en esta, y en nuestra próxima vida (Rengoku x t/n)

#12

Capitulo 12

Ella camina a su habitación y yo fui detrás de ella antes de que se arrepintiera, no podía creer que esto estaba sucediendo, al entrar ví una cama grande que estaba desordenada, obvio, cojines blancos, sábanas blancas, una mesita de noche estaba al lado, un escritorio y una silla al frente y un cuadro colgado arriba en la pared, al lado de una puerta un espejo gigante que daba justo a la cama, ella entra en otra puerta que había ahí, la sentí hablar y sale con un traje en un colgador mientras seguía hablando

-¿Puedes venir ahora?… ¡Gracias! Yo saldré en 30 minutos, o al menos eso espero así que trae tu tarjeta para entrar, limpia mi habitación hasta el último rincón y las sábanas botalas… si, te dije que las botaras, los cojines también… ¡Ay Nina! No tengo tiempo de explicarte ahora, mañana te lo digo por favor -¿Por favor? ¿Dijo por favor?, Creo que esa tal Nina es más que solo la señora que viene a hacer aseo- eres la mejor, nos vemos mañana, gracias, te lo compensaré…  -se ríe-... nos vemos -cuelga y me mira- bien, este traje era de Akaza -con la punta de sus dedos acomoda un poco las sábanas de la cama para dejar el traje encima- tu eres un poco más… -pasa sus manos por el aire haciendo círculos delante de mi pecho- grande… si, eres un poco más grande que Akaza pero creo que te quedará bien, cámbiate ropa mientras yo voy a arreglar este desastre de cabello -se saca los tacones, sale corriendo a la sala y vuelve a la habitación con una caja y corre al que supuse que era el baño- apresúrate… -cierra la puerta-

No me demoré en cambiarme de ropa, hasta los zapatos me quedaban bien, estaban hechos para mí, y miré en la habitación, no había ninguna fotografía de ella o de su familia, ningún artículo personal que me dijera algo más de ella, entré a la habitación en dónde había sacado el traje y era un guardarropa gigante, millones de tacones, tenis, botas, pensé que solo vería ropa formal pero había de todo y en un rincón pequeño había ropa de hombre, alguna estaba nueva, un sital, alfombra y espejos, volví a salir, el ruido de la ducha ya había cesado y ahora era el secador de pelo que sonaba y seguí esperando, habían pasado 45 minutos, me senté en la cama pero me levanté de inmediato antes de poner todo mi peso encima de el por qué recién habían estado teniendo sexo en ella, definitivamente no quería estar ahí, el secador se pelo se detuvo y escuché su voz gritando desde el baño

-¿Estás listo?

-si, listo…

-en el cajón de la mesita de noche hay varios pares de gemelos para la camisa, busca el que más te guste

-ok -denuevo el secador de pelo, abrí el cajón y me encontré con dos cajitas, abrí una y habia joyería de ella, cómo supuse habían muchas cosas con piedras azules, pero un collar con una piedra de color rojo carmesí me llamó la atención y lo deje encima para luego abrir la otra cajita en dónde estaban los gemelos, había de todos colores pero el mismo rojo del collar brilló entre todos y me los puse, sentí el ruido de la puerta abriéndose, y me di vuelta para mirar a la mujer más hermosa que había visto en mi vida, cabello perfecto, piel perfecta, maquillaje sutil pero resaltaba aún más sus rasgos naturalmente hermosos, ojos celestes brillando mientras acomodaba su vestido negro entallado que se ajustaba perfectamente en sus curvas y que llegaba al suelo, escote de la pierna lo bastante alto para darle un infarto a cualquiera y se mira al espejo, al darme la espalda me di cuenta que el vestido era lo bastante bajo para dejar ver qué no traía brasier puesto y un di un trago en mi garganta, pero al parecer fue lo bastante audible para que ella me mirara por el espejo

-ven, ayúdame -me acerqué- amarra esto en mi espalda, firme, no quiero que a mitad de la fiesta se me suelte y dejé ver algo que no corresponde

-no queremos… -sonreí, al amarrar su vestido por su cuello mis dedos rozaron su piel, piel suave, sentí una electricidad en todo mi cuerpo, quería más que solo un roce de ella, su dulce perfume inundó mis pulmones, pero tenía que controlarme, luego de hacerlo me alejé mientras ella se colocaba los tacones negros, yo fui por el collar y volví a colocarme detrás de ella- permíteme -ella me miró por el espejo, coloque el collar delante de ella y sin ninguna expresión levantó su cabello para que le colocará el collar- perfecta -dije cuando ví la brillante piedra encima de su cuello