↝🎸 𖦹 Gato diecisiete.

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Para Felix, perder el sueño al intentar dormir es la peor pesadilla que le puede ocurrir.

Como ahora, que viendo el techo de la habitación de invitados de la que alguna vez fue su casa solo genera cierto sentimiento de melancolía en su interior, arrepentimiento incluso.

No sólo cuando está de visita en casa de su hermano, si no también en su propio hogar al otro lado del mundo. El horror lo suele perseguir, quizá por eso es que siempre vive sintiendo el peligro a flor de piel.

La gente suele decir que los sueños reflejan los verdaderos sentimientos del inconsciente. Para él, su único sueño es el día en que el accidente se dió, el día en que con sus propios ojos vió a la mayor parte de su familia perecer. Lo ve tan nítido que el recordarlo le da escalofríos.

Y, sinceramente, la peor parte es no poderse perdonar a si mismo. Más bien, no poder perdonar a nadie. Sigue aborreciendo cada instante al maldito conductor borracho que generó el accidente que acabó con su familia.

En ese instante, su yo pequeño de a penas quince realmente no supo que hacer. Se lamenta cada momento que recuerda el rostro lleno de horror de su hermano menor Minho (quien apenas tenía doce), que actuó tarde, y que cuando trató de ocultar la escena a sus ojos, este ya había visto suficiente como para llorar por mucho, mucho tiempo.

Realmente, actuó por puro instinto: no solo cubrió los ojos de su menor, también se encargó de protegerlo con todo su cuerpo, como si la amenaza aún siguiera ahí. Realmente creyó que el también moriría ahí, y si lo hacía, su prioridad era rescatar aunque sea a su hermano. Más para su suerte, gente cercana logró ayudarlos. Incluso cuando tuvieron que revisarlos, Felix no soltó en ningún momento a Minho, no quería que le quitaran lo último de su familia.

Recuerda bien cuando un adulto trató de alzar a Minho para revisar que no tuviera ningún hueso roto o algo lastimado, a él no le importó caminar y casí correr detrás de esa persona sólo para asegurarse de que no se llevaran a su hermano, incluso cuando su pierna estaba casí fracturada.

El horrible recuerdo de escuchar los sollozos de Minho en el hospital durante la noche aún lo persigue, incluso rompió las reglas, levantándose de su camilla para abrazar al menor y consolarlo.

Claro que él nunca lo superó, más bien, realmente es un cobarde, nunca lo admitió por simple estupidez, pero claro que Minho es más fuerte que él, por mucho más.

Felix limpió una de sus lágrimas con el dorso de su mano, levantándose de la cama, igualmente, si intentaba dormir, ese recuerdo traumático volvería, lo sabe porque ya le ocurrió.

Sus pasos se dirigieron a la luz al final del pasillo donde el cuarto del menor está, este siempre duerme con la lámpara en su mesita encendida, pues la oscuridad suele darle miedo.

Minho duerme tranquilamente bajo algunas mantas, realmente sus facciones le recuerdan demasiado a la última vez que vió a su ya difunto hermano menor que tan sólo era un bebé. A los pies de la cama una hermosa gata gris duerme, la cual hizo que los ojos de Felix volvieran a llenarse de lágrimas por el recuerdo de ser la mascota favorita de su madre desde que era un minino.

Definitivamente había sido un mounstro, no merece siquiera estar tan cerca de alguien como su hermano. Mayormente porque sólo se dió cuenta de lo asquerosa que había sido actitud al ver a Jisung, pues terminó de recordarle memorias de su infancia y la relación tan cercana que el tuvo alguna vez con sus dos hermanos menores.

Llorar no le sirve de nada, mucho menos lamentarse, había cometido tantos errores que simplemente irse sería lo mejor.

Al parecer, sus sollozos terminaron levantando a Minho, quien se sentó en la cama para mirarlo, tenía tanto sin ver a Felix llorar que resultó impresionante.

—¿Qué pasó, Lix?—preguntó en voz baja, alterando el corazón del mayor quien creía que seguía dormido.

—Y-Yo...—la respiración entrecortada no lo dejó hablar correctamente.—Tuve una pesadilla.

Minho sonrió tranquilo, haciéndose a un lado e invitándolo a entrar dentro de su cama, como si fuera a abrazarlo.

Creyó que Felix lo rechazaría de inmediato, pues es lo más común que pueda ocurrir, pero en contra de lo que pensó, este aceptó, entrando entre los brazos de su hermano menor para desahogarse y llorar.

—Todo está bien, no te preocupes.—murmuró, acariciando su cabello negro con una de sus manos, recordándole a comos su madre los consolaba cuando eran niños.—Quédate aquí, podemos dormir juntos, ¿si?


𖦹


Felix pudo realmente admitir que nunca había sentido tanta paz al dormir desde hace seis años, pero ahora el descansar entre los brazos de su hermano menor simplemente terminó por llenar ese espacio que le hacía falta.

"Minho me recibió sin ningún pretexto, ¿Yo hubiera hecho lo mismo por él?" Fue lo que se preguntó a si mismo.

Al abrir los ojos, el otro lado de la cama estaba vacío. Posiblemente estaba en el baño o algo así, más el ruido de la primera planta le indicó que estaba cocinando.

Al levantarse y bajar en busca de su hermano, pudo sentir una calma que nunca antes había llegado a sentir dentro de él. Sin necesidad de gritar, sin necesidad de pelear, completamente diferente, como si volviera a ser jóven y los problemas nunca hubieran ocurrido.

—Buenos días, Ho.—murmuró, viendo como el contrario dejaba lo que hacía sólo para sonreírle con cierta duda.

—Buenos días, ¿dormiste bien?

Felix asintió calmado, recargándose en el marco de la puerta de la cocina, con la mirada al suelo, volvió a hablar.

—Minho.—llamó, recibiendo toda su atención.—Quiero... pedirte perdón.

—¿Por qué perdón?

—Por todo.—Felix guardó silencio un momento, ocultando su cara entre sus manos.—Cometí tantos errores que no se simplemente que hacer ya. Perdón por no haber actuado como un hermano mayor, fui un asco al punto que un desconocido como Seungmin pudo hacer ocupar mucho mejor mi lugar.

—Felix.

—Perdón. Solamente no maduré como era debido. Siempre tuvieron razón en decir que tu eres mucho más inteligente que yo, no soy nadie comparado a tí, y yo lo siento por eso.

Se que es difícil perdonarme cuando ya pasaron tantas cosas. Y más aún porque no supe que mis reacciones egoístas eran tan idiotas como para hacer daño.

Sólo me negaba a existir con alguien que me recordara a nuestra familia, pues nunca quise llorar por ello.

Y tu, Minho, me recuerdas tanto a mamá.

Cada vez que te grite sentí que hacía llorar a mi madre en vez de a tí.

¿Pedir perdón por ello? Lo creía inútil. Pues cada vez que me recostaba en mi cama tras una pelea, creí que nunca me podrías perdonar por todas las estupideces que decía.

Pero no tiene caso correr más.

Sólo estoy haciendo que nuestra vida sea un infierno.

Por eso Jisung me rechazó, porque nunca maduré y seguí gritando como si eso fuera a cambiar algo.

Todo es mi culpa.

Todo es mi culpa

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੭ ᵎ CatHouse! 𖦹 KnowMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora