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         Las ventanas a veces son como los corazones, por más cerradas que estén, la luz del exterior siempre encontrará la manera de ingresar e incorporarse al entorno porque así es la fuerza que tiene, es como los sentimientos, cuando se ama demasiado a alguien el sentimiento se puede ocultar pero a veces nunca desaparece, algunos creen que nunca lo hacen y que se queda ahí apareciendo y desapareciendo sin importar cuantas épocas del año transcurran, de diferentes modos siempre vuelve a aparecer y a colarse por la ventana, como lo hace la luz. Seunghyun sabía a perfección que ese era su caso.  


         Era la segunda vez que compartía la cama con Jiyong y probablemente la última. El menor se había quedado una vez más con él para confirmar que su temperatura estuviera correcta y aunque la noche se les había hecho como un relato de recuerdos de los 90's, sus vidas debían continuar después de eso. La primera noche fue Seunghyun quien le pidió que se quedara, la segunda noche fue Jiyong quien quiso quedarse, ahora que ya él estaba recuperado no existiría una tercera noche, debería volver a su habitación y terminar de prepararse para mudarse prontamente como lo había prometido. 


        Por ello, no tuvo el valor de despertarlo cuando sus ojos se encontraron frente a frente con Jiyong. El menor estaba dormido, recostado su brazo y con las manos aferradas a las sábanas, lucía tan inocente con sus ojos felinos cerrados, el cabello cayendo sobre su frente y los labios entreabiertos que nadie se imaginaría lo odioso que podría llegar a ser. Excepto por él, se habían casado cuando todo era color de rosa, se mantuvieron juntos en lo difícil y los momentos más alegres hasta que su matrimonio comenzó a colapsar y había pasado tanto tiempo que no recordaba ya ese rostro apacible de Jiyong. 


         Con cuidado y dejándose llevar por sus impulsos, se animó a acariciar la frente contraria con la mano libre, deslizando los dedos entre los mechones de cabellos que le cubrían la frente a su -aún- esposo, rozó sus cejas, pestañas, párpados, y se sintió feliz con solo ver que entre sueños el otro arrugaba la nariz con solo ser acariciado, Jiyong era adorable, sus pómulos seguían siendo tan suaves como los recordaba y sus labios tenían la misma viveza rojiza que lo animó a besarlo cuando eran jóvenes, incluso su voz era encantadora y Seunghyun no había dejado de sentirse atrapado por él. Tenerlo tan cerca no ayudaba a olvidarlo. 


         Kwon Jiyong no era alguien a quien simplemente podías olvidar y aunque su corazón había sido herido tantas veces como el otro quiso, Seunghyun estaba seguro de que lo seguía amando como la primera vez. Simplemente había elegido darle la felicidad que el otro buscaba, porque él siempre lo supo; Jiyong había dejado de amarlo mucho tiempo atrás, su mirada no era la misma cálida, brillosa y tierna, las respuestas a sus mensajes no eran los mismos y los besos... Esos ya ni siquiera existían, saberse engañado fue la principal razón por la que comenzó a sentir que lo perdería y ver los papeles de divorcio lo ayudó a mentalizarse para perder a la persona más importante de su vida una vez más. 



—¿Terminaste? —Preguntó Jiyong con los ojos aún cerrados, pero era capaz de sentir la mano de Seunghyun apoyada sobre su mejilla y de repente el sobresalto del mayor. —Uh, no te asustes, el asustado debería ser yo.

—L-lo siento. —Seunghyun se sentó en la cama y volteó la mirada hacia la ventana. La luz ya era mucho más amarillenta que antes, lo que indicaba que el sol estaba por salir. —No quise despertarte, pero ahora que estoy mejor creo que es momento de volver a trabajar.

Saudade 「 GTOP 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora