que le había dado la chica, se llamaban “P.I.D.C.” o Píldoras Instantáneas del Dolor de Cabeza. Y se tomó una con una botella de agua que llevaba.

Siguió su camino hacia la universidad. El cuando llego había llegado sin Juliana por averse ido mucho más temprano de lo normal. Al llegar se percató de dos cosas: la misma lo esperaba afuera de la universidad y que en la entrada de esta habían policías y héroes.

—¿Por qué saliste sin mí? Y ¿Por qué te tardaste?— le interrogó Juliana a Alex.

Alex suspiro y le respondió las preguntas a Juliana.

—Porque tenía el dolor de cabeza más grande que pude haber tenido y porque me fui a la farmacia. —respondió Alex con un suspiro.

Juliana lo miro sospechosamente.

—¿De verdad?

—Si. —dijo seriamente Alex.

Ambos entraron en silencio al aula. En esta estaban la mayoría de los chicos que iban a ese aula. Alex acomodó su mochila al lado que de la de Juliana, se sentó y suspiro aún con el dolor de cabeza.

Un amor heroicamente malo// [Bl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora