Forever & Always // Taylor Swift

ten - relationship.

Lunes.

ERA UN DÍA NUBLADO y lluvioso, no muchas personas asistieron al colegio por el clima.

En efecto, Emma asistió. Las prácticas de las porristas no podían posponerse y, a pesar de que sólo cuatro de las chicas se presentarían el día de hoy, tenían que practicar de todos modos.

En este momento se encontraban empezando la clase de Astronomía. La profesora los hizo sentar a todos lo más cerca posible, ya que habían menos de veinte personas en el aula y debían entregar los trabajos realizados.

Taylor era una chica a la cual le iba bastante bien en cuanto a las asignaturas. Era difícil que falte al colegio y este día no fue una excepción.

—Siéntense al lado de su compañero de grupo —ordenó la profesora. Emma notó el lugar vacío junto a Taylor, por lo que tomó su bolso y lentamente se acercó hacia la rubia.

Swift no dijo ni una sola palabra, se notaba la tensión entre ellas. Emma tenía una mirada triste, usualmente cuando les tocaba estar cerca en las clases Taylor no dejaba de sonreírle o de hablar lo más que podía con ella.

Pero esta vez era diferente.

Ella ni siquiera la miró.

D'Angelo comenzó a jugar con sus propios dedos mientras sólo pensaba en cómo carajo haría para solucionar lo que había hecho. Sabía que era su culpa y que Taylor estaba enojada con ella, no la culpaba, si hubiera sido al revés Emma también se hubiera molestado.

Estaba tan perdida en sus pensamientos que no escuchó cuando la llamaron.

—¿Emma D'Angelo está aquí? —la voz de la coordinadora mayor de las porristas, Marie, habló.

—Uhm, sí. Emma —llamó la profesora, sin recibir respuesta —¡Emma! —llamó nuevamente.

Pero la chica de cabello castaño sólo notó cuando Taylor sacudió su brazo y susurró.

—Emma —la voz de la rubia llamó inmediatamente su atención y con una pizca de esperanza la miró fijamente a los ojos, haciendo contacto visual por primera vez en todo el día.

—Emma, ¿estás aquí? —la chica volteó y Marie rió.

—Oh, lo siento —se levantó rápidamente y salió del salón.

Marie y Emma hablaban cerca del salón del que recientemente habían salido.

—La coreo del partido anterior fue espectacular, Emma. Los jurados y hasta el director quedaron encantados con todo lo que hicieron y lograron, así que quería felicitarte por eso —D'Angelo sonrió.

—Gracias, eso es muy bueno.

—Hoy puedes tomarte el día libre ya que faltan muchas chicas, debes descansar.

—Sí, debería...

—¿Estás bien, Em? —puso una mano en su hombro.

—Sólo un problema personal, es todo.

—Sabes que puedes hablar conmigo si necesitas un consejo o lo que sea, estoy para ti más allá de ser tu coordinadora.

—Gracias, Marie. En serio...

—No tienes que agradecer. Ahora sí puedes volver, pero antes quería entregarte esto —sacó un diploma junto a un reconocimiento por su capitanía en las porristas —Te lo mereces y aquí lo tienes, es tuyo.

—Oh... es genial, gracias —la chica le sonrió, al menos algo bueno le estaba pasando en un día que parecía ir de mal en peor.

—Lo mereces —sonrió —Nos vemos mañana, cuídate mucho.